Armas educativas para Palestina
Una profesora de la Universidad de Sevilla impulsa una red de cooperación con instituciones de Gaza y Cisjordania
"Es fácil que un niño te diga que su amigo se ha muerto haciendo ejercicios de matemáticas". Escuchar una frase así siempre impacta, pero apenas se acerca a la conmoción que experimentó María José Lera cuando visitó Ramala en 2004 para dar una conferencia sobre educación. Lera, profesora de Psicología Evolutiva en la Universidad de Sevilla, llegó a Cisjordania con el marchamo de experta en psicología de la educación -ha estudiado la violencia escolar- y salió convertida en una activista de la causa palestina. "Los niños son maltratados sistemáticamente por los soldados, cuando juegan al fútbol, cuando van a la escuela, les registran las mochilas, los insultan, los tiran al suelo, los humillan, no es raro que haya tanques apuntando a un colegio", asegura.
"Los niños son maltratados sistemáticamente por los soldados"
Dado que la especialización de Lera se ciñe al campo de la educación, su necesidad de "hacer algo" se volcó en las escuelas. De regreso a Sevilla, empleó toda su capacidad de convicción en implicar a la Universidad Hispalense para firmar convenios de colaboración con instituciones palestinas, de forma que se pudiera tejer una malla entre organismos para que el apoyo no respondiera sólo a impulsos individuales en lo que bautizó como el Proyecto Sevilla-Palestina. Desde 2004, la universidad andaluza ha firmado acuerdos con el hospital mental de Gaza, las universidades de Birzeit y An-Najah (Nablús) y dos ONG de Haifa y Ramala.
En apenas dos años, Lera ha logrado poner en marcha programas de intercambio de estudiantes -participaron cinco estudiantes el año pasado aunque el previsto para éste se suspendió por la inestabilidad de la zona-, encuentros en Sevilla a los que acudieron palestinos e israelíes y, más recientemente, un programa de formación del profesorado en Gaza.
La profesora ha regresado a Palestina en múltiples ocasiones desde 2004. Ahora mismo está allí. A comienzos de agosto despidió a sus dos hijos de 8 y 9 años en el aeropuerto de San Pablo camino de Reino Unido y a los pocos días tomó su propio vuelo hacia Tel Aviv, la capital de Israel. Entre 30 y 40 profesores le aguardaban para recibir el curso de formación sobre el Golden 5, un proyecto pedagógico que aspira a "generar un entorno educacional más efectivo y estable" en las aulas.
El Golden 5 es un proyecto que se está ensayando en cinco países comunitarios y, por empeño de Lera, en Palestina. La Comisión Europea financia el programa que se está desarrollando en Italia, Noruega, Bélgica, Polonia y España, pero advirtió de forma expresa a María José Lera, directora del proyecto, que no permitiría que se desviase un euro para trasladarlo a los centros de enseñanza de Palestina. Así que la doctora en Psicología pidió apoyo a la Agencia Española de Cooperación Internacional, que ha subvencionado los cursos de formación a docentes palestinos con la traducción al árabe de los documentos.
El Golden 5 persigue mejorar el desarrollo social de los alumnos a través de mecanismos positivos. Para ello, el profesor selecciona a cinco estudiantes -que se van rotando hasta completar la clase- a los que presta una dedicación especial con una actitud positiva que persigue reforzar su autoestima. Nació en cinco países con un problema común sobre "el bajo nivel de logro de los estudiantes en riesgo de exclusión social".
La situación de los colegios palestinos no es comparable, pero la directora del Golden 5 creyó que podría ser una herramienta útil para mejorar la autoestima de los alumnos y facilitar un método a sus maestros. La primera experiencia en Hebrón ha resultado "excelente", según Lera, que en su actual viaje tenía previsto formar a profesores de Nablús y Gaza.
Experta en violencia escolar, la profesora sevillana recurre a esa metáfora para exponer su visión de Oriente Próximo: "Es el pez grande que se come al chico, eso sólo cambia cuando intervienen los ausentes que en las aulas pueden ser los demás compañeros o en Palestina, los espectadores internacionales que obligan al grande a parar sus agresiones".
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