Un proyecto deACNUR

Rap, hip hop y ‘break dance’ desde Afganistán, o cómo reivindicar la libertad a través de la música

Acnur conmemora el Día del Refugiado con un espectáculo en el que participará la primera generación del hip hop de Afganistán y una bailarina de’ break dance’ afgana que va a competir en París 2024, todos huidos de su país tras la llegada de los talibanes. Se les sumará el colectivo de artistas Boa Mistura, que va a pintar un mural con la ayuda de todo el que pase por allí

Arriba, de izquierda a derecha: los raperos afganos Manizha Talash, Seraj Amiri, Jawad Sabery, Ali Qorbani y Mats. Abajo, de izquierda a derecha: Jorge Muñoz (Boa Mistura), Pablo Purón (Boa Mistura) y el rapero afgano Ahmad Morravej, en CaixaForum (Madrid).
Arriba, de izquierda a derecha: los raperos afganos Manizha Talash, Seraj Amiri, Jawad Sabery, Ali Qorbani y Mats. Abajo, de izquierda a derecha: Jorge Muñoz (Boa Mistura), Pablo Purón (Boa Mistura) y el rapero afgano Ahmad Morravej, en CaixaForum (Madrid).Jaime Villanueva
Mariano Ahijado

Se levanta las gafas de sol (negras, modernas, bakalas) para mostrar unos ojos rasgados (“chinos”, dice él en español), indicativo de que están cortados por ADN mongol, de que pertenece a los hazaras, una minoría chií de Afganistán maltratada por los talibanes. Jawad Sabery nació en Kabul, tiene 25 años y es rapero. En su país formaba parte de un grupo de hip hop llamado AK13 (Afganistán Kabul Distrito 13, el barrio del oeste de la capital en el que viven los hazaras) con el que llegó a actuar en la final de la liga de fútbol afgana ante 10.000 espectadores. Sus videoclips aparecían en la televisión nacional: “Éramos muy famosos en Kabul. Somos la primera generación de hip hop de Afganistán”, relata en la plaza del Museo Reina Sofía (Madrid).

Pero los talibanes tomaron el poder el 15 de agosto de 2021 y tuvo que huir a Pakistán a los tres días. Tras encontrar asilo en España hace dos años, este jueves 20 de junio, Día Mundial del Refugiado, cantará y bailará junto con otros cinco refugiados (uno de ellos, miembro original de AK13) en el auditorio del CaixaForum de Madrid para “presentar una cara de Afganistán que la gente no conoce” y con la esperanza de que “nos vea alguien del Gobierno y me ayude a traer al resto de mi familia”.

El acto, organizado por Acnur y la Fundación la Caixa, tiene lugar hoy jueves de 10 a 11.30 en Madrid, y en Barcelona y Valencia a partir de las 10.30. El colectivo de artistas Boa Mistura, repartido entre las tres ciudades, ha ideado sendos murales de 10 metros de largo por dos de ancho con las palabras Conflictos (en Madrid), Sequía (en Barcelona) y Hambre (en Valencia), tres de las razones que provocan más desplazamientos forzosos en el mundo. Los asistentes a este evento participativo y los transeúntes podrán intervenir con pintura estos murales junto con la ayuda de Boa Mistura. La iniciativa consiste en ir pintando de blanco unas 450 cuadrículas de igual tamaño que lograrán que se desdibujen las tres razones (conflictos, sequía y hambre) y aparezca al final de la jornada la palabra Refugiados.

Una actuación olímpica

Sabery ha tomado la palabra por el grupo de raperos porque es uno de los mayores, de los líderes y porque su español, aprendido en dos años en una academia y en las calles del barrio madrileño de Carabanchel, puede que esté a un nivel de un alumno de la ESO. A Sabery le va a acompañar esta mañana en Madrid Manizha Talash, una bailarina afgana de break dance (o breaking) de 21 años que va a competir en los Juegos Olímpicos de París 2024 en esta disciplina, nueva en una cita olímpica. Lo va a hacer como integrante del Equipo Olímpico de Refugiados junto a otros 35 atletas.

Talash aprendió breaking con Sabery en Kabul, en el estudio y gimnasio que tenían estos raperos en el Distrito 13. Cuando los talibanes tomaron el poder, cruzó a las montañas de Pakistán junto con Sabery. “No podíamos dejarla allí. Su hermano, de 15 años, y ella, que tenía 18, se vinieron con nosotros. Su familia no les podía sacar del país. Era una gran responsabilidad para nosotros”, cuenta Sabery, cansado físicamente pero enérgico en el habla tras acabar su jornada de ocho horas en una metalúrgica en Alcalá de Henares. Todos los meses manda entre 200 y 300 euros a sus padres, a los que espera poder traer a España en lo que se conoce como reagrupación familiar. Cumplidas ciertas condiciones en el país de acogida, como haber residido durante dos años, los refugiados pueden solicitar que el Gobierno del país que les brinda asilo facilite la llegada de los familiares de primer grado.

Que nadie se olvide

El Día Mundial del Refugiado se celebra cada 20 de junio desde 2001, una fecha para recordar a todas aquellas personas que se han visto forzadas a huir de sus hogares. Según el último Informe de tendencias globales de Acnur, de finales de abril de 2024, 120 millones de personas se encuentran desplazados por culpa de nuevos conflictos, crisis enquistadas, violación de derechos humanos y el efecto multiplicador del cambio climático, lo que supone el 1,5% de la población mundial. 

El acto de Madrid va a lograr que Sabery se junte con Seraj Amiri, otro de los fundadores de AK13 y con el que huyó a Pakistán. También consiguió asilo en España, pero vive en Huesca a la espera de trasladarse a Madrid. “Antes de que llegaran los talibanes vivíamos del hip hop. Poco a poco estábamos introduciendo este estilo entre la gente tradicional de mi país”, cuenta Amiri por mensaje. “Hacer hip hop en España, trabajar –porque era nuestro trabajo– es tanto un placer, porque podemos volver a crear arte, como una lucha contra aquellos que nos oprimieron”, añade. Van a cantar tres temas “muy políticos”, recalca Sabery. Su éxito más internacional, I Am (“Porque somos, porque a pesar de todo existimos”, describe Sabery), que está subtitulado en inglés en YouTube y cuenta con un millón de reproducciones, está dirigido a los talibanes y al sufrimiento que han causado a la comunidad hazara. “¿Cuántos libros habéis leído? ¿Y cuántos habéis quemado?”, cantan. Y otras barras más agresivas lanzadas en dari (un dialecto del persa) como “te quitaré la vida si les tiráis piedras a las niñas de nuestra patria”.

“Los talibanes destruyeron nuestro estudio de grabación y entraron al gimnasio en el que enseñábamos break dance a otros chicos. Quisieron cometer un atentado”, relata Sabery, que graba de vez en cuando con el colectivo Viernes 13 en un estudio en Vía Carpetana (Carabanchel). “No tengo ni una sola canción de amor, ni de alegría, ni de fiesta. No puedo. Tampoco hablo de dinero ni de chicas”, cuenta enfundado en una camiseta del rapero Tupac y unos pantalones de baloncesto. “Yo he nacido en un país en guerra. Siempre he sufrido racismo por mis ojos”, exclama este hazara, una comunidad a la que pertenecen 2,9 millones de afganos, y que él define como “moderna, aficionada al deporte, universitaria, llena de artistas”. Sabery estudió Biotecnología en la Universidad de Kabul.

Jorge Muñoz y Pablo Purón, integrantes de Boa Mistura, pintan el mural con la palabra conflictos en CaixaForum (Madrid).
Jorge Muñoz y Pablo Purón, integrantes de Boa Mistura, pintan el mural con la palabra conflictos en CaixaForum (Madrid).Jaime Villanueva

El valor simbólico del arte

Extrovertido y muy acostumbrado a hacer amigos en el mundo del hip hop, tiene ganas de mezclarse con los dos componentes de Boa Mistura que liderarán el taller de pintura. Uno de ellos es Pablo Purón, miembro fundador de este colectivo que desarrolla sus obras en el espacio público desde 2001. Purón va a animar a todo aquel que pase por CaixaForum a pintar con pintura blanca uno de los 450 píxeles que han dispuesto para que las palabras sequía, hambre y conflictos se transformen en el concepto refugiados. “La idea es invitar a la reflexión, que la gente se pregunte por qué está esto aquí”, cuenta. “Hay un valor simbólico. La suma de individualidades para darle refugio a los desplazados”, añade desde su estudio en Puente de Vallecas (Madrid).

Boa Mistura ha desplegado su arte urbano en favelas, en barrios pobres del norte de Chile, en La Habana y en China. Purón es consciente de que la sequía, el hambre y los conflictos son problemas profundos y complejos y requieren soluciones estructurales, pero reconoce el valor simbólico de sus acciones artísticas, el vínculo que genera en la comunidad donde tiene lugar la acción o con los participantes (turistas y madrileños que van a pasar por el CaixaForum hoy sin conocer la iniciativa). “Hemos ido viendo que estas acciones rescatan de las rutinas a los vecinos. Se abstraen por unas horas, unos días o unas semanas de sus problemas complejos”, dice. “También se generan nuevos relatos temporales y se crea una nueva memoria en lugares o barrios con unas características muy establecidas y definidas”, añade.

El de este jueves va a consistir en la transformación de espacios muy reconocibles, como los CaixaForum de Madrid y Valencia y el CosmoCaixa de Barcelona, en espacios al aire libre en los que se dé a conocer la vida de los refugiados, la trágica, la que muestra su gran vulnerabilidad (la que se conoce más), y una realidad más inesperada y expansiva, la de un rapero como Sabery y otro como Amiri y una breaker olímpica, Talash.

Una colaboración longeva y próspera

Acnur, la Agencia de la ONU para los Refugiados, celebra el Día Mundial del Refugiado junto con la Fundación la Caixa. Estas dos organizaciones llevan 22 años uniendo esfuerzos para mejorar la vida de los refugiados y los desplazados. Un ejemplo reciente de colaboración es el proyecto MOM, que promueve métodos para reducir los índices de malnutrición en niños menores de cinco años en los campos de refugiados de Etiopía y en comunidades de acogida. Se ha logrado reducir un 18% la tasa de mortalidad infantil.

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