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Carlota Corredera: “Hablar de feminismo me ha costado mi puesto en la tele”

Esta es la primera entrevista que la comunicadora da “siendo libre profesionalmente”, sin vinculación laboral alguna con la productora La Fábrica de la Tele

Carlota Corredera
Carlota Corredera, presentadora de televisión, fotografiada en la cafetería Adhoc de Madrid.Claudio Álvarez
Ángeles Caballero

Este domingo no fue a su colegio electoral porque había votado por correo. “Sin ningún problema, pero no voy a contarte a quién he votado porque nunca lo he dicho. Un periodista no debe hacerlo”. El viernes Carlota Corredera, natural de Vigo, cumplió 49 años y esta es la primera entrevista que da “siendo libre profesionalmente”, sin vinculación laboral alguna con la productora La Fábrica de la Tele y con Mediaset, para los que ha trabajado durante 16 y 18 años, respectivamente. Ha sido directora y presentadora de Sálvame, aunque no vio el último programa. Presentó la serie sobre Rocío Carrasco, el programa más visto de Telecinco en 2021. Ahora tiene su propio podcast, titulado Superlativas. Para superlativa, ella. “No sé vivir a medias”, insiste.

Pregunta: ¿Cómo andamos de vértigo?

Respuesta: Nunca pensé que estaría así, pero volver a empezar a esta edad me parece emocionante. Vengo de una travesía en el desierto, de unos tiempos muy convulsos profesionales y personales.

P: ¿Qué hacía el día en que se anunció el final de Sálvame?

R: Estaba en casa con mi hija y me llegó la noticia por un amigo. Se la reboté enseguida a mis jefes porque pensé que no era verdad. Desde que lo dejé me ha costado mucho verlo, pero no voy a hablar jamás mal de un programa que he parido y he criado, aunque no lo haya enterrado.

P: ¿Se jodió el Perú cuando se dijo que era un programa de “rojos y maricones”?

R: No. He escuchado que quedó herido de muerte ahí y cuando intervino Irene Montero tras el estreno del documental de Rocío Carrasco. En este último caso, gestionamos mal el programa. Teníamos una información importantísima que transmitir, y se trató como un tema del corazón cuando no lo era. Debimos dejar hablar solo a los expertos y a las expertas, porque en algo así no puede haber bandos. Los derechos humanos no se cuestionan. Pero lo que de verdad hizo bajar las audiencias de Telecinco fue dejar de emitir Pasapalabra.

P: Presentó el programa con más audiencia en 2021 y la premiaron dejándola fuera.

R: Yo sé lo que pasó y por qué no estoy ahí, pero eso hay que preguntárselo a Mediaset. A lo mejor yo soy la primera pieza que no encaja en eso que llaman código ético.

P: Un código ético que impide hablar de política en los programas de entretenimiento…

R: No sé si se debe opinar de política, pero que debe hacerse con perspectiva de género, rotundamente sí. El entretenimiento tiene la misma responsabilidad social que los informativos. Los mensajes que lanzamos sobre los cuerpos, sobre las relaciones, los enfoques en las entrevistas…

P: ¿Alguna vez se ha arrepentido de haberse puesto delante de la cámara?

R: He pensado muchas veces qué habría pasado si no hubiese empezado a presentar aquel septiembre de 2015. Pasé de ser una persona anónima a otra muy conocida. A que se convirtiera en titular lo que dices, lo que haces, lo que engordas. He aprendido a digerirlo gracias a la terapia y a mi entorno, pero no me puedo arrepentir de algo que he elegido voluntariamente, de haber podido hablar en horario de máxima audiencia de la violencia de género y de feminismo, aunque me ha costado mi puesto en Mediaset y en la tele.

P: Ha sido objeto de campañas de odio, en emisoras de radio y en redes sociales. ¿Qué le duele más, que la llamen gorda o feminazi?

R: Creo que feminazi porque lo de gorda es tan poco original… que equiparen el nazismo con el feminismo es terrorífico.

P: La última vez que la vimos en un acto público fue el pasado 8 de marzo con Irene Montero. ¿Qué opina de su tarea al frente de Igualdad?

R: A veces una historia necesita reposarse antes de ser contada, y quizá algún día entendamos el nivel de violencia que ha recibido, sobre todo por parte de fuego amigo. Ella y su pareja [Pablo Iglesias] despiertan las vísceras más viscosas de la caverna y puedo entender que tengan enemigos, pero que una vez que él se aparta, la violencia que recibían los dos se la quedó toda ella.

P: ¿Cómo ve la actualidad política?

R: Vivo con mucha preocupación este momento. No sé si me inquieran más los ultras o los que van a permitirles entrar. Espero que esto sea un bache que no vaya a más. Lo que tengo claro es que, como decía Simone de Beauvoir, en cada crisis las que dan siempre pasos atrás son las mujeres y sus derechos. Por eso lo que llevo peor son las mujeres machistas, me explota la cabeza.

P: ¿Qué hacemos con los hombres que piden un feminismo ‘tranquilito’?

R: Les diría a los que consideran que somos muy pesadas que precisamente el feminismo es incómodo porque nos señala las injusticias. Tengo agujetas de luchar contra el patriarcado.

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