El genocidio argentino
Con la aparición de Argentina: proceso al genocidio, la Junta Militar que preside el general Jorge Rafael Videla recibe uno de los golpes más contundentes, en el plano de la difusión internacional, acerca de la política criminal que caracteriza a su Gobierno, La valentía editorial del sello Elías Querejeta Ediciones ha hecho posible este volumen de 328 páginas, un documento imprescindible para comprender la magnitud de la tragedia que vive el pueblo argentino en la presente circunstancia.
El minucioso trabajo de recopilación realizado por la Comisión Argentina por los Derechos Humanos (CADHU) se inicia con una cita del general de brigada del ejército argentino Ibérico Manuel Saint-Jean, actual gobernador de la provincia de Buenos Aires: «Primero —dice el militar—, vamos a matar a todos los subversivos; después, a sus colaboradores; después, a los simpatizantes; después, a los indiferentes, y, por último, a los tímidos.» Aquella frase predispone al lector a presenciar ese festín del terror que crece en la Argentina desde el 24 de marzo de 1976, fecha del golpe de Estado más fascistizante que recuerde la historia del país suramericano. El testimonio de la CADHU, escrito en un estilo documental, es riguroso en cuanto al tratamiento del tema. Tras un prólogo precedido de una dedicatoria necesaria «A la memoria de Mario Hernández, Roberto Sinigaglia, Mario Amaya y Juan Carlos Caprioli, miembros de esta comisión asesinados por la dictadura militar», el trabajo recorre los aspectos más significativos del actual momento histórico argentino. Dividido en cinco capítulos, el texto resulta sólido e inverosímil a la vez, En la primera parte, titulada Estructura del estado represor, se analiza los diferentes ciclos de los Gobiernos militares en Argentina, la conformación de las bandas parapoliciales y paramilitares durante el Gobierno de Isabel Martínez, y el montaje de la cuidadosa legislación represiva impuesta por la dictadura de Videla. El segundo capítulo —Terrorismo de Estado—, se detiene en diferentes items, igualmente vinculados a la devastación humana que viene cumpliendo la Junta Militar. Allí se denuncia la conculcación sistemática al derecho de defensa de los presos políticos; la persecución a los familiares; el universo cada vez más demencial de los reclusos; las torturas y los macabros descubrimientos de cadáveres; la aplicación de la ley de fugas; los ataques a la Iglesia Católica y a la colectividad judía; la persecución a los refugiados extranjeros; la represión a la prensa y a los periodistas; la aniquilación de la educación y la cultura; el adiestramiento de las fuerzas armadas y sus técnicas represivas. En la tercera parte —La represión obrera:-razón de Estado— el documento desentraña las causas más profundas que impulsaron a las fuerzas armadas argentinas a producir el putsch del cual se acaba de cumplir su primer aniversario. En este capitulo se destacan la violencia económica, la legislación represiva contra el movimiento obrero y una detallada crónica de los padecimientos policíacos a los que son sometidos los trabajadores. En el epilogo se plasman algunas consideraciones generales acerca del carácter ideológico del genocidio que vienen desarrollando los militares argentinos, un resumen del repudio internacional al nivel de las organizaciones más representativas del orbe y una acusación formal de la CADHU que, tras apoyarse en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, las convenciones de la Organización Internacional del Trabajo, las cartas de las Naciones Unidas y de la Organización de Estados Americanos, así como en los principios de la propia Constitución argentina, concluye exhortando: «Cada voz que se alce puede salvar una vida en Argentina.» En el apéndice final —Testimonios y denuncias— se recopilan los más escalofriantes relatos en torno a la tortura y a la situación carcelaria, A través de 137 páginas, muchos de los protagonistas directos de la masacre argentina dan cuenta —en primera persona y a nombre propio— de una de las más bárbaras matanzas humanas que registre el historial hispanoamericano.
Documento de la Comisión Argentina por los Derechos Humanos
Madrid, 1977.
Argentina: proceso al genocidio no es sólo un libro recomendable, es una necesidad en casa de cualquier demócrata. Si alguna crítica le cabe es la ligereza en la caracterización de algunas personalidades políticas revolucionarias, particularmente de la corriente montónera, no suficientemente definidas en relación a su magnitud popular. Ese caso, entre otros, del doctor Oscar Bidegain, a quien sólo se le reconoce el haber sido gobernador de la provincia de Buenos Aires. Bidegain, en realidad, fue además presidente del Partido Auténtico y actualmente participa en la formación del Movimiento Montonero, de próxima creación. Con todo, Argentina: proceso al genocidio es el trabajo más documentado sobre este primer año del luto argentino.
Babelia
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