Agresión, discriminación, silencio: 8 de cada 10 actos de violencia por LGTBIfobia no se denuncian
Una encuesta de 40dB. refleja que el 6,8% de las personas del colectivo ha sufrido ataques físicos o sexuales en el último año
El silencio es la opción mayoritariamente elegida entre las personas LGTBI cuando son víctimas de agresiones, discriminación o acoso. Bien sea por pensar que sus demandas no van a llevar a ninguna parte, por no querer darle importancia o por la falta de confianza en la policía, 8 de cada 10 actos de odio no se denuncian ante las autoridades. Así se desprende de la encuesta Estado del odio 2024 presentada este jueves por la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales, Bisexuales e Intersexuales (FELGTBI+) en el salón de actos de la Fundación ONCE y elaborada por la agencia de investigación 40dB.
El sentimiento de desconfianza sigue siendo habitual entre las víctimas de violencia homotránsfoba a la hora de presentar una denuncia. Es el motivo principal expuesto por los 800 encuestados, ya que el 33% considera que su demanda ante las autoridades caerá en saco roto. El secretario de organización de la FELGTBI+, Ignacio Paradero, apunta que “las escasas condenas por delitos de LGTBIfobia” desincentivan a las personas del colectivo a denunciar. Alrededor del 20% esgrime que no le dio importancia o que no tenía pruebas y un 17% rehusó presentar denuncia por el miedo a una respuesta LGTBIfóbica de la policía.
Los que sí se decidieron a acudir a una comisaría relatan una recepción por parte de las autoridades dispar. En una de cada cuatro ocasiones, les recogieron la denuncia de forma profesional y precisa y les preguntaron por elementos que identificaran lo sucedido como delito de odio, pero también un 25% relata que minimizaron lo sucedido o que le hicieron sentir mal.
La presidenta de la FELGTBI+, Uge Sangil, considera necesario seguir “formando y sensibilizando” a las autoridades. “La atención ha evolucionado en las últimas décadas y ahora tienen más conciencia sobre el colectivo, pero no es suficiente”, expresa. La formación de los empleados de la Administración pública está recogida en el artículo 12 de la ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI, que entró en vigor en febrero de 2023. Cuando la confianza no es suficiente, las asociaciones aparecen como una alternativa más cercana. Por ello, un tercio de los que han sufrido actos de odio acude a estas en primer lugar.
La fecha de presentación elegida no es casual. La homosexualidad fue considerada una enfermedad mental por la Organización Mundial de la Salud hasta el 17 de mayo de 1990. Desde entonces, para conmemorar la despatologización, se celebra en todo el mundo el Día Internacional contra la LGTBIfobia. En España se estima que alrededor del 8% de la población pertenece al colectivo, según datos del Centro de Investigaciones Sociológicas, lo que supone una cifra aproximada de 3,5 millones de personas.
La situación del colectivo en España es relativamente buena si se compara con el resto de Europa y del mundo. El país ocupa la cuarta posición en la clasificación continental respecto a los derechos y las libertades LGTBI+, según el Rainbow Map que publica anualmente la Asociación Internacional de lesbianas, gais, bisexuales, trans e intersexuales (ILGA), compuesta por más de 1.800 organizaciones de 160 países. La valoración es de 76 puntos sobre 100, solo por detrás de Malta, con 88; Islandia, con 83; y Bélgica, con 78.
Agresión física y sexual
El porcentaje de personas LGTBI que ha sufrido acoso (20%), discriminación (23%) o agresiones físicas y sexuales (6,8%) en los últimos 12 meses sigue siendo preocupante. En el caso de la violencia más grave, la que afecta a la integridad física y sexual de las personas del colectivo, un 26% de las 240.000 personas que la padecieron, según la encuesta, relata que fue víctima de una agresión sexual con violencia física y un 30% recibió bofetadas o puñetazos. Además, 1 de cada 10 personas ha sufrido agresiones homotránsfobas más de 10 veces en el último año.
No todas las siglas sufren violencia por igual. La T de transexual sobresale en las tres categorías de delitos analizados, con especial ímpetu en las agresiones físicas y sexuales. En los últimos cinco años, un 30% de las personas incluidas en esta identidad ha sido víctima de estas, mientras que del resto ninguna alcanza el 15%. También hay diferencia entre mujeres y hombres, siendo ellas las que más acoso y discriminación padecen. Sangil opina que la visibilidad y la exposición de las personas trans durante los últimos años en relación a la aprobación de la ley ha provocado que aumenten las agresiones hacia ellas. “El discurso de odio que prolifera en algunos sectores de la extrema derecha, tanto en redes como en la política, está permeabilizando”, añade.
Los actos violentos son susceptibles de producirse en cualquier lugar, pero la calle emerge como el más habitual. Un 37% de los encuestados recuerda que fue ahí donde padeció la agresión más relevante, mientras que los lugares de ocio y los que frecuentan las personas LGTBI son los siguientes en la lista con un 11,7%, respectivamente. También el transporte público y el ámbito sanitario son comunes, ya que 1 de cada 10 personas la han sufrido en estos espacios.
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