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Cuando el Madrid de Ancelotti reinventó las remontadas: “Si no muero hoy, soy inmortal”

La docuserie ‘Hasta el final’, de Apple TV+, reconstruye la temporada loca que terminó con la 14ª Copa de Europa del club blanco

Modric, Militão y Vinicius abrazan a Ancelotti después de ganar la final de la Champions en París.
Modric, Militão y Vinicius abrazan a Ancelotti después de ganar la final de la Champions en París.Jose Breton (NurPhoto via Getty Images)
David Álvarez

Después de eliminar al Chelsea en el Bernabéu el año pasado, Carlo Ancelotti entra en el vestuario del Real Madrid resoplando. Como recién vaciado y a punto de desvanecerse. “Muerto. Muerto. Increíble”, murmura. Cuelga el abrigo en una percha y se sienta en un banco. “Si no muero hoy, soy inmortal”, dice a la cámara. Ese instante de Ancelotti, que ha ganado todo en todas partes, exprimido al límite física y emocionalmente, contiene toda la esencia del alucinante viaje del Madrid en la última Champions, la de las remontadas locas. La escena aparece en la docuserie de tres capítulos Hasta el final que estrenó el viernes 10 de marzo Apple TV+.

Visto desde el final, el trayecto parece predestinado a lo insólito desde el principio. En el verano de 2021 Florentino Pérez buscaba entrenador después del abandono de Zinedine Zidane. Por entonces, Ancelotti ocupaba el banquillo del Everton. Un día llamó al director general ejecutivo del club, José Ángel Sánchez, para preguntarle por algún descarte que llevarse a Inglaterra. El cierre de esa llamada es un giro asombroso, que relata el técnico: “He visto que estaban buscando un entrenador y he dicho: ‘Mira, el Real Madrid necesita uno de los mejores’. Y él me pregunta: ‘¿Quién?’. Y yo le he dicho: ‘¿Te has olvidado de 2014?”.

2014 fue el primer prodigio absurdo del Madrid con Ancelotti. En Lisboa, en la final de la Champions contra el Atlético, cuando perdía 1-0, y ya habían sobrepasado el minuto 93, Sergio Ramos cabeceó un córner, empató, y el Madrid ganó su décima Copa de Europa. Sánchez colgó y a los cinco minutos sonó el teléfono de Ancelotti: “Me llamó el presidente. No hemos hablado del contrato, de nada, solo si me gustaba volver”, cuenta. Tres días más tarde lo presentaron en Valdebebas.

Descifrar lo indescifrable

Aquella Champions de Lisboa del italiano abrió una serie de documentales elaborados a partir de material grabado en el interior de la expedición por el club: En el corazón de la Décima, En el corazón de la Undécima… Con la nueva Champions de Ancelotti, el formato se ha expandido hasta los tres capítulos. En esencia, es el mismo material de las otras veces, enriquecido con entrevistas a jugadores, directivos, técnicos y periodistas que tratan de descifrar lo indescifrable.

En algunos momentos de las eliminatorias del curso pasado, en el vestuario del equipo bullía el mismo derrotismo que en buena parte de la afición. Casemiro se sincera sobre el efecto de perder la ida de los octavos de final en el Parque de los Príncipes: “Cuando terminó el partido, yo decía: ‘Es imposible ganar al Paris Saint-Germain ahora mismo’. Están mucho mejor que nosotros”. Sin embargo, en el grupo sobrevivía la confianza del indomable Modric: “Cuando salí del campo, con Carvajal en el banquillo, le digo: ‘En la vuelta, los vamos a machacar”.

Real Madrid Champions
Benzema cabecea ante Rudiger y el portero Mendy para marcar el 2-3 definitivo ante el Chelsea.PAUL CHILDS (Action Images via Reuters)

Sin embargo, durante la primera hora de la vuelta en el Bernabéu, parece que va a suceder lo contrario. Marchan 0-1 sin apenas señales de vida. Hasta que Benzema presiona al portero, recupera la pelota y empata. El francés ni siquiera trata de explicarlo: “Los fans se meten ya para la remontada. Y luego pasa lo que pasa”, dice con una sonrisita que sugiere un secreto que quizá ni exista.

Alaba tampoco entiende lo que sucedió. Ni lo que le pasó a él: “Cuando marcó Karim [el 3-1], el estadio se volvió loco. Nosotros nos volvimos locos. Entonces vi esa silla de los de seguridad, y la levanté. No sé por qué, no sé cómo se me metió en la cabeza…”, recuerda. Esa silla es el símbolo de la locura. De un misterio que aterró rivales a partir de ahí. Y Alaba se la llevó a casa. “Tengo esa silla”, confiesa en el documental.

El equipo había entrado en una etapa mística en la que lo más disparatado le resultaba lo más razonable. Ancelotti cuenta que cuando el Barça les ganó 0-4 en el Bernabéu, un sopapo que en condiciones normales habría arrasado al Madrid, dijo en el vestuario algo propio de un lunático: “Tranquilos. Vamos a ganar la Champions y la Liga... Pero lo decía para darme también un poco de coraje”, confiesa ahora. Y se ríe.

Cuando la siguiente eliminatoria llegó al Bernabéu, el Madrid enterró la ventaja que traía de Stamford Bridge (1-3) y volvió a verse de nuevo al borde de la eliminación contra el Chelsea. Marcelo recuerda que entonces el chamán fue él: “Entramos Rodygo y yo. Y yo antes hablaba con Rodrygo: ‘Vas a marcar”, recuerda divertido, y aún medio incrédulo. “Pero en mi cabeza era: a ver lo que pasa, porque está muy difícil”. Y Rodrygo marcó. Marcelo recuerda que después el chico, asombrado, le preguntó: “¿De verdad que me dijiste que iba a marcar?’. A ver… Dije que ibas a marcar por ayudarnos”.

¿Qué no podrían ya creer entonces? En la ida de la semifinal en Mánchester, contra el City, Benzema dispuso de un penalti para reducir la desventaja, que entonces estaba en 4-2. Llegaba de fallar dos penas máximas contra Osasuna. Y lo tiró a lo panenka. “O lo hago ahora o nunca lo voy a hacer”, recuerda. “Es un gol para mostrar al adversario que estamos con mucha confianza. Lo hago porque es un partido importante y sé que se va a quedar en la cabeza de la gente”. Todavía en el estadio del City, Benzema vuelve a apelar al conjuro: “En el Bernabéu vamos a hacer una cosa mágica, que es ganar”. Y así fue.

Algunas omisiones

El Madrid avanzaba hacia su decimocuarta Copa de Europa confiado en que portaba algo sobrenatural. Cualquier cosa constituía una señal definitiva. La serie incluye un vídeo que grabó Courtois de la puerta de su habitación en el hotel a las afueras de París: “Curioso detalle: mi habitación acaba en 14 [era la 314]. A por la 14″.

Lo consiguieron, y el belga fue el mejor jugador de una final que comenzó tarde por los incidentes en los alrededores del estadio derivados de la desastrosa organización de la UEFA. Aunque esto ha desaparecido en la serie. Ni una mención. En un relato de prodigios sobrenaturales, resulta extraña la eliminación de lo que podría considerarse el penúltimo obstáculo insólito. Pero sobre todo es uno de los recuerdos más intensos de los miles de aficionados que sufrieron el pánico de los asaltos de los vándalos, la angustia de la desprotección de las autoridades y la desesperación por el maltrato de la policía.

Y, sin embargo, se trata del relato de un prodigio de una institución que resulta prodigiosa con una frecuencia inexplicable. “Yo me quedaría aquí toda la vida”, dice Ancelotti.

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Sobre la firma

David Álvarez
Sigue la información del Real Madrid y la selección española en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de la sección de Deportes. Ha cubierto los Juegos Olímpicos, el Mundial de fútbol y la Eurocopa. Antes trabajó en ABC, El Español, ADN, Telemadrid, y La Gaceta de los Negocios. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra.

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