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Entrevista:ALFREDO CASTAÑEDA | Pintor

"Busco ese yo verdadero que seguirá en otra vida"

'El reflejo del tiempo', una de las obras de Alfredo Castañeda que acoge la exposición del Instituto de México en Madrid.
'El reflejo del tiempo', una de las obras de Alfredo Castañeda que acoge la exposición del Instituto de México en Madrid.

El pintor Alfredo Castañeda ha evolucionado de forma artística y vital a través de una obra que utiliza con frecuencia el autorretrato como medio para una búsqueda filosófica con tintes surrealistas y referencias estéticas y simbólicas que llegan hasta el medievo.

Castañeda, que nació en la ciudad de México en 1938 y reside en Madrid desde hace unos años, en una casa cerca del Palacio de Oriente permeada de olor a México por el restaurante que han establecido sus hijos en la planta baja, expone hasta finales de mes una retrospectiva en el Instituto de México en Madrid que abarca 30 años de obra gráfica.

"Los artistas del siglo XXI aprovechamos ese acervo maravilloso de pintores de otras épocas"
"Cada vez me acerco más a la pintura objeto, que no se puede trasladar con una imagen"

Pregunta. Su obra parece beber de las fuentes de artistas como Frida Kahlo ¿Se identifica con este uso del autorretrato?

Respuesta. Sí, creo que Frida sigue una tradición, porque en México ya había en el siglo XIX pintores a los que les gustaba hacerse autorretratos psicológicos. Ella lleva el movimiento del autorretrato psicológico a su máxima expresión. Su vida fue trágica y ella se analizaba en sus pinturas. En mi caso, yo busco mi propio rostro, porque a través del tiempo he visto que voy cambiando. La reflexión que me hago es "finalmente, ¿quién soy?" y es buscar ese yo verdadero que todos tenemos. Porque no somos el de afuera, es otro yo, que es el que me imagino que seguirá cuando llegue el momento de morir. Para mí, que creo en otra vida, es pasar a otra habitación y lo que yo busco en ésta es ese rostro que no va a cambiar.

P. Su búsqueda mira también al pasado, con el uso de un colorido que se acerca al de los pintores góticos o recursos como una tabla dorada. ¿Es quizás una búsqueda hacia delante, pero, al mismo tiempo, una mirada hacia atrás?

R. No es que mire hacia atrás, sino que todo lo que se ha hecho es riqueza para el ser humano. Por qué vamos a despreciar o a olvidarnos de esa tradición, de esos recursos. Para mí, la aportación, por un lado, y, por otro, cambio, de toda la pintura del siglo XX fue de ruptura total con la tradición, que fue tan violenta que la casa casi se cae en pedazos. Pero creo que, afortunadamente, los pintores que terminamos el siglo XX y ya estamos en el XXI estamos aprovechando todo ese acervo maravilloso de pintores de otras épocas.

P. Los pintores góticos querían expresar la divinidad con esos fondos dorados. ¿Aprovecha ese recurso de la misma manera o, simplemente, como un valor estético?

R. He estudiado el arte medieval y participo no sólo de lo formal, sino de la tradición en su totalidad. Soy religioso en ese sentido y pienso que muchos de los recursos a los que llegaron los pintores en la Edad Media y después estaban apoyados en simbolismos de cada cosa: el oro, la posición de los personajes, la jerarquía de tamaños... Todo eso lo aprovecho, porque para mí es riqueza y me sirve para lo que quiero decir. ¿Por qué vamos a tirar a la basura tanta maravilla?

P. La búsqueda de sus personajes parece estar un poco teñida de melancolía, no sé si depresiva o esperanzada.

R. Creo que es según es contemplado. Algunas personas me dicen "tus personajes son muy dulces, están en paz". Otros me dicen "no puedo vivir con ellos" y a los tres días regresan la obra que me habían comprado, les ha dado miedo.

P. Al igual que en sus cuadros se desarrolla una búsqueda, su búsqueda vital le ha acabado llevando a Madrid. ¿Qué es lo que ha encontrado al venir a España?

R. Desde niño viví en España, porque mi abuelo era de Santander. Yo vivía con sus hijos solteros, mi padre era el único casado. Si venía a España y no hablaba como español, sin pronunciar la c, me daban un coscorrón. Pero al entrar en el colegio y entrar en contacto con mis compañeros mexicanos, se fue diluyendo ese sentimiento de que yo era español. Sin embargo, siempre me quedó el gusanillo y cuando estudiaba arquitectura suspendí por un poco más de un año mis estudios y me vine a España a hacer un recorrido por los monasterios románicos y góticos, de ahí vienen mis afinidades con el medievo. Yo oía a mi padre decir que, cuando estaba en España, se sentía mexicano, y cuando estaba en México, se sentía español. Yo heredé ese sentimiento y fue un suspirar desde España por México y desde México por España. De manera que, cuando llegamos aquí con nuestros hijos, que terminaron aquí sus estudios, decidieron poner un restaurante y se le llamó así, Entre Suspiro y Suspiro. Funcionamos un poco como La casa de los espíritus.

P. ¿Y por qué suspira más, qué es lo que más echa de menos de México?

R. Yo no echo de menos más que el paisaje. Bueno, qué terrible, nada más eso... El paisaje, el olor, la gente, todo prácticamente menos la comida y la música, que la tenemos aquí todos los días.

P. El olor es casi el espíritu de un país o de una persona, quizás es lo único que le falta a la pintura.

R. No, le falta también la música.

P. Pero la música se puede representar con notas. El olor…

R. Es verdad, se tiene que hacer la comida. Aquí hacemos comida mexicana y todo el mundo que viene dice "huele a México", sobre todo cuando están cocinando.

P. Volviendo a su obra, a veces utiliza como soporte cubiertas de libros.

R. Sí, me gusta mucho utilizar cubiertas de libros viejos, tengo un amigo en esta calle que es encuadernador, le llegan libros que se caen a pedazos y les pone cubiertas nuevas. Yo paso y escojo las que me sugieren más cosas. Es un poco como incorporar el tiempo en mis pinturas. Me dan más como punto de partida.

P. Las cubiertas de libros también le dan olor, a antigüedad…

R. Y me dan textura, y otra cosa más: ya todo se puede hacer con medios electrónicos, pero lo que es el objeto y la materia, eso no. Yo cada vez me acerco más a la pintura objeto, que no se puede simplemente trasladar con una imagen, sino que tiene un espesor, textura, un olor, quizás. Es una de las cosas a las que pienso que hay que volver.

P. ¿Cuáles son sus objetivos para el futuro? ¿La búsqueda no tiene fin, o va llegando a alguna conclusión

R. La primera conclusión es que ese rostro ha ido cambiando. O sea, que si es el verdadero rostro, una de las misiones que tengo en esta etapa de la vida, porque la vida creo que sigue después en otro lado, es hacer crecer o desarrollar ese yo que nace niño, al igual que nosotros, y se va volviendo maduro. Algunas personas, como no creen en esto, cuando llega el final se encuentran con un yo inmaduro y niño y a lo mejor ni siquiera pueden pasar al otro cuarto. No sé, cada quien que encuentre sus explicaciones, porque nadie ha vuelto, pero los que estamos inmersos en esas tradiciones lo sentimos así.

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