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José Mota: “En ‘Mask Singer’ soy la vieja del visillo”

El cómico, ‘trending topic’ por su participación en el concurso de A3, ultima la grabación del Especial Nochevieja de TVE, donde homenajea a los mayores, la generación más afectada por la pandemia.

El cómico José Mota
El cómico José MotaB.P.
Luz Sánchez-Mellado

Quedamos en un hotel, semidesierto por la pandemia, y, si no le llamo, aún estaría esperándole. Se le había ido la santa al cielo, dijo cuando apareció, deshecho en excusas. Así de liado anda Mota estos días, terminando de grabar el Especial Nochevieja de Televisión Española, el rodaje de una película con Pepe Viyuela, y asimilando la resaca semanal de su participación en Mask Singer, el concurso revelación de la temporada, donde tiene que adivinar quién se esconde tras toneladas de capas, y casi nunca acierta. De cerca, no obstante, sentados ambos por fin mascarilla a mascarilla, sus ojos hablan tanto como su boca, dispuestísimo como se presta a compensar su tardanza con todo el tiempo que haga falta. Más cumplido que un luto, que dirían en su pueblo: Montiel, Ciudad Real, La Mancha.

Cada semana, su nombre es tendencia en redes por no dar ni una en ‘Mask Singer’ ¿Le ‘pica’?

Qué va. Eso es lo divertido del programa. Ahí soy la vieja del visillo, preguntándome quién es ese. Es como el carnaval, el gran juego de las máscaras. El personaje disfruta haciendo lo que le gusta porque tras la máscara no tiene vergüenza; el público, de la curiosidad de quién será el enmascarado, y yo voy a divagar, a tirarme a la piscina y hacerlo lo más entretenido posible. Fallar es lo de menos.

¿Se cree muy gracioso?

Para nada. Desde niño, yo uso el humor como burladero de la vida, como un parapeto. Es el lugar donde me siento más a gusto y más yo. Ahí sublimo mi miedos e inseguridades y busco cariño.

¿Cuándo tuvo esa revelación?

Pronto, y no fue tan divertido. De crío, el profe de Naturales preguntó para qué sirven los huesos, y yo respondí que para echarlos al cocido. La clase se rió mucho, pero me llevé un reglazo en la mano. Aquello se me quedó grabado. Me juré a mí mismo que tenía que lograr que el reglazo se convirtiera en el abrazo que para mí es generar una sonrisa. Estoy en el humor por venganza.

Juega con ventaja: el humor manchego es implacable con el prójimo.

Esa retranca es fruto del paisaje, y el paisaje conforma al paisanaje. Con esa llanura, ese mar de tierra, te da tiempo de ver venir de lejos al personal y calarlo antes de que llegue. Soy de esa estirpe. Por mucho que viaje, uno sabe dónde tiene el alma, el espíritu, lo que sea, lo sagrado de nuestro ser. Y yo sigo siendo el niño sentado en el poyete de mi casa de Montiel, fantaseando y viendo pasar a la gente. Lo que hago no es más que un juego. Un juego responsable, pero juego. Nada es para tanto.

Pensaba en refranes como ‘Ni se muere padre, ni cenamos’. ¿Se puede ser más certero y a la vez desternillante?

Maravilloso. ¿Y qué me dices de “en no comiento, voy sacando pa los gastos’? o ¿”La mejor mula, sin manta”. He sido afortunado. El no ruido de Montiel me ha permitido oír cosas que, con el ruido de la capital, nunca hubiera escuchado. Ese cimiento no lo cambio por nada. He intentado homenajear a mi paisanaje, porque me siento orgulloso. En un momento determinado este país dimos la espalda a lo rural, como que nos avergonzaba. Y es al revés: en lo pequeño se esconde lo grande

Algunos dichos suyos casi son refranes: “Las gallinas que entra por las que salen”. “Si hay que ir, se va...”. ¿Ha pensado en registrarlos?

Ese tiene lo suyo. Un día, en la furgoneta yendo a una gala, hablábamos de una pareja practicando el 69, y él le decía a ella, o ella a él, no recuerdo: vamos a parar un poco a fumar, que en todos los trabajos se fuma, y si hay que seguir, se sigue, pero seguir pa na.... Y nos descojonábamos. Ahí había un sketch, pero como lo del 69 no lo podíamos decir en la tele, hicimos que fueran dos socorristas discutiendo si iban o no a salvar a uno que se ahogaba. La cosa es que cuajó. Es la gente la que acaba de escribir las historias.

¿Nos reiremos con su Nochevieja 2020, con lo que ha caído este año?

Este año ha sido terrible. Más que 2020 es ’2000 vete’. Solo puedo decir que es un homenaje a Cinema Paradiso y a la generación de nuestros padres. Siento veneración por ellos. Una generación que recibió tan poco de sus mayores y que ha dado tanto a sus hijos. Estaban más preocupados por el ser que por el tener, que es lo que preocupa ahora. Nos han llenado de dignidad, y no conviene olvidarlo.

Y sin embargo, les maltratamos. Ya ni siquiera pueden ir a cobrar la pensión en según qué bancos.

Con eso nos estamos haciendo daño a nosotros mismos. Una sociedad emocionalmente saludable, abraza a sus mayores. Son el altar. Por eso el Especial Nochevieja se lo dedico a ellos. Prefiero perder risas y ganar en lo que yo quiero, que es la emocion de devolverles aunque sea un granito de arena de lo que nos han dado.

Es difícil tratar de conjugar risas y lágrimas sin naufragar en almíbar.

Cuando las cosas las haces de verdad el riesgo es menor. Yo no lo hago por postureo, sino porque las siento. La continuidad del espacio está centrada en la emoción, y luego hay esketches pues te hacen reír. Unir las dos cosas me encanta. Lo hacían mis padres. Ellos ya no están y cada vez me aferro más a sus valores.

¿Por qué tantos huérfanos nos sentimos como la niña Heidi aunque peinemos canas?

Qué bien puesta está esa palabra. Huérfano. Qué precisa. Quien más te quería en el mundo ya no está, y eso es durísimo. Somos poca cosa, y se nos olvida.

¿Se ríe con sus gracias?

Si estoy con gente, grabando, puede surgir alguna carcajada. Solo, no. Tengo mucho pudor. Soy un poquito cruel conmigo mismo, porque tú te ves por dentro, y sabes el momento emocional que pasabas en ese momento. Soy demasiado perfeccionista y no me gusto muchas veces..

¿Qué no le hace maldita la ídem?

Comerciar con el odio. El odio no tiene ni puta gracia, porque solo genera odio. Transmitir la semilla del odio a la masa no es difícil porque en él se vive más cómodo que en el amor. El odio te esclaviza, mientras el amor te hace libre. Y, llámame iluso, pero yo creo que la gente quiere quererse.

¿Esa es su línea roja?

Yo no prohibiría absolutamente nada en el humor, porque nos hace libres. Personalmente, trato de no reírme de la gente. Hay un desempeño público el personaje, que pongo en cuestión, pero no tengo derecho a traspasar la linea de su vida privada.

¿Se le quejan los imitados, o le piden entrar en el repertorio?

Hay de todo. Gente que encaja mejor y peor. Una imitación no deja de tener su punto de extrañeza del imitado. Como te grababas en un cassete y todos te reconocían, menos tú, porque tú te oyes por dentro y los otros, no.

Pues fíjese que yo encuentro mucho más taciturno al paisano José que al cómico Mota.

Es que si yo fuera un instrumento, sería un saxo. No hay instrumento más nocturno y nostálgico. Ahora escucho a mi hijo decir: papá tienes siete años. Y tiene razón: no quiero ser adulto, quiero ser niño. Porque entonces era hiperfeliz. Siempre era hoy, ahora. Y,ahora, muchos días, son mañana, o pasado mañana. Nos tomamos demasiado en serio todo y a nosotros mismos. Y, créeme, nada, o casi nada, es para tanto.

'2000 vete'

Así define José Mota (Montiel, Ciudad Real, 55 años) el sentimiento que impera en España respecto al año que acaba, y que glosará, como lleva haciendo desde hace veinte años, en el Especial Nochevieja de Televisión Española. Célebre por la creación de arquetipos sociales como la Vieja del visillo o el Tío de la vara, por sus parodias de protagonistas de la vida pública, y por sus sentencias lapidarias pegadas a la tierra, Mota despide personalmente un año en el que se ha replanteado vida y oficio y en el que quiere homenajear a la generación de sus padres, la más afectada por la pandemia, y "quizá la más generosa de la Historia de España". Mientras tanto, trata de adivinar cada semana quién se esconde tras el atrezzo de los disfraces y las máscaras de 'Mask Singer' sin importarle meter la pata y convertirse por ello en tendencia cada semana en las redes. Él, a lo suyo, dice: "Las miro, pero no emito ninguna opinión, porque eso siempre divide y yo lo que quiero es unir a la gente mediante la sonrisa".

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Sobre la firma

Luz Sánchez-Mellado
Luz Sánchez-Mellado, reportera, entrevistadora y columnista, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y publica en EL PAÍS desde estudiante. Autora de ‘Ciudadano Cortés’ y ‘Estereotipas’ (Plaza y Janés), centra su interés en la trastienda de las tendencias sociales, culturales y políticas y el acercamiento a sus protagonistas.

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