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Columna
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70 días en informativos y tertulianos

Hemos visto horas y horas de información, de datos y de opiniones sobre el coronavirus con esa proclividad al regusto por las noticias dramáticas

Ángel S. Harguindey
Ferreras en una entrega de 'Al rojo vivo'.
Ferreras en una entrega de 'Al rojo vivo'.Atresmedia

Algo más de 70 días de confinamiento permiten hacer un balance posible de lo tratado en los informativos y programas con tertulianos de las televisiones generalistas. El coronavirus, como no podía ser menos, fue el rey de la casa. Horas y horas de información, de datos y de opiniones con esa proclividad al regusto por las noticias dramáticas: día tras día se nos informaba del número de muertos en España, en el Reino Unido, en Francia, Italia, Brasil y Alemania, por no citar más, que al poco se complementaba con los desastres económicos que se avecinan: paro, cierre de empresas, vaticinios catastrofistas, insolidaridad del núcleo nórdico de la UE... como corresponde a quienes parecen regodearse en la desgracia porque consideran que las buenas nuevas no venden.

Naturalmente con tanta información de la pandemia los tertulianos se convirtieron en expertos. Es lo que tiene ser los nuevos enciclopedistas o saber leer las opiniones ajenas sin despeinarse ni citar. En el ámbito político, todas las informaciones y análisis desembocaban en un lema: “Los intereses personales y de partido están por encima del bien común”, el resto es mala literatura: PSOE-Bildu y PP y Cs-Vox. Pese a todo, también hubo destellos alentadores: por ejemplo Ferreras y su Al rojo vivo dejó de dar la matraca con el independentismo catalán, al menos por ahora, y la presidenta de la Comunidad de Madrid consiguió llenar el hueco que habían dejado los añorados Martes y 13.

¿Escándalos? Hubo algunos: la lamentable bronca de Jordi Cruz con Saray en MasterChef y la posterior condescendencia del jurado con los participantes, y el fugaz paseo de una dama en ropa interior en la casa de Alfonso Merlo mientras ponía a caldo al Gobierno.

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