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La Oficina Antifraude andaluza investiga si el hospital en el epicentro de la crisis del cribado de cáncer pagó sobresueldos irregulares a sus cargos

Dos responsables de enfermería del Virgen del Rocío cobraron presuntamente nocturnidades y festivos sin haberlos trabajado

Oficina Antifraude crisis del cribado de cáncer
Javier Martín-Arroyo

La Oficina Andaluza Antifraude investiga si el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, epicentro de la crisis del cribado de cáncer de mama, ha pagado sobresueldos irregulares a dos cargos intermedios de enfermería en la Unidad de Gestión Clínica de Medicina Maternofetal, Genética y Reproducción. Las dos coordinadoras de esa unidad cobraron supuestamente complementos salariales por nocturnidades y turnos de festivos sin haberlos trabajado. El problema es la dimensión del supuesto fraude, ya que estos cargos intermedios son solo un botón de muestra de una práctica irregular que ocurre con muchos cargos intermedios en los 51 hospitales andaluces, según coinciden los responsables consultados.

En paralelo a la Oficina Andaluza Antifraude, también investigan el caso el Servicio Andaluz de Salud (SAS) de manera interna y el Defensor del Pueblo autonómico. “Estas personas, elegidas como personal de confianza, habrían dejado de desempeñar funciones asistenciales directas, dedicándose exclusivamente a labores de apoyo administrativo y de gestión interna, disfrutando del beneficio de realizar jornada laboral únicamente de lunes a viernes en turno de mañana, sin la obligación de cubrir noches, festivos o turnos rotatorios (…) dichas personas seguirían percibiendo indebidamente los complementos salariales asociados”, reza la denuncia, presentada el pasado 29 de octubre y que sigue bajo investigación, según confirma el organismo fiscalizador autonómico. En caso de identificar indicios de delitos como malversación de fondos públicos, Antifraude derivaría al caso a la Fiscalía.

Los denunciantes estiman el importe supuestamente defraudado en 108.000 euros durante el último lustro, a lo que se sumaría el complemento de rendimiento profesional ―unos 3.000 euros al año―, y proponen al organismo fiscalizador “una sencilla verificación” con las planillas de turnos del supervisor de la unidad, las hojas de firma de presencia laboral y las nóminas pagadas. El SAS se limita a confirmar que “ha recibido una comunicación a través del sistema interno de información y lleva a cabo un análisis de la información recibida con el máximo rigor y transparencia”. Pero no aclara si reclamará el dinero cobrado de manera supuestamente indebida o a cuánto asciende la suma total. En paralelo, el Gobierno andaluz (PP) elude aclarar si hay más responsables afectados por los sobresueldos irregulares entre los 266 cargos intermedios y 23 directivos del hospital de referencia en la región.

El supervisor de enfermería de esa unidad del Virgen del Rocío, de iniciales S. A., ha reculado y tras presentar su dimisión, ha vuelto al cargo y ha enviado este mensaje a las enfermeras: “Desde hoy soy vuestro supervisor. He revocado la dimisión, y en principio estoy solo en el despacho. En breve llegará un nuevo supervisor y seremos dos oficialmente”. El supervisor era el responsable de las dos coordinadoras señaladas por los denunciantes y ha rechazado contestar a este diario.

El escollo está enquistado en el tiempo porque muchos servicios hospitalarios necesitan cargos para coordinar equipos con decenas de enfermeras y auxiliares, pero esas personas elegidas dejan de cobrar los suplementos salariales por los festivos y sus sueldos se reducen, por lo que paradójicamente cobrarían menos dinero pese a su nueva labor de coordinación. Un jefe de bloque de enfermería en dicho hospital comenta bajo anonimato: “No puede ser que al no estar normalizados, ciertos cargos te lo pidan por amor al sistema, sobre todo a los que creemos en lo público. Esto deriva en situaciones de interinidades que siempre han existido. Son funciones no reconocidas”. El Decreto 132/2021 regula el nombramiento de puestos directivos y cargos intermedios del SAS, pero no siempre se aplica, confirman la media docena de responsables consultados.

Los concursos por las plazas intermedias implican la presentación de un proyecto y memoria económica y científica que valora un tribunal, pero las interinidades están extendidas por todo el territorio. “El circuito para nombrar cargos intermedios conlleva la solicitud a servicios centrales del SAS, pero tardan tiempo en sacar esas convocatorias. Pones al supervisor a la espera de esos trámites, pero el SAS está encantado de que vaya lento”, critica una exdirectora de enfermería de un hospital de Granada que solicita anonimato. Otro responsable afirma que en los últimos años, las sustituciones se han agilizado para reducir las interinidades.

En la enfermería, la figura del coordinador solo existe en los centros de salud y en la unidad de salud mental. En los hospitales, la escala comienza en los supervisores, y a partir de ahí jefes de bloque, subdirectores y directores.

Esta parsimonia administrativa afecta igualmente a los responsables médicos, no solo a enfermeras y administrativas, pero los facultativos siguen realizando guardias y no pierden salario. “Yo estuve ejerciendo como jefe de servicio cuatro años sin nombramiento y cobrando lo mismo, de indio. Y finalmente me hicieron jefe de sección [categoría inferior] pese a tener labores de jefe de servicio en el Hospital Virgen de Macarena. Apelan a tu responsabilidad y a las dificultades del servicio, y tú sabes que con un poco más de esfuerzo puedes sacar el trabajo adelante, pero sin el respaldo contractual”, relata Rafael Arranz antiguo responsable del servicio de radiofísica de este hospital sevillano. “Lo mío clamaba al cielo, pero al final, agilizar el nombramiento depende de los contactos del gerente de turno con los servicios centrales”, comenta resignado. El nombramiento de jefe de servicio, siguiente escalón al jefe de sección en un hospital, suele reportar un aumento de unos 500 euros al mes a los médicos.

Daniel Gutiérrez, portavoz de área pública de CC OO, censura: “Cuesta que Servicios Centrales autorice los nombramientos de cargo intermedio porque esto supone un incremento de la plantilla en los centros y dejar una plaza de puesto base en reserva. Los centros están ahogados financieramente. Por otro lado, los puestos de cargo intermedio no suelen ser atractivos para los profesionales ya que la remuneración no es muy alta”. Antonio Macías, de UGT, concluye: “Solo tienen que aplicar el decreto de cargos intermedios. Si no lo hacen es por un interés oscuro o porque son muy malos gestionando”.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.
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