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Cómo Les Parasites crearon ‘El colapso’: “Queríamos historias humanas, no globales”

El colectivo de cineastas explica cómo creó la serie de éxito: "Antes de la pandemia, muchos no habían pensado en lo frágil que era el sistema"

Bellamine Abdelmalek en un instante del primer capítulo de 'El colapso'. En vídeo, el tráiler de la serie.
Tom C. Avendaño

“¡Tanto cineastas como políticos han visto nuestra serie en España! ¡Está loco!”. Así, con las últimas palabras en español, el colectivo de cineastas francés Les Parasites (cuyos miembros prefieren no aclarar quién de ellos dice cada frase de esta entrevista) celebra el éxito de El colapso, su serie sobre el fin de la civilización que, tras su estreno hace unos días en Filmin, se ha convertido en un fenómeno televisivo. “Quizá la era poscovid ha tenido algo que ver”, añaden.

A la obra de Guillaume Desjardins, Jérémy Bernard y Bastien Ughetto, los tres realizadores de Les Parasites, no le faltan méritos propios. Pero el empujón definitivo ha sido la pandemia: los capítulos, rodados en 2019, dialogan con lo que ha resultado ser 2020 de una manera tan evidente que acaba siendo una parte fundamental del visionado, tanto como los actores y la realización. “La serie ha debido replicar lo que algunos sintieron y oyeron en el confinamiento”, sopesan los cineastas por correo electrónico. “La covid-19 ha mostrado a todo el mundo que nuestra sociedad tiene límites, que el sistema en que vivimos es más frágil de lo que nos pensamos. Y para muchos, debe de ser la primera vez que lo piensan. Nuestra serie trae una visión concreta de lo que podría ser el resultado de un largo periodo de crisis”.

Si la realidad ha ayudado a la serie, el realismo ha rematado su éxito. El colapso es una historia de terror y aterra porque la desintegración de la sociedad es totalmente verosímil. Tiene tantos detalles y puntos de vista que es inevitable sentir como si se hubiera vivido la experiencia. “Queríamos ser lo más realistas posible, no hollywoodienses. No queríamos asuntos globales, sino humanos, individuales. Queríamos, a través de los guiones, indagar en nuestras reacciones a una emergencia”, explican los cineastas. “¿Preferimos un sistema de ayuda mutua o un sálvese quién pueda? Queríamos explorar las dos respuestas a través de los episodios y mostrar, al final, que la ayuda mutua era el valor que maximiza el bien común”.

El colapso toma varias ideas de libros de sociología. “Nos apoyamos en mucho trabajo previo. La idea del colapso de nuestra sociedad era un asunto que nos fascinaba y asustaba. Cuando empezamos a pensar en la serie, no se hablaba tanto de ello como hoy. La idea estaba ahí. Nunca habíamos oído hablar de la palabra colapsología. Conocimos a mucha gente que trabaja en ese área, como Jacques Blamont, Vincent Mignerot, Philippe Bihouix o Pablo Servigne”. Este último es, junto con Gauthier Chapelle, autor del libro L’Entraide [La ayuda mutua], de 2019, fuente de inspiración de la serie.

Luego vino la otra decisión, la aplaudida y criticada idea de rodar cada capítulo en un plano secuencia (o varios planos largos). “La historia se escribe en tiempo real, y hay que transmitir la sensación de que todo puede ocurrir”, explican. “Así que incluimos al espectador en la escena. La cámara se convierte en sus ojos y le quita la posibilidad de elegir: no hay cortes posibles, ni elipsis posible, no hay escapatoria posible, no se puede esconder en la magia del cine. La cámara en mano, inmersa en el corazón de la acción, nos transmite la sensación de imágenes robadas, tomadas en el acto, como en las grabaciones de zonas de conflicto”.

¿Ha cambiado la pandemia su manera de ver la serie? “Nos gustaría ser capaces de olvidar nuestra creación para poder descubrirla”, aducen. “Hay gente que la ve como si fuera un trabajo visionario, pero los visionarios son los científicos y colapsólogos que, desde que Dennis Meadows publicara Los límites del crecimiento en 1972, nos han estado alertando constantemente”.

Sobre la firma

Tom C. Avendaño
Subdirector de la revista ICON. Publica en EL PAÍS desde 2010, cuando escribió, además de en el diario, en EL PAÍS SEMANAL o El Viajero, antes de formar parte del equipo fundador de ICON. Trabajó tres años en la redacción de EL PAÍS Brasil y, al volver a España, se incorporó a la sección de Cultura como responsable del área de Televisión.

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