Vídeo | La selectividad china, la prueba de acceso a la universidad más competitiva del mundo
Casi 12 millones de estudiantes se enfrentan este año a el “gaokao”, un 10′7% más que el año pasado, tras el aumento de casos de coronavirus en el país
Un año más China se queda en silencio para el gaokao. La policía corta la circulación, los coches tienen prohibido tocar el claxon, se paran las obras públicas y no se puede alzar la voz. El país se paraliza durante dos días para no molestar a sus estudiantes, que se juegan su futuro en la prueba de acceso a la universidad más dura del mundo. Cada 7 y 8 de junio, millones de jóvenes tienen una cita a la que llevan preparándose desde el inicio de su vida escolar. Este año, 11,93 millones de adolescentes se presentan al 45º examen nacional de acceso a la universidad; un 10,67% más que el año anterior, aumentando así la competencia. En el vídeo que acompaña a esta noticia Macarena Vidal, corresponsal de EL PAÍS en China, explica cómo el país se enfrenta a la prueba de acceso a la universidad tras el aumento de contagios por COVID-19.
La ola de coronavirus que afecta a China también ha influido en el gaokao. “Shanghái ha estado en confinamiento hasta hasta la semana pasada y Pekín ha estado también en semiconfinamiento; los niños han estado atendiendo a las clases online y la preparación ha sido un poco distinta”, explica la corresponsal. En Pekín cada centro dispone de aulas especiales para los estudiantes que presenten síntomas en las que se puede realizar el examen. En cambio, en Shanghái, la prueba se ha retrasado un mes y se obliga a los alumnos a permanecer en la ciudad desde el 4 de junio y mostrar cinco resultados negativos de pruebas PCR. Debido a la alta demanda de estudiantes que quieren conseguir un buen resultado, las medidas de seguridad también vigilan a los candidatos para que no puedan hacer trampas. Desde 2016, copiar en el gaokao es un crimen incluido en el Código Penal de China con castigos de hasta siete años de prisión.
El examen es la oportunidad para las familias de tener acceso a un mayor nivel de vida. El ingreso en una universidad de prestigio, como la de Pekín o Shanghái, determinará su bienestar pues “muchos de los candidatos son hijos únicos y de su futuro depende también el de sus padres y sus abuelos”, explica Macarena Vidal. En la adolescencia, los jóvenes tienen claro la importancia de sacar buena nota. “Ya a los niños de 14, 15 y 16 años prácticamente no se les ve por la calle porque se pasan el tiempo estudiando” asegura la corresponsal. La preparación del examen es la clave para el éxito y las familias invierten gran cantidad de dinero en clases extraescolares para garantizarlo. “Lo que pasa es que se han dado cuenta en China de que esto fomentaba era la diferencia de clases, que el hijo del padre empresario en Pekín podía tener acceso a una mejor educación y mejores oportunidades de entrar en una universidad buena, mientras que el hijo de un campesino en una zona remota de China lo tenía mucho peor”, indica la corresponsal. Por este motivo, desde el año pasado el gobierno de China ha prohibido que en los centros de enseñanza extraescolar se den clases de asignaturas presentes en el currículo del gaokao.