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‘La caza’, del aislamiento del Pirineo al de Mallorca

La nueva temporada de la serie de La 1, ambientada en la sierra de Tramuntana, tiene sus raíces en el folclore y las tradiciones locales

Alain Hernández y Megan Montaner, en el Monasterio de Miramar durante el rodaje de 'La caza. Tramuntana'. Vídeo: Tráiler de la serie.
Natalia Marcos

Las series españolas se han descentralizado. Mientras que en décadas pasadas los rodajes se ubicaban en los platós de Madrid y, con suerte, de Barcelona, la búsqueda de la autenticidad y unos presupuestos mayores han trasladado las producciones a exteriores naturales y a recorrer otros lugares de la geografía española. Entre los últimos títulos estrenados hay historias rodadas en el País Vasco (Patria, La línea invisible), Galicia (El desorden que dejas), Melilla (La unidad), Castilla y León (30 Monedas) o las más de 300 localizaciones de nueve países diferentes de Dime quién soy. En paralelo, el subgénero del crimen con vistas (un asesinato o una desaparición que da origen a una investigación en un pintoresco paraje) ha florecido con títulos como Hierro (Movistar +) o Néboa (La 1), que recreó la ficticia isla en la que se desarrollaba la acción en lugares como Cabo Ortegal, O Barqueiro, Ortigueira, Cariño o Estaca de Bares.

La caza: Monteperdido es otra de las representantes nacionales de ambas tendencias. En 2019 fue una de las series españolas de más éxito en el difícil terreno de juego en que se ha convertido para la ficción la televisión en abierto: obtuvo una media de 2.162.000 espectadores (14% de cuota de pantalla). La investigación de la sargento Sara Campos (interpretada por Megan Montaner) enganchó a la audiencia, pero algo que no pasó desapercibido fue la belleza de los parajes en los que se ambientaba la historia. El Pirineo aragonés y las leyendas del lugar dotaban a la acción de una atmósfera misteriosa muy particular. Aquella historia quedó cerrada, pero La caza: Tramuntana abre en su nueva temporada recién estrenada (los miércoles en La 1, 22.10) otro capítulo en la atormentada vida de su protagonista, que esta vez se traslada a Mallorca para investigar el asesinato de uno de los hombres más respetados del ficticio pueblo de Tramuntana.

Los parajes de la comarca de La Ribagorza, en Huesca, dejan paso ahora al pueblo de Valldemossa y otras localizaciones naturales de la isla de Mallorca. El puerto y el faro de Sóller, la Cala Tuent, Port des Canonge, el Mirador de s’Entreforc o Cala Pi, algunos bastante transitados por los turistas y otros más desconocidos, lucen en la nueva entrega de la serie, que vuelve a apostar por localizaciones poco vistas en la ficción y, en algunos casos, de difícil acceso para los equipos de rodaje. “Llevar las series a escenarios naturales hace que gane muchísimo, te permite una riqueza visual y una manera de contar más amplia, multiplicas los recursos naturales de luz, paisajes… Engrandece mucho las series”, explicaba José Manuel Lorenzo, productor ejecutivo de La caza. Tramuntana, en conversación telefónica, el pasado marzo durante el rodaje.

Una imagen de 'La caza. Tramuntana' en Cala Pi.
Una imagen de 'La caza. Tramuntana' en Cala Pi.Pipo Fernández (RTVE)

Además de hablar de los beneficios de grabar en localizaciones como las elegidas, Lorenzo confesaba que los inconvenientes que se podían encontrar eran todos: “todo son inconvenientes desde producción, pero todo son beneficios en pantalla”, decía. Una semana después de esta conversación, el rodaje tuvo que paralizarse y no pudieron retomarlo hasta julio.

No fueron meses tranquilos para el equipo de la serie. En ese tiempo, y en una carrera contrarreloj, Agustín Martínez, creador de la serie y uno de sus cuatro guionistas, trabajó en la reescritura de la historia para adaptarla a la nueva situación. En ese proceso no solo se eliminaron escenas que implicaban la presencia de multitudes para ajustarse a los protocolos sanitarios, sino que también se reformuló la temporada entera con un nuevo enfoque para una historia que, en este caso, funciona como una muñeca rusa. Porque ahora no solo Sara Campos investiga el caso; el sargento Selva (interpretado por Félix Gómez) trata de averiguar días después qué ocurrió durante esa investigación y por qué su compañera ha desaparecido.

Megan Montaner, en 'La caza. Tramuntana'.
Megan Montaner, en 'La caza. Tramuntana'.Pipo Fernández (RTVE)

Mientras que La caza: Monteperdido tenía como base una novela del propio Agustín Martínez, La caza: Tramuntana surge a raíz del éxito de la primera temporada. La elección de Mallorca para ella parte de la propia trama. “Me interesaba contar el aislamiento de los cuatro adolescentes de los que parte la historia [jóvenes que viven con familias de acogida], su falta de conexión con el mundo que les rodea. El hecho de que sea Tramuntana es un doble juego: viven en un pueblo rodeado por montañas, y esas montañas están rodeadas de mar”, dice Agustín Martínez. Cuando empezó a preparar la nueva temporada, Martínez estaba leyendo Bearn o La sala de las muñecas, libro del escritor mallorquín Llorenç Villalonga de 1956 considerado una de las obras más importantes de la literatura en catalán del siglo XX y que refleja cómo era la sociedad tradicional mallorquina antes del boom del turismo. Su lectura le influyó en la elección de Mallorca como enclave de la nueva trama, que deja el realismo mágico que presidía la primera temporada para arraigarse en las tradiciones locales de la isla, como el Canto de la Sibila con cuyo ensayo arranca la temporada.

José Manuel Lorenzo señala cómo muchos espectadores descubrieron el atractivo de Benasque y Cerler, las localidades en las que se rodó Monteperdido, gracias a la serie, que sirvió de impulsora del turismo en el lugar. “La gente ve una España más diversa, más rica, que va más allá de Madrid. Rodar en localizaciones naturales te permite dar más realismo, una frescura, una intensidad y una intención que no tendrías nunca si rodaras en sitios artificiales, y ayuda a descubrir España”, dice el productor. Agustín Martínez bromea con que se siente guía turístico. “Es una de las claves de la ficción cuando se plantea un determinado universo, que entre ganas de visitarlo por extraño, por chulo…”, añade. “En el proceso de la segunda temporada me planteé cuál sería el lugar de una tercera historia y lo tengo más o menos claro, pero ahora hay que ver cómo va la serie. El elemento de conexión de La caza, además de unos temas y una manera de enfocar el thriller más hacia el lado personal de los personajes y su mundo sentimental que el suspense, misterio y acción, es que va retratando pequeñas comunidades”.

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Sobre la firma

Natalia Marcos
Redactora de la sección de Televisión. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde trabajó en Participación y Redes Sociales. Desde su fundación, escribe en el blog de series Quinta Temporada. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y en Filología Hispánica por la UNED.

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