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Bjørn Hallstrøm, el hombre que engañó a toda Escandinavia

‘El agente. Vida y mentiras de mi padre’, uno de los platos estrella del festival Serielizados y Premio a la mejor docuserie en Cannes, se puede ver en Filmin hasta el domingo 23

Mar Padilla

Hay un padre, Bjørn Hallstrøm, y hay un hijo, Dimitri Hallstrøm. Entre ellos, el recuerdo de un momento en el coche familiar —ese instante que, como un rayo, parte una existencia en dos— cuando el primero le confiesa al segundo, que tiene doce años: “soy un espía”.

Tres décadas después, ese hijo, que a su vez acaba de ser padre, decide averiguar si esa frase restellante, casi con vida propia —“soy un espía”— es cierta. Sucede en The Agent: The Life and Lies of My Father (traducido como el agente, vida y mentiras de mi padre; Magnus Skatvold y Oyvinn Haugerud Kastnes, 2025), premio a la mejor docuserie en Cannes, que ha triunfado en el festival Serielizados y que aún puede verse en Filmin hasta el 23 de noviembre.

Dimitri coge taxis, trenes, aviones y conduce por diferentes puntos de la geografía noruega y europea para hablar con personas que trabajaron con su progenitor cuando era periodista televisivo. Y cada uno, a su manera, le confiesan algo que él ya sabe: Bjørn es un hombre muy extraño.

A pesar de no tener una relación fluida, empujado por una pregunta que martillea su cabeza, decide ir a visitarlo a Sofía (Bulgaria), donde Bjørn vive retirado. El interrogante que no deja dormir al hijo es: ¿podía ser que todos aquellos viajes a Afganistán, a Camboya, a Nicaragua, a Kosovo, a Irak para hacer piezas informativas y documentales sobre el sufrimiento y la violencia que generan los conflictos en la gente común, vendidos a cadenas de televisión de Noruega, Dinamarca, Finlandia y Suecia, fueran en realidad una tapadera de espía?, ¿era posible que toda aquella entrega y entusiasmo por su programa Acércate, aquel rompedor espacio que fue un éxito en Escandinavia y que consistía en llevarse un puñado de adolescentes a países como la Cuba más dura del Periodo Especial, a Colombia en plena guerra terrorista contra el narcotráfico, o a Kuwait (curiosamente, el día después de que se fueran los iraquíes del país, en 1991), para que los jóvenes “descubrieran otras formas de vida”, lo hacía en verdad para llevar a cabo misiones secretas de la CIA?

A partir del viaje de Dimitri, la docuserie expone un laberinto familiar lleno de silencios, desgaste y un terrible secreto que un periódico noruego con fecha del 8 de abril de 1950 titula como Revolverdrama. De paso, la serie sigue el hilo geopolítico de la Guerra Fría —“una competición de pesadillas”, en palabras del historiador británico Eric Hobsbawm—, los últimos años del siglo XX y la primera década del XXI.

La OTAN y 007

A lo largo de los seis episodios de 30 minutos, en The Agent descubrimos las múltiples capas de la vida de un hombre que antes de los veinte años soñaba con comprarse un Volvo, hasta que vio en el cine la película 007 contra el Dr No y quiso un coche mucho mejor, y viajar más, muchísimo más. Un enamorado de la parafernalia de los uniformes y las armas que empezó montando una agencia de publicidad especializada en propaganda política, muy conocida por una campaña a favor de la OTAN. Un supuestamente anodino ciudadano noruego y, por tanto, propietario de uno de los pasaportes más codiciados del mundo en los años ochenta y noventa: bajo su pátina de país pacífico y socialdemócrata, aquel pasaporte era una llave mágica que abría las puertas de todos los países del mundo y te permitía entrar en cuarteles militares, oficinas y embajadas, campos de refugiados o centros de entrenamiento de guerrillas.

A partir de rico material familiar de cintas de vídeo, The Agent es también la crónica del desvelamiento de la figura paterna en todo su misterio porque, ¿acaso un padre y una madre no tienen algo de figuras mitológicas para sus hijos? Es la historia de un viejo presentador televisivo que solo es capaz de conversar con su hijo cuando ve que se enciende la luz de la cámara, y que en un momento, como quien no quiere la cosa, le dice: “Está bien conocernos un poco antes de morir”.

Y vislumbramos las infinitas caras de un gigante embaucador, ahora anciano fumador compulsivo de cigarrillos Rothmans, de un encantador de serpientes que asegura que cogió mil aviones en 25 años, de un marido a quien su mujer, Jane Hallstrøm —joven y guapa en unas primeras cintas de vídeo, cara tristísima y agotada poco después—, describe como un hombre con dos personalidades: la de miembro de la familia en casa, y la de “rey en misión”, donde manipulaba y controlaba a todo y a todos hasta conseguir lo que quería.

En este camino de confesión, el rudo agente solo se rompe al recordar su trabajo en Sarajevo y Srebrenica en los años noventa, y es entonces cuando una revelación con testigos ilumina un poco su tenebrosa figura: una vez se disfrazó de Jefe de Estado Mayor para ayudar a huir a dos adolescentes bosnios de la guerra y conseguirles el estatuto de refugiados en Noruega.

En The Agent vemos transcurrir el rompecabezas de la vida de Bjørn ante los ojos llenos de preguntas de Dimitri. Y el juicio moral no le es grato. “Reprobable, puro narcisismo”, dice uno de los adolescentes —ahora cincuentón— que participó en uno de sus programas Acércate. “Un caso de megalomanía”, declara su exmujer. “Bastante espeluznate”, acierta, por fin, a decir su hijo.

Bjørn trabajó para la CIA, pero también para el Mosad y el MI6. Lo cierto es que el tablero geopolítico de los últimos cincuenta años revela un ingente paisaje de agentes al servicio de distintas redes de inteligencia. Lo está explicando gente anónima como Dimitri, y también gente conocida. Hace poco el actor Jackie Chan reveló que su padre había sido espía, y lo mismo explicó Julian Nagelsmann, entrenador de la selección alemana, y también Stewart Copeland, batería de The Police.

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Sobre la firma

Mar Padilla
Periodista. Del barrio montañoso del Guinardó, de Barcelona. Estudios de Historia y Antropología. Muchos años trabajando en Médicos Sin Fronteras. Antes tuvo dos bandas de punk-rock y también fue dj. Autora del libro de no ficción 'Asalto al Banco Central’ (Libros del KO, 2023).
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