Incendios en California, en vivo | Resumen del 9 de enero

Los incendios forestales que azotaron Los Ángeles y sus alrededores fueron devastadores, con varios focos de fuego que continuaron arrasando extensas áreas. Desde que comenzaron el martes, los incendios, como el de Pacific Palisades, Eaton, Kenneth y Hurst, generaron una crisis sin precedentes en la ciudad, poniendo a prueba la capacidad de respuesta de los bomberos y autoridades locales. A pesar de los esfuerzos constantes por contener las llamas, los incendios siguieron siendo una amenaza significativa, con varias áreas aún fuera de control.

El incendio de Pacific Palisades, el más grande de los que afectaron la ciudad, arrasó con miles de hectáreas. Aunque fue contenido solo en un 6%, su propagación siguió siendo un desafío debido a las condiciones extremas de calor, vientos fuertes y la falta de barreras naturales que impidieran su avance. Las autoridades destacaron que, aunque lograron algunos avances, la contención completa del fuego aún estaba lejos de ser una realidad. El impacto de este incendio fue severo, con muchas viviendas y estructuras dañadas o destruidas, lo que obligó a miles de personas a evacuar sus hogares y buscar refugio en lugares seguros.

Por otro lado, el incendio de Kenneth, que comenzó en el noroeste de Los Ángeles el miércoles por la tarde, creció rápidamente, alcanzando unas 400 hectáreas en cuestión de horas. Aunque se logró detener su expansión, el incendio siguió sin controlarse. Las autoridades investigaron su origen, con sospechas de que podría haber sido provocado intencionalmente. En este caso, el fuego acercó peligrosamente las llamas a zonas densamente pobladas, lo que provocó la emisión de órdenes de evacuación obligatoria. Las autoridades locales trabajaron para reducir el riesgo, pero el peligro siguió latente, y se previó que la situación empeorara si no se lograban avances significativos en su contención.

En cuanto al incendio de Hurst, aunque se registró un avance importante, con el 37% del fuego contenido, todavía se encontraba en una fase crítica. Este incendio fue uno de los más complejos debido a su localización en áreas con difícil acceso, lo que retrasó los esfuerzos para extinguirlo por completo. Los bomberos continuaron trabajando incansablemente para evitar que las llamas se expandieran a nuevas zonas, mientras seguían enfrentándose a un entorno altamente peligroso.

La crisis también trajo consigo un aumento en la criminalidad en las zonas evacuadas, con varios reportes de saqueos en las viviendas abandonadas. En respuesta, las autoridades implementaron un toque de queda en las áreas afectadas para frenar estos actos delictivos. El sheriff del condado de Los Ángeles, Robert Luna, aseguró que se tomaron medidas drásticas para controlar esta situación, y se realizaron al menos 20 detenciones relacionadas con robos en propiedades evacuadas. Esta nueva amenaza complicó aún más la respuesta a la emergencia, ya que los recursos debieron ser desplegados también para garantizar la seguridad de los residentes y propiedades.

Hasta ese momento, el balance de víctimas mortales alcanzó los 10 fallecidos, y las autoridades temieron que esta cifra continuara aumentando a medida que se siguieran realizando las búsquedas en las áreas afectadas. En un esfuerzo por mitigar los efectos de esta tragedia, el presidente Joe Biden anunció que el gobierno federal cubriría al 100% los costos de la respuesta a la catástrofe, un apoyo crucial para las operaciones de rescate y recuperación en las semanas siguientes. Además, el Secretario General de la ONU, António Guterres, expresó su solidaridad con las víctimas y ofreció asistencia en caso de ser necesario.