Terelu Campos, poca manguera para tanto fuego

Rosa Benito, cuñada de la cantante Rocío Jurado, pronunció una vez una frase en el programa Sálvame que se hizo viral. Con la mano sujetando la frente, el codo en la mesa y los ojos cerrados dijo: “Es que ya no puedo más. Ya no puedo más tirar del carro”. Teresa Lourdes Campos Borrego (59 años), más conocida como Terelu Campos, lleva toda la vida tirando de varios carros, lleva toda la vida en actitud de no puedo más.

Luchando contra el apellido materno, siempre abridor de puertas, a veces una losa de la que cuesta desprenderse para demostrar que una sabe volar sola. Chica Hermida, chica Campos, chica Mediaset. La primera que dio la noticia de que una periodista “con apellido de magdalena” era la novia del entonces Príncipe de Asturias que se convirtió en reina.

Luchando contra su imagen, sabedora ella como todas que lo que una enseña en la tele tiene que ser siempre impecable. El peso justo —una vez en su programa de Telemadrid Con T de tarde confesó el hambre que pasaba, como si no lo imagináramos— las raíces sin asomo de canas, litros de laca, la ropa que toca en la ocasión y hasta el acento.

A veces malagueña pura, en las pocas ocasiones en las que se suelta delante de la pantalla. Otras, las más, jugando a pija de manual, como cuando contó, henchida de orgullo ante las cámaras, que los entonces Duques de Lugo, “Don Jaime y doña Elena”, le habían mandado un ramo de flores al hospital tras el nacimiento de su hija Alejandra, la misma que le acaba de hacer abuela hace unos meses. O el afecto infinito siempre mostrado hacia “Fernando” para ella, para el resto Fernando Fernández-Tapias, el empresario naviero y directivo del Real Madrid que se acabó casando con una de sus íntimas amigas.

Pero es la misma Terelu que participa en esta última edición de Supervientes y que le ha dicho hace unos días a otro concursante del reality de Telecinco: “No me toques el coño”. La que se comió una porra con ansia viva en el reality que protagonizó con su madre y su hermana, aunque ellas se empeñaran que lo suyo es una docuserie. La que se ligó todo y acaba de decir que lleva nueve años sin acostarse con nadie. Y en medio de las dos, su eterno empeño de quedar bien con todo el mundo. “Lo políticamente correcto le ha acabado ahogando”, dice una periodista que ha trabajado con ella desde hace décadas. Elige tu propia Terelu.

La mayor de las hijas de María Teresa Campos también lucha contra su mala fama y algunos detalles que jamás han llegado a confirmarse. Como que había una asistente que siempre iba detrás de ella con un cenicero para que ella posara las reales cenizas de sus cigarros. “Es maja, generosa, pero tiene ese halo de diva, esa soberbia, ese dar la lata. Sinceramente, y esto ponlo, por favor, compadezco a las azafatas que han trabajado con ella”, dice una persona que trabajó en peluquería durante una de sus etapas en Telemadrid. También destacan su generosidad, sus superpoderes como anfitriona. Su santísima trinidad: la copa de balón, la cáscara entera de naranja, el refresco de cola.

Maniática, miedosa y supersticiosa, no se puede pronunciar la palabra serpiente en su presencia, no puede subir sola en un ascensor ni en unas escaleras mecánicas. Perfeccionista hasta el extremo en su trabajo. “Se estudia los guiones con rotuladores de colores, el trabajo se lo toma como una liturgia”, dicen de ella. “Primero se maquilla y se peina, luego come, es muy de rutinas”, cuenta la presentadora María Patiño, que destaca la dualidad de la que fue su compañera en Sálvame. “Es una persona que muestra sus limitaciones, pero al mismo tiempo es valiente. Es pudorosa, pero salió sin ropa en una revista. Es muy fácil trabajar con ella”, añade.

Porque la Terelu de ahora parece querer decirnos que puede con todo. Como que se atrevió a salir en la portada de Interviú y ser actriz en la serie Paquita Salas. “Coincidí con ella en pocas escenas, pero me pareció muy profesional, muy seria. Tuvo muy buena escuela con su madre”, recuerda Belinda Washington, que también participó en la serie de Los Javis. Como se atreverá en breve con su primer papel como protagonista en una obra de teatro, Santa Lola, producida por su íntima Lara Dibildos.

Presentadora, concursanta, colaboradora. Seria y payasa. Intensa e inmersa en el drama. Creyente, semanasantera, tenía una sección dedicada al horóscopo en su programa Con T de tarde de la que se encargaba la vidente Cristina Blanco, madre del actor Miguel Ángel Muñoz. Un programa cuyo sumario, un día cualquiera de 1998, revelaba lo que entonces eran temas y protagonistas del corazón: Carlos Larrañaga, la Condesa de Barcelona, Julio Iglesias, Ana Belén y una gala de la piel celebrada en Vigo.

Ha sobrevivido al cáncer en dos ocasiones. “Detesto dar pena”, ha dicho en Honduras mirando a la cámara y a España entera. “La enfermedad le ha hecho enfrentarse a la vida adulta sola”, cuenta Patiño. “Las cosas las hace por dinero, como participar en un reality, porque está en un momento en el que no tiene manos para tapar tanto agujero, demasiada gente a la que proteger”, cuenta una estrecha colaboradora. “Yo no quiero apagar fuegos ni ser bombero de nadie”, le contó a Jorge Javier Vázquez en la última entrevista que dio en un Deluxe el 1 de octubre de 2010. Había decidido abandonar el programa de La Fábrica de la Tele por las críticas vertidas hacia su hermana Carmen.

Su paso por Playa Misterio es solo la penúltima de sus aventuras. “Me parece muy importante que haya decidido compartir con el mundo su autoestima”, dice Patiño al hablar de la Terelu a la que le da vergüenza enseñar las piernas y el cuerpo de una mujer de 59 años que bebe, que fuma, que come lo que quiere y ejerce como sedentaria militante. “Me recuerda mucho a la evolución que tuvo Mila Ximénez cuando participó en ese mismo concurso. Creo que para ella va a ser un chute”, añade Patiño. Energía para su próxima lucha. “Recuerda que siempre hay una Campos peor que tú”, dijo una vez de ellas Jorge Javier Vázquez. Que se lo digan a Teresa Lourdes, bombero sin suficiente manguera.