El definitivo adiós de Iñaki Gabilondo a la radio
El periodista asegura que “hacerse mayor es un proceso de despedida”. Amigos y rivales glosan la figura de un profesional esencial en las cinco últimas décadas
Ha dedicado prácticamente toda su vida a la radio y después de medio siglo ante los micrófonos, el periodista Iñaki Gabilondo (San Sebastián, 78 años) dice adiós. Realizó el anuncio oficial de su despedida el martes en la Cadena SER, donde forjó una exitosa carrera profesional y se convirtió en una inspiración para varias generaciones de periodistas. “Tengo la convicción de que ya se ha acabado”, dijo en la antena de Hora 25, programa del que fue director a finales de los años setenta del siglo pasado. “Hacerse mayor es un proceso de despedida. Voy a cumplir 79 años el mes que viene. Estaba claro que esto se acababa ya y me estaba aburriendo de mí”, ha explicado.
La trayectoria de Gabilondo ha sido atípica. Hizo el camino inverso que suelen emprender los profesionales del periodismo: primero fue director de la SER en varias emisoras locales y más tarde pasó a dirigir y presentar programas, entre ellos Hoy por hoy, la gran apuesta modernizadora de la cadena más escuchada del dial, que pilotó durante 19 años y abandonó en 2005 para situarse al frente del principal informativo del naciente canal televisivo Cuatro. En la hora del adiós, el periodista ha admitido que la SER se lo dio todo: “Cada vez que he oído que se encendía la luz roja he sentido el calambre de un niño que soñaba con estar ahí. Yo creo que era como casi todos los niños porque todos querían vivir en Disneylandia”. Ha recordado que su familia vivía alrededor de la radio las fascinaciones de España. “Con la radio, como creadora de imágenes mentales, cada palabra nos llenaba el mundo de color. No he sentido nunca un mayor triunfo que cuando fui director de Radio San Sebastián”.
No permitía fallos ni tonterías ni bromas en torno a un material tan delicado como es la información. Yo me grabé eso a sangre y fuegoAna Pastor
Para anunciar este paso decisivo, el periodista ha elegido la complicidad de Aimar Bretos, director de Hora 25. “Yo estaba como quería, retirándome por la vía de la discreción máxima. Cuando dejé de hacer los comentarios, seguramente debería haberlo dejado todo. Forzamos un poco más en Hoy por hoy, pero en mi corazón quedó claro que había llegado el fin”. Después de un largo periodo de reflexión durante lo más duro de la pandemia, en enero dio carpetazo a los comentarios diarios en los que analizaba la actualidad con una lúcida mirada. Argumentó entonces que cada vez se le hacía más cuesta arriba tener opinión porque siempre ha dudado mucho. “Ahora hay mucha gente que tiene opinión de una manera muy fácil, incluso sin necesidad de información. Hacer un comentario cada día te obliga a entrar en el centro de la disputa, de la bronca. A medida que se agudiza la polarización y la radicalidad, mi incomodidad ha ido creciendo”, aseguraba.
Con uñas y dientes
Para quienes trabajaron a su lado o fueron sus rivales en las ondas, la despedida de Gabilondo ha desencadenado reacciones cargadas de emoción y de una cierta tristeza. Luis del Olmo, competidor durante dos décadas en la franja matinal de las ondas desde RNE, Cope y Onda Cero, se resistía este miércoles a admitir el adiós definitivo. “No me lo creo. Espero que sea una tomadura de pelo. No creo que sea capaz de decir adiós a la radio o al micrófono. Ha dado todo a la radio y la radio le ha dado tanto…”, comentaba con la voz entrecortada Del Olmo, que siempre se ha sentido “amigo del alma” del periodista donostiarra. “No sé a qué juega mi querido hermano”, añadía, “pero si fuera cierto que apaga el micrófono es algo muy amargo y sería la noticia más amarga de la historia de la SER”. Del Olmo se retiró en 2013. Su olfato le decía entonces que debía bajar el telón. Aquel objetivo no lo cumplió. “No se puede decir adiós a la radio definitivamente. Sigo zascandileando”, dice ahora el creador del legendario Protagonistas.
Quienes trabajaron con Gabilondo en la SER evocan el compromiso del periodista con el respeto a la verdad y la coherencia. Isaías Lafuente se incorporó como becario en Hoy por hoy en 1986, cuando el gran magacín de información y entretenimiento estaba a punto de despegar. Tuvo “la suerte” de trabajar en la puesta en marcha de una aventura “apasionante” y de estar al lado de “una persona absolutamente deslumbrante”. “En ese momento me tocó la lotería. Me considero muy afortunado”, sostiene Lafuente, que compartió 19 años con Gabilondo en un espacio del que fue subdirector.
De aquellos tiempos, Lafuente, vinculado actualmente al vespertino La Ventana, guarda en la memoria las lecciones que aprendió: que es diferente oír que escuchar y que tampoco es lo mismo mirar que ver. O que la objetividad no equivale a la frialdad del notario. “Para Iñaki, la objetividad era y es una obligación, la de separarnos unos cuantos metros para ver el panorama. Pero cuando vemos al asesino y al asesinado, al maltratador y a la mujer maltratada, hay que tomar partido. Hemos venido a esta profesión para comprometernos”. Para Antonio García Ferreras, exdirectivo de la SER, Gabilondo “ha sido un antes y un después en la dignidad del periodismo de España”. “Él ha sido y es la fuerza de un compromiso ético, brillante y férreo con este oficio. Con él, cada mañana en la radio, España era un país mejor y sobre todo más tolerante y abierto. Iñaki es el maestro que nos mostró el camino. Sigámoslo”.
Él ha sido y es la fuerza de un compromiso ético, brillante y férreo con este oficio. Con él, cada mañana en la radio, España era un país mejorAntonio García Ferreras
La radio es un medio centenario, pero Gabilondo no considera que sea algo del pasado. “Es el único medio que opera en horas, minutos y días y que no reclama la atención de nadie. Si oyes la radio puedes hacer de todo. La radio te hace la segunda voz, si quieres la escuchas, si quieres la oyes. Unos nos están oyendo y otros nos están escuchando”.
Para la periodista Ana Pastor, vinculada a los informativos de la SER hasta 2006 y ahora en laSexta, Gabilondo transmitía a su equipo curiosidad, ganas de sorprenderse y de saber. Y lo hacía, además, con una mirada despierta, profunda y templada. Y eso se trasladaba a la antena de la radio. “Su nivel de exigencia solo era comparable al nivel de autoexigencia. No permitía fallos ni tonterías ni bromas en torno a un material tan delicado como es la información. Yo me grabé eso a sangre y fuego”, comenta. Al evaluar el paso de Gabilondo por la radio, añade: “No nos podemos permitir tener a Iñaki fuera del análisis en este país. Hay muy poca gente con su prodigiosa cabeza”.
Bajo su etapa al frente de Hoy por hoy, la SER alcanzó el liderazgo y consiguió superar al omnipresente Protagonistas. En 1993 se incorporó a la dirección de la cadena Daniel Gavela. “Tuve la fortuna de encontrar a una persona con un elevadísimo grado de conocimiento de la actualidad y de compromiso con el periodismo, con una enorme capacidad de trabajo, una curiosidad infinita y una independencia absoluta”. Mantiene que Gabilondo ha pasado por todos los acontecimientos desde finales del franquismo con una mirada “libre y certera” y se ha enfrentado a situaciones muy difíciles. “Sufrió amenazas del terrorismo y descalificaciones, pero nunca se rindió. Le ha vencido la hartura. Es una pena que se vaya, pero tiene derecho a hacer lo que ha hecho”, añade Gavela, para quien es inimaginable que la SER llegara donde ha llegado sin la participación de Gabilondo. “Aportó el oficio de la radio de entretenimiento y abanderó un periodismo marcado por la honestidad y por una independencia a prueba de bombas”, incide.
Un ejemplo: Isaías Lafuente cuenta que siendo casi becario en Hoy por hoy, un jefe de gabinete de un importante ministro de la época llamó para pedir el cuestionario de las preguntas que Iñaki iba a hacerle al día siguiente. “Yo no tenía poder para decirle que no hacíamos las cosas así. Se lo consulté a Iñaki y me respondió: ‘Dile que el ministro nos mande las respuestas que nos va a dar y viéndolas ya decidiré si le hago la entrevista o no’. Esto, que puede parecer una anécdota, significa mantener siempre la posición y defenderla con uñas y dientes hasta el final”.
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