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La irresistible atracción de un buen golpe

Los programas en los que los concursantes tienen que superar circuitos de pruebas físicas son un género en alza al que se han sumado nuevos representantes este verano

Tres concursantes de 'El suelo es lava'. Vídeo: tráiler del programa.
Natalia Marcos

Ni una serie de enorme presupuesto ni un gran documental. Uno de los mayores éxitos del verano en Netflix es un programa en el que tres concursantes tienen que atravesar una habitación sin pisar el suelo, saltando de obstáculo en obstáculo. Cuando, en julio, la plataforma hizo repaso a sus resultados del trimestre, El suelo es lava, basado en el popular juego infantil, fue uno de los programas que destacaron los directivos. Entonces recién estrenado, calculaban que en sus cuatro primeras semanas 37 millones de hogares se habrían interesado por esta elemental y familiar propuesta (su sistema para medir la audiencia incluye dentro de este dato los usuarios que han visionado al menos dos minutos del programa). A principios del verano, El suelo es lava figuraba entre los espacios más vistos de la plataforma en casi todo el mundo. ¿Su secreto? Una combinación tan básica como eficaz de pruebas físicas, golpes, repeticiones a cámara lenta, un toque de fingido dramatismo (el suelo no es lava, aunque los concursantes que caen a él hacen como si lo fuera) y humor, todo ello apto para toda la familia.

En un verano en el que la producción televisiva está bajo mínimos, recurrir a programas de estas características enlatados, ya grabados y preparados, ha sido un salvavidas para las cadenas estadounidenses. La emisora ABC ha apostado por la segunda temporada de Holey Moley, en el que el circuito que tienen que superar los concursantes simula un gran minigolf en el que ellos son las pelotas. En Cannonball, de USA Network, los participantes tienen que superar una serie de pruebas tras ser lanzados al agua. Recorridos para demostrar la habilidad y la fuerza física son también los protagonistas este verano de Ultimate Tag (Fox) y The Titan Games (NBC), presentado por Dwayne Johnson, La Roca. Incluso Disney tiene una versión infantil de estos concursos, disponible en YouTube y ambientado en este caso en una de sus grandes franquicias, Star Wars: Jedi Temple Challenge.

Pero aunque ahora pueblen las cadenas y plataformas estadounidenses, los orígenes de muchos de estos formatos están en la televisión japonesa y sus tradicionales juegos batsu, de castigo y humillación. Posiblemente el más conocido de ellos es el clásico de los ochenta conocido en España como Humor amarillo. El cineasta Takeshi Kitano era el presentador de aquel programa en el que decenas de concursantes se enfrentaban a las más alocadas pruebas con el objetivo de que los espectadores se rieran de sus caídas y golpes. Pronto se convirtió en un fenómeno en todo el mundo. En España, formó parte de la programación de Telecinco en los años noventa. Una versión actual ha llegado a Comedy Central (la segunda temporada se emite los domingos a las 10.05) con el título de El castillo de Takeshi, en la que los cómicos Luis Fabra, Manu Górriz, Susi Caramelo y Nico Lozano aderezan las imágenes con sus comentarios.

Una imagen de la segunda temporada de 'El castillo de Takeshi'.
Una imagen de la segunda temporada de 'El castillo de Takeshi'.

Otra vertiente, más seria y exigente físicamente, es la que surge del japonés Sasuke (guerrero ninja), un formato que ya cuenta con 21 temporadas en su país de origen, emitido en 157 territorios y que tiene versiones en varios países, como el español Ninja Warrior que presentaron Arturo Valls y Manolo Lama en Antena 3 en 2017 y 2018. El éxito de esos formatos nipones es tal que ha servido para que la televisión estadounidense se inspire en ellos en diversas ocasiones. En 2008 el canal ABC estrenó Wipeout, que llegó a ser demandado por la emisora Tokyo Broadcasting System por plagio. Uno de los productores ejecutivos de Wipeout aseguró en su estreno que el formato era un homenaje a sus predecesores japoneses pero que no se basaba en ninguno de ellos en particular. Después de tres años de disputas en los tribunales, en 2011 llegaron a un acuerdo cuyos términos no trascendieron. Ahora, tras seis años fuera de antena, el canal estadounidense TBS pretende recuperar el formato con una nueva entrega.

Menos conflictivo —y con menos recorrido— fue I Survived a Japanese Game Show (sobreviví a un concurso japonés), cuyas dos únicas temporadas emitió ABC en 2008 y 2009. En él, los productores de la cadena trabajaron con un equipo japonés para diseñar decorados y pruebas cuyo espíritu se mantuviera lo más fiel posible a los formatos japoneses originales. Uno de los productores ejecutivos de ese programa, Arthur Smith, explicaba en The New York Times el éxito de aquellos formatos en Japón: “Les encanta la vergüenza y la humillación con buen humor. Y les encanta reírse de ellos mismos”. Una cosa sí diferencia los programas estadounidenses de los japoneses: en los primeros hay recompensas económicas para los vencedores (en unos, más sustanciosas que en otros), mientras que los concursantes japoneses compiten por el honor de ganar.

Estos concursos han influido en el último gran fenómeno en los videojuegos, Fall Guys: Ultimate Knockout, que se inspira en programas de circuitos como Wipeout, American Ninja Warrior y Humor amarillo. La televisión española tampoco ha permanecido ajena a esta tendencia. Desde algunas de las pruebas de El Gran Juego de la Oca o El Grand Prix, hasta la participación española en Ultimate Beastmaster de Netflix y en Juegos sin fronteras, emitido este verano en Telecinco. Nunca es un mal momento para disfrutar del doloroso placer de presenciar un buen golpe.

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Sobre la firma

Natalia Marcos
Redactora de la sección de Televisión. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde trabajó en Participación y Redes Sociales. Desde su fundación, escribe en el blog de series Quinta Temporada. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y en Filología Hispánica por la UNED.

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