El terrible ojo de Dios
A pesar de su larga, intensa y buena tradición cinematográfica, los franceses nunca han estado dotados para la comedia, salvo en contadas, apreciadas y conocidas ocasiones. Buena prueba de ello es La mujer del cosmonauta, una coproducción entre Francia y España, con una amplia participación española, pero que por encima de todo es una comedia francesa, una vez más desprovista del menor interés.Las razones hay que buscarlas en que su guión se apoya en una única idea, que tampoco es muy brillante, se repite en todas y cada una de sus escenas y, además, no está llevada hasta sus últimas consecuencias. Esto, unido a que el francés Jacques Monnet, tal como demostraba en sus tres películas anteriores, no es ningún director genial, da como resultado una de las películas más aburridas de la temporada.
La mujer del cosmonauta
Director y guionista: Jacques Monnet. Fotografía: Gérard de Battista. Francia, España, 1997. Intérpretes: Victoria Abril, Gérard Lanvin, Rossy de Palma, Simón Andreu. Estreno en Madrid: Capitol, Rosy B, Vergara, Canciller, Lido, Madrid, Liceo, Excelsior, Victoria, Odeón, Cinecité, La Vaguad Renoir (V. O.S).
La acción gira en torno al más convencional matrimonio pequeño burgués al borde del divorcio y con dos hijos pequeños. La diferencia es que él es cosmonauta, y le mandan varios meses al espacio en una solitaria misión, y ella una de las españolas más tópicas que cabe imaginar. Sin embargo, ella no le engaña, tal como cabía imaginar, en cuanto se pierde en el infinito, sino que los técnicos instalan en su salón una gran pantalla de televisión en constante conexión con la nave espacial y, convertido en el terrible ojo de Dios que todo lo ve, la presencia de papá sigue siendo constante en el hogar.
Lo que no se comprende, a pesar de que salga en todas las escenas y por muy bien que le hayan pagado, es cómo una inteligente y buena actriz como Victoria Abril ha aceptado encamar a esta ridícula caricatura de mujer española que, por motivos no muy claros, se pasa el día escuchando música cubana.
El problema es que Jacques Monnet tampoco es un buen director de actores, Victoria Abril hace lo que quiere como protagonista de La mujer del cosmonauta y se equivoca en su actuación de un extremo al otro. Está exagerada, ridícula, llena de tics, recuerda a una especie de ratita mecánica, hasta el extremo de no parecer ella, convertida en la más tonta de las mujeres españolas.
El único posible atractivo de esta coproducción es comprobar cómo Victoria Abril habla francés, y las palabras en castellano que dice cada vez que se enfada. Sin embargo, éste es un dudoso placer del que casi sólo podrán disfrutar los franceses. Por ejemplo, estrenada en Madrid en 13 locales cinematográficos, sólo se exhibe en uno en versión original, en francés con subtítulos en castellano.
Babelia
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