‘Hanna’, nacida y educada para matar
Los ocho capítulos de la segunda temporada son muy entretenidos, siempre y cuando el entretenimiento se base en peleas, tiros, persecuciones y todo lo que conlleva la acción llevada al límite
Primero fue un largometraje en 2011. Después David Farr creó una serie. Ahora llega la segunda temporada de Hanna (Amazon Prime Video), las aventuras y desventuras de una adolescente criada en un bosque por un perseguido padre adoptivo exagente de la CIA y que su prioridad es educarla para sobrevivir en un mundo inhóspito, es decir, convertirla en un arma letal. Y ya se ha anunciado una tercera.
Los ocho capítulos de la segunda temporada son muy entretenidos, siempre y cuando el entretenimiento se base en peleas, tiros, persecuciones y todo lo que conlleva la acción llevada al límite. En realidad se puede afirmar que Hanna es el equivalente femenino a Jason Bourne. Los dos han sido entrenados para matar, una, inicialmente, por el padre, el otro por un sombrío proyecto paragubernamental; los dos son perseguidos por sendas agentes de la CIA que al poco se convertirán en sus protectoras y los dos recorren el mundo con una sorprendente facilidad, sin problemas de efectivo por más que no se les conozcan ingreso alguno. ¡Es el cine, estúpido!
En el caso de Hanna (la ya habitual Esme Creed-Miles, fija en el personaje) y tras pasar por otro sombrío proyecto en el que una veintena de adolescentes viven para matar, aterriza en los últimos capítulos en una Barcelona impecable y, en su caso, implacable, siempre bajo el manto protector de la agente Marissa (la estupenda Mireille Enos), unidas en su permanente lucha contra el malvado John Carmichael (Dermot Mulroney).
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