Las advertencias sobre el uso de las armas nucleares marcan la entrega de los premios Nobel de 2024
La asociación de supervivientes de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki alerta de los riesgos de la actual coyuntura geopolítica. Entre los diez galardonados, solo hay una mujer, la escritora surcoreana Han Kang
Las dos ceremonias de entrega de los premios Nobel de 2024 —una primera en Oslo (Noruega) y otra en Estocolmo (Suecia)— se han celebrado este martes y, en gran medida, han estado marcadas por las advertencias sobre el posible uso de armas nucleares de nuevo. De hecho, el Nobel de la Paz ha sido entregado en Oslo a la asociación japonesa Nihon Hidankyo de sobrevivientes de los bombardeos nucleares de EE UU en Hiroshima y Nagasaki. Tanaka Terumi, uno de los tres copresidentes de la asociación, ha pedido públicamente la abolición de las armas nucleares. “Estoy infinitamente apenado y furioso de que se amenace con romper el tabú nuclear”, ha reconocido Tanaka Terumi, quien ha apuntado así a Rusia por insinuar su posible uso en Ucrania y a Israel en el caso de Gaza. Tanaka ha recordado que hay 4.000 ojivas nucleares operativas desplegadas en el mundo en estos momentos y que su potencial daño sería “miles de veces” mayor que el de las de Hiroshima y Nagasaki. De ahí que exija acción a todos los gobiernos y que se unan al Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, de 2017.
Tanaka, de 92 años, tenía 13 cuando Estados Unidos lanzó dos bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki (su ciudad), que mataron a unas 210.000 personas, mientras otras 400.000 sufrieron daños debido a la radiactividad, según ha recordado en la ceremonia en el Ayuntamiento de Oslo, presidida por los reyes Harald y Sonia de Noruega.
El resto de galardones, como en años anteriores, se han otorgado en otra ceremonia celebrada en Estocolmo por la tarde. Carlos Gustavo de Suecia ha sido el encargado de entregar esos premios a diez hombres y a una sola mujer durante un acto en la que se glosaron sus logros, como las aportaciones a la inteligencia artificial, que tiene “aplicaciones revolucionarias”, pero necesita de normas, como advirtió la presidenta de la fundación Nobel, Astrid Söderbergh.
Los nuevos galardonados recibieron de manos del rey la icónica medalla y el diploma durante una sobria ceremonia en la que los premiados se limitan a hacer un saludo al monarca, otro a los miembros de las academias que deciden los galardones y otro más al público. El acto se ha celebrado en la Sala de Conciertos de Estocolmo y ha arrancado con el discurso de Söderbergh.
La presidenta de la Fundación Nobel ha enumerado los premios de este año, en los que se han distinguido trabajos pioneros en Física y Química directamente relacionados con la inteligencia artificial (IA) y, en el caso de Medicina, con la genética. Todos ellos “han dado lugar a aplicaciones revolucionarias”. Pero “las consecuencias inimaginables que pueden quizás introducir las tecnologías genéticas y la inteligencia artificial solo pueden gestionarse en una colaboración internacional basada en normas y en la confianza”, ha destacado Söderbergh.
La ceremonia de los premios de más renombre se celebra en el día de la muerte de Alfred Nobel, creador de los premios. La única mujer en recibir un premio este año es la Nobel de Literatura, la escritora surcoreana de 54 años Han Kang, autora de las novelas La vegetariana, La clase de Griego y El libro blanco, entre otras.
En la categoría de Física, han sido galardonados los científicos John Hopfield y Geoffrey Hinton, por sus investigaciones dedicadas al aprendizaje de las máquinas a través de redes neuronales artificiales. El Nobel de Química, que es compartido, también es para un investigador del campo de la computación, David Baker, quien ha conseguido desarrollar el diseño computacional de proteínas. La otra mitad del premio es para Demis Hassabis y John Jumper por predecir la estructura de estas proteínas.
El premio de Medicina es para Victor Ambros y Gary Ruvkun por el descubrimiento del microARN, un elemento clave en el diagnóstico y tratamiento del cáncer. En el campo de la Economía, Simon Johnson, Daron Acemouglu y James Robinson serán premiados por sus estudios dedicados al desarrollo de las instituciones económicas y políticas y cómo estas condicionan la prosperidad de los países y las desigualdades entre ellos.
Cada premio consta de una dotación de 11 millones de coronas suecas (casi un millón de euros). La jornada concluye este martes con una cena de gala a la que asistirán la familia real, los laureados y cientos de invitados en el Salón Azul del Ayuntamiento de Estocolmo.
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