Exceso de 'macguffin'
En el libro-entrevista El cine según Hitchcock, el director británico cuenta a François Truffaut: "Un fenómeno curioso que se produce invariablemente cuando trabajo por primera vez con un guionista es que tiene tendencia a poner toda su atención en el macguffin, y tengo que explicarle que no tiene ninguna importancia". Decía Hitchcock que los amantes de la lógica se equivocan al buscar la verdad del macguffin y que éste debe ser de gran importancia para las motivaciones de los personajes de la película, pero nunca para el narrador ni para el espectador. En ¡El soplón!, Steven Soderbergh y su guionista, Scott Z. Burns, se han pasado por el forro las enseñanzas del maestro.
Se olvidan de la verdadera esencia del personaje principal, dedican toda una hora de metraje a desgranar el macguffin, se hacen un lío con la maraña de datos, circunstancias y tejemanejes contables que pululan alrededor de la trama empresarial que preside la historia (inspirada en una historia real), y acaban llevando al espectador a un callejón sin salida. Ni poniendo los cinco sentidos en asimilar el carrusel de nombres propios, nombres de empresas, operaciones mercantiles y subterfugios contables, se llega a comprender del todo la trama. Y, si no la entienden ni los policías ni los jueces que la investigan, ¿por qué la va a entender la audiencia? O mejor: ¿por qué va a querer hacer el esfuerzo de entenderla? Los responsables de la película podrán argumentar que estamos ante una comedia en clave de farsa y que lo importante no son los datos, sino la extravagancia de las situaciones que rodean al protagonista, un alto ejecutivo de una empresa que denuncia a sus jefes para encubrir operaciones propias. Pero, entonces, ¿para qué tanta exhaustividad en los textos de la primera mitad del metraje? Así, cuando llega el verdadero embrollo, cuando a la criatura que maneja los hilos se le ve el plumero, cuando llega la verdadera gracia del asunto, hacia la hora de película, el espectador está exhausto, desenchufado.
'EL SOPLÓN'
Dirección: Steven Soderbergh. Intérpretes: Matt Damon, Melanie Lynskey, Scott Bakula, Thomas F. Wilson. Género: comedia. EE UU, 2009. Duración: 108 minutos.
Técnicamente deslumbrante desde los títulos de crédito y la banda sonora de aires setenteros, ¡El soplón! es tan sofisticada como la mayoría de productos de la factoría Soderbergh. En cambio, en el fondo, cuando acaba la función, sólo se sabe que el aparente zangolotino que interpreta Matt Damon era un mentiroso compulsivo. Y ahora intenten contarle a alguien de qué va la película...
Babelia
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