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Antonio Banderas se estrena como productor de televisión: “Yo aquí estoy perdiendo dinero pero quiero que sea un servicio público”

El actor y María Casado estrenan su primer programa, ‘Escenas en blanco y negro’

Avance de 'Escena en blanco y negro', con Antonio Banderas y María Casado. Vídeo: Jesús Chacón / AMAZON PRIME VIDEO
Tom C. Avendaño

Este programa musical está en blanco y negro. Se abre con un monólogo teatral de dos, tres, cuatro, hasta cinco minutos, pronunciado por Antonio Banderas, sentado en una especie de escenario, iluminado por una única bombilla y enfocado por lentes de cine. Cuando acaba de recitar, el actor no se va sino que rompe a cantar Life Is a Bowl of Cherries, un clásico popularizado por Ethel Merman en las revistas musicales de Broadway de los años treinta y eclipsado desde entonces por otras joyas del gran cancionero americano. Sobre el minuto siete, cuando María Casado, la presentadora asociada hasta ahora a TVE y actual presidenta de la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión, aparece para anunciar a la protagonista del programa, ya está claro que la rareza no es un juego de Escenas en blanco y negro, (que Amazon Prime Video estrena el 15 de diciembre), es su tono habitual.

El programa musical, por el que pasarán Vanesa Martín, David Bisbal, Pablo Alborán, Pasión Vega, Rozalén y Pablo López, es raro porque se lo puede permitir. Es el primer proyecto televisivo de Teatro Soho, el megaproyecto televisivo, teatral y educativo que Banderas ha creado en Málaga y con el que piensa producir cosas no necesariamente nunca vistas, pero sí cosas distintas a lo habitual en el sector privado. “Me gustaría que tuviéramos un estilo muy independiente, muy libre, donde predominase la búsqueda de la excelencia. No me gustan las cosas baratas, facilonas, vulgares… No quiero ese periodismo resabiado, que entra por la puerta de atrás para conseguir un objetivo y te están dando una puñaladita por la espalda”, promete el actor, en una conversación por Zoom. “Me gustaría que aunque nosotros actuemos sobre lo privado, que sí fuera un servicio público. Que sirva para reflexionar, aprender cosas sobre el mundo que nos ha tocado vivir, la vida, la existencia. Me gustaría entrevistar a gente que habla desde la independencia de la libertad. Tocar el flamenco de una forma distinta a lo visto hasta ahora”.

María Casado, también en conversación telemática, resume la metodología que Banderas está aplicando a todo lo que sale en Soho: “Antonio siempre busca la excelencia. No solo en televisión y teatro, sino en todas las barajas que va abriendo. El primer día que llegué me dijo: ‘Sueña grande y ya veremos dónde para todo. Pero sueña grande que de ahí salen cosas muy mágicas”.

Antonio Banderas actúa en un episodio de 'Escena en blanco y negro'.
Antonio Banderas actúa en un episodio de 'Escena en blanco y negro'.DELIA MARQUEZ

La excelencia es uno de los temas favoritos de Banderas en la entrevista. Pero se entrecruza con otro, más evidente: lo excelente es caro. Aquí el actor guarda una pausa: “Tengo que poner una base y que queden claras determinadas cosas: yo sí creo en la cultura pública. Hay determinada gente que sí necesita dineros públicos para llevar a cabo sus proyectos. Gente joven, artistas que cuidar… Pero yo lo quiero hacer desde el ámbito privado. Yo, personalmente. Creo que yo puedo hacerlo, tengo un nombre que me permite abrir determinadas puertas e interesar a determinadas personas y entidades que sí quieren apostar por un proyecto. Mi experiencia es única y no la puedo poner en otras personas. Pero me gusta que yo solo tenga que responder al público: si las cosas las hacemos bien, que me aplaudan y si no, que lo hagan. Nada más. No tener que estar con la foto, y con esto y lo otro y con lo de más allá. Eso sí viene mucho de la cultura norteamericana”.

Aquí se pone a interpretar una escena imaginaria: “No existe en América un Teatro Nacional Norteamericano, un Ballet Nacional Norteamericano. Ellos no creen en eso, todo es privado. Broadway, Hollywood”. Finge entrar en un sitio y pasmarse al cruzar la puerta: “Iba a la ópera de San Francisco. Entras y lo primero que ves es una placa de mármol con un montón de nombres escritos en oro. ¿Quiénes son? Pues las familias que pagan para que haya aquí un teatro de ópera. Una lista de 40 familias con 40 nombres que si quieren ver a Barenboim, se lo pagan ellos; si quieren ver a Domingo, se lo pagan ellos. Todo es privado y eso genera una competencia muy fuerte, y salen resultados también muy potentes. Es cierto que hay otros modelos, como Francia, que apoya su cultura muy fuertemente desde el Estado. Pero, a mí personalmente me interesa todo ese aprendizaje que también recibí en los Estados Unidos. El teatro público norteamericano que tiene detrás a determinadas instituciones, ese modelo a mí me interesaba. ¿Esto se puede hacer en España? ¿Es posible?”.

Imposible no debe ser porque está aquí sentado describiendo un proyecto con ramificaciones en diversas artes y que ya ha conseguido la hazaña de representar en Málaga A Chrous Line, el muy estadounidense megaéxito musical de Marvin Hamlisch que ganó el Pulitzer al Drama en 1975. “Generamos una empresa que no tiene ánimo de lucro. Yo aquí pierdo dinero. No nos vamos a engañar. Porque sí, porque no hay otra forma de hacerlo. Si yo quisiera ganar dinero, en A Chorus Line no hubiera metido 22 músicos en la orquesta. Hubiera metido 7 y hubiera pregrabado todo lo demás. Pero pierdo calidad. ‘¿Aquí suena un arpa? Va un arpista’. ‘Pero Antonio, que…’. ‘Un arpista’. ‘Y el xilófono, lo puede hacer un teclado’. ‘No, tráete un tío con un xilófono’. Eso el público a lo mejor no lo intelectualiza, no sabe que está pasando, pero en el fondo de su cabeza hay algo de calidad que sale de todo eso y que lo siente. Yo lo noto. Porque eso fue escrito así y está hecho así. Eso es a lo que yo quiero ir, a esa pureza. Cualquiera que sea el espectáculo, bien hecho es otra cosa. Y no vamos a hacer solamente musicales, vamos a atacar teatro normal, y estoy viendo la posibilidad de expandir un segundo teatro, con escuelas de formación teatral, de formación para actores… Platós de televisión. Pero para mí es fundamental no depender de nadie, depender solo de nuestras propias ideas. Si nos estrellamos, nos estrellamos nosotros”.

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Sobre la firma

Tom C. Avendaño
Subdirector de la revista ICON. Publica en EL PAÍS desde 2010, cuando escribió, además de en el diario, en EL PAÍS SEMANAL o El Viajero, antes de formar parte del equipo fundador de ICON. Trabajó tres años en la redacción de EL PAÍS Brasil y, al volver a España, se incorporó a la sección de Cultura como responsable del área de Televisión.

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