Un jugador profesional de esports no se retira, se adapta
Los jugadores mismos son las semillas y piezas claves para que siga creciendo orgánicamente el sector
Mi día a día rezuma esports por todas partes, hace ya muchos años que es así y en parte ha sido mi elección y mis constantes decisiones pero, por otra parte, es algo más, es adaptación. No cabe la menor duda de que desde que me levanto y hasta que me voy a la cama, la mayoría de movimientos, pensamientos y decisiones que tomo están relacionadas con este sector emergente y –entre comillas– nuevo.
Pero yo no fui nunca aquella niña de ocho años que desde el pupitre contestaba a la profesora la pregunta de ¿Qué quieres ser de mayor? con un: "jugadora profesional de esports y siempre hacer cosas relacionadas con este sector tan apasionante". Seguramente todavía me mirarían raro a día de hoy si hubiera dicho algo así y mis padres se hubieran encargado de buscar ayuda profesional.
De la misma manera que nacieron, los esports han crecido orgánicamente y yo –y muchos otros como yo– hemos crecido con ellos. De lo que era un hobby, hicimos nuestra pasión y todas esas emociones sumadas a nuestra imaginación nos llevaron a vislumbrar lo que podría llegar a ser. Hoy nos vemos en portadas, publicaciones, charlas, eventos e incluso se susurra cómo regular los esports en los gobiernos de varios países y hoy por hoy es fácil soltar que quieres ser jugador profesional y que ya se conciba como algo real. Ya hay modelos a seguir, ya tenemos un histórico. Incluso se nos valora como deportistas.
Los que no teníamos ningún modelo por delante y nos hemos ido abriendo camino con intuición –basada en poco más que una sensación en el estómago cada vez que subíamos a un escenario delante de un público que estaba esperando ver nuestro partido–, somos ahora los experimentados y los que además de jugadores estamos viviendo todo aquello que también se puede hacer, y que justamente se necesita en este preciso momento para seguir con su desarrollo. También en esto estamos marcando unas referencias que los jugadores venideros podrán tener en cuenta en sus carreras. De la misma manera que un jugador de fútbol profesional puede ver qué ha pasado con sus compañeros, tanto retirados como en activo.
Habría casos muy obvios como el de Carles Corretja o Pep Guardiola que pasaron de jugar en la élite del tenis y el fútbol a ser entrenadores y mentores para otros. Esto ya lo hemos visto en esports, ya existen jugadores que pasados unos años de trayectoria en activo han decidido –bien sea por tiempo o por motivación– colgar el ratón y aplicar su visión en el juego táctico de otros.
Encontramos esas mismas similitudes ya en el sector como por ejemplo sería el caso del exjugador profesional Fernando ‘Rydle’ Soria, actualmente profesor de League of Legends en la academia de Baskonia y caster. Rydle, después de estar en lo más alto como jugador profesional, dejó de competir porque tuvo un bajón de nivel en el que no conseguía sentirse a gusto y encontrar los resultados de equipo que antaño había conseguido con lo que eso lo llevó a probar en otros ámbitos dentro del sector y relacionados con el juego que él domina a la perfección, League of Legends.
Así es como se tomó un descanso para pasar a castear, analizar o ser coach de equipos. Como él mismo cuenta “La decisión de dejar de competir temporalmente al final se ha convertido en algo definitivo pero es cierto que fue extremadamente difícil de tomar”. Todo jugador que ama competir, necesita ver fríamente lo que está sucediendo, sus prioridades, sus emociones y hasta dónde es capaz de llegar en ese momento. Un factor clave para seguir compitiendo es la motivación; “Tomé la decisión finalmente por la falta de motivación para seguir echándole tantas horas como hacía antes. En cualquier tipo de competición, la motivación lo es absolutamente todo. Digamos que cuando empecé a jugar solo me importaba eso, jugar y ser el mejor. Ni siquiera me planteaba si estaba jugando 3 o 10 horas al día. Sin embargo, con el paso del tiempo jugar tantas horas se convirtió en algo que tenía que hacer para seguir compitiendo y no lo hacía tan a gusto”.
Una vez detectadas las prioridades reales, la motivación y el esfuerzo, es cuando un jugador abre los ojos a otras opciones más allá de jugar. Existen opciones distintas, entrenar equipos, castear, enseñar, etc. Rydle nos cuenta que “son opciones que un exjugador profesional cubre perfectamente. No tienes la motivación y las ganas para echarle las horas que necesita la competición pero toda esa experiencia que llevas a tus espaldas y el enorme conocimiento del juego te convierten en la persona ideal para cubrir esas otras opciones” Opciones que también llenan enormemente a todo aquel jugador que ame el juego y los esports y que no solo le enriquecen como profesional, también aportan un valor enorme a otros que vienen detrás.
Para Fernando Soria está claro que el paso es natural y enriquecedor, “para mí ser entrenador, no solamente es saber del juego y transmitir esos conocimientos, también puedes empatizar perfectamente con los jugadores que van a sufrir mil situaciones adversas que tú ya has tenido y has solucionado a lo largo de tu carrera.”
Los jugadores mismos son las semillas y piezas claves para que siga creciendo orgánicamente el sector y aunque muchos otros agentes externos y de distintos sectores se sumen y aporten a un nivel más empresarial, es fundamental que los jugadores tengan ese espacio de crecimiento y adaptación.
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