Donde viven las historias trans
Varias series potencian este año la visibilidad de la sigla menos protegida del movimiento LGTBQI
Si las personas trans son la sigla más olvidada del colectivo LGTBI hasta ahora, la televisión se está convirtiendo en la mejor herramienta para contar con la visibilidad que siempre han demandado. Hubo un punto de inflexión: en julio de 2018, la actriz Scarlett Johansson decidió no interpretar al transexual Dante Tex Gill en la película Rub&Tug tras ser criticada duramente en redes sociales. Justo un mes después, se estrenaba en Netflix La casa de las flores, rodada el año anterior y donde Paco León recibió otro aluvión de críticas por aceptar interpretar a María José: el actor a reflexionó, por primera vez en público, sobre la falta de visibilidad del colectivo.
La concienciación sobre el tema ha llegado a tal punto que, este año, uno de los personajes secundarios de la serie Madres, ahora en Amazon Prime Video y protagonizada por Belén Rueda, reconocía sobre el papel a mitad de la temporada ser transexual. Para interpretar ese personaje se había elegido a una actriz cis. Los nuevos tiempos adelantaron al rodaje y, siendo conscientes de ya no acompañaban una decisión así, se decidió en pleno rodaje que el personaje desapareciera por arte de magia antes de que confesara nada, dejándolo prácticamente en una figuración.
“Lo ideal sería que una persona trans pudiera hacer cualquier papel”, tiene claro Daniela Santiago. En la práctica, suelen recibir solo papeles de personajes trans: de ahí lo importante que resulta que esos pocos papeles no caigan en manos de actores cis, por brillantes que sean. Es el poco trabajo que los intérpretes trans tienen asegurado. “Paco León hace un trabajo estupendo en La casa de las flores, pero alguien como él tiene acceso a todo. Mientras la igualdad total no exista, es importante la visibilidad en los proyectos que haya”, explica la actriz Isabel Torres, una de las protagonistas trans de la serie Veneno.
Ese respeto por la identidad parece una batalla recientemente ganada, entre las muchas que quedan. “No quiero pensar que estamos ante un espejismo, porque me parece que se están dando pasos muy alentadores” reconoce la actriz, directora y guionista Abril Zamora, cuyo personaje en Vis a vis fue concebido como una mujer biológica. Luego, ella misma, en algunas improvisaciones en los ensayos, lo llevó a su terreno haciendo algún guiño al colectivo.
Pero este es el año de Veneno, el ambicioso proyecto de Javier Ambrossi y Javier Calvo para Atresmedia, donde se reconstruye la vida de la vedette transexual La Veneno. Los creadores buscaron por toda España, entre miles de candidatas anónimas, a tres actrices trans para interpretar las tres fases de la vida del personaje. Al final se escogió a Jedet (cantante y escritora, la más famosa de las tres), la debutante Daniela Santiago y la presentadora Isabel Torres, muy conocida en Canarias. El equipo técnico, cosa inaudita en España, también es en buena parte trans. “Creo que enseñamos al resto de la industria cómo se hace, y que hay talento”, explica Lola Rodríguez, otra actriz de la serie. “Faltaba la oportunidad, y este momento sirve para salir a la luz y poder hacer de abogadas e incluso madres de familia, porque da igual que sea trans o no: somos mujeres. No lo veo una utopía, porque si lo viera me consideraría menos, y no me siento así”.
“Viví en los ochenta el entregar mi DNI y encontrarme de todo cuando veían quién era José Carlos”, explica Isabel Torres, en referencia a su nombre de nacimiento. “Pero ha valido la pena: hago lo que amo y lo vivo como un regalo, porque si para una mujer cis de mi edad es difícil encontrar trabajo, imagínate para mí”.
Veneno es, de lejos, la serie más trans de la historia de España. Pero muchos de quienes la han recibido (o hecho) con entusiasmo se preguntan qué pasará el año que viene. Cuando, en otoño, se acabe la serie: ¿se volverá a la normalidad? “Aunque no vuelva a actuar nunca más, vivimos un gran momento para que las actrices trans jóvenes que se están formando vean que es posible”, explica Jedet. “Estudié cuatro años Arte Dramático pero lo dejé porque nunca pensé que para una mujer como yo hubiera una oportunidad de ser actriz, así que me ganaba la vida como camarera. Me gustaría continuar pero no doy nada por sentado: los papeles no abundan y hasta ahora los personajes trans los hacían hombres con peluca o mujeres cis. Lo que ha pasado en Veneno puede ser un eclipse: algo que pasa cada muchísimo tiempo”.
La actriz, conocida por su canal de YouTube, su música y los dos libros que ya ha publicado, es uno de los rostros trans jóvenes más conocidos en España. Ha logrado una visibilidad incalculable al divulgar la experiencia trans. “Quizá tengo muy asumido que por ser quien soy tenía que pagar un precio, por ejemplo me costase encontrar trabajo. Imaginaba ser camarera toda la vida, y aún así ser feliz porque yo en mi pueblo en mi huerto lo soy. Nunca lo esperé”.
Ambrossi y Calvo han prometido más proyectos donde el colectivo trans esté tan presente como en Veneno. El próximo, posiblemente, para el año que viene. Mientras, una de las grandes productoras españolas busca a un actor trans que protagonice una nueva serie, sin título aún. Abril Zamora, que actuó con Sophia Loren el año pasado en la película La vita davanti a sé, tiene un papel en la serie de Netflix El desorden que dejas, con Inma Cuesta. No interpreta un personaje trans. “Sobre el guion no lo pone en ningún sitio y, aunque estamos muy lejos de conseguir el ideal porque soy consciente que no voy a interpretar a una mujer pariendo, creo que si Blanca Portillo puede interpretar a Hamlet, alguien como yo puede también aspirar a todo”, sentencia.
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