Ciudades esponja, envases comestibles y bólidos eléctricos: ideas para un mundo mejor
La segunda edición del Audi Summit for Progress ha reunido en Madrid a algunas de las mentes más brillantes del momento. El evento sobre progreso, innovación y sostenibilidad impulsado por la marca de automoción muestra algunos proyectos disruptivos encaminados a mejorar la vida en un planeta expuesto al cambio
Existen botellas biodegradables fabricadas a partir de algas que sustituyen a los plásticos, cuyo envase es comestible. En el mundo, más de 250 ciudades son capaces de retener y filtrar en el suelo la lluvia o el cauce de los ríos: así desciende la temperatura ambiental, nace nueva vegetación, se mantienen llenos los depósitos y se controla el curso natural del agua, incluso durante grandes inundaciones. También hay estructuras flotantes, inspiradas en edificios, que albergan escuelas y que pueden ser una alternativa ante una eventual subida del nivel del mar debido al cambio climático. Y proyectos con la capacidad de restaurar ecosistemas castigados por la sequía, en los que se reforestan desiertos y millones de árboles crecen en áreas antes degradadas.
Todas estas ideas no son cosa del futuro. Se trata de realidades disruptivas, innovadoras, que ya están aquí, y que demuestran que resulta viable avanzar hacia un planeta sostenible y convivir con la naturaleza, por mal que pinte. Sobre estas cuestiones (y unas cuantas más) se habló en la segunda edición del Audi Summit for Progress, celebrada recientemente en Madrid. El evento reunió en el Palacio de Cibeles a algunas de las mentes más brillantes del mundo, que expusieron distintas iniciativas –la mayoría relacionadas con la tecnología y el urbanismo– encaminadas a afrontar el reto climático.
El líquido de la vida
Un elemento clave para garantizar la supervivencia de la especie humana y de la propia vida, el agua, ocupó un papel relevante en muchas de estas ponencias. Para fabricar un coche, se necesitan hasta… 3.000 litros de este recurso natural, que además es finito. Una cantidad descomunal en un contexto de emergencia climática como el actual. El director de la acción Uso del agua en Audi AG, Daniel König, explicó cómo el fabricante alemán quiere “reducir a la mitad su consumo” en la producción de sus automóviles para 2035. Con ese objetivo, la marca recurre en toda la cadena de montaje a la aplicación de ciclos cerrados, la optimización de procesos, la recuperación de la lluvia y la reducción de las aguas residuales.
Este caso demuestra cómo la tecnología es una herramienta imprescindible para encontrar soluciones, tal y como insistió el director de Audi España, José Miguel Aparicio, en la inauguración de la jornada. Consciente de la enorme responsabilidad que tienen las empresas para resolver los problemas actuales a los que se enfrenta la sociedad, Aparicio destacó que la misión de la compañía es “dar forma a la movilidad premium del futuro, que ha de ser sostenible, conectada y autónoma”. Con ese objetivo, Audi lanzará de aquí a 2025 hasta 20 nuevos modelos electrificados, y para ese mismo año todas sus fábricas ya operarán con un balance neutro de emisiones de CO₂.
Una de las ponencias más esperadas fue la que pronunció el líder empresarial Paul Polman, autor del superventas Impacto neto positivo. El exconsejero delegado de Unilever, y una de las voces más autorizadas por su defensa del clima y la igualdad desde el ámbito de la empresa, fue claro y rotundo. “Necesitamos hacer más entre todos para asegurar un futuro sostenible de calidad. El futuro del liderazgo es cooperativo, no competitivo. Esto no va de salvar el planeta, sino la humanidad”, afirmó. Aunque es cierto que la tecnología avanza a pasos de gigante, Polman lamentó que “seguimos sin hacer suficiente”. En cifras, por ejemplo, el coste de no actuar contra el cambio climático implica unas pérdidas de 178 billones de dólares, frente a unas ganancias potenciales de 43 billones si se hicieran bien los deberes.
Movilidad responsable
Tras su intervención, la directora ejecutiva de la Fédération Internationale de l’Automobile (FIA), Natalie Robyn, explicó cómo este organismo trabaja en busca de propuestas innovadoras para una movilidad más respetuosa con el medio ambiente. Los desafíos son ambiciosos. “En 2030, seremos neutrales en emisiones de carbono en todos los campeonatos del mundo”, anunció. Eso incluye la Fórmula 1, una competición en la que Audi participará en 2026 con un vehículo más electrificado y sostenible.
Mientras, la experta en inteligencia artificial y Big Data Alicia Asín admitió que “la transición ecológica es tan imprescindible y urgente como necesaria”. A través de su empresa Libelium, esta ingeniera quiere devolver el control al ciudadano y mejorar su vida a través de la tecnología. Para ello, propone una “datocracia”, un sistema basado en la recopilación y publicación de datos de acceso público que generaría un espíritu de rendición de cuentas ante la ciudadanía.
En el tercer bloque del evento, se expusieron dos ideas absolutamente rompedoras que inciden en la urgencia de replantearse el urbanismo y el desarrollo de las áreas metropolitanas. Para 2050, el 70% de la población mundial vivirá en ciudades. A partir de esa misma fecha, si se cumplen los peores pronósticos, se inundarán cada año zonas costeras en las que ahora habitan 300 millones de personas. Será una de las consecuencias del cambio climático, que favorece la aparición de fenómenos meteorológicos extremos en todo el planeta, incluida España.
El arquitecto nigeriano Kunlé Adeyemi sorprendió a la audiencia con sus ciudades flotantes. Ante la posibilidad (real) de que la subida del mar engulla los núcleos urbanos, Adeyemi ha diseñado a partir de estructuras prefabricadas una especie de módulos que flotan en el agua, y que ya están presentes en lugares como China o Países Bajos. “Los humanos tenemos una gran capacidad de adaptación y nuestra resiliencia nos ayudará a vivir sobre el agua, aceptándola en lugar de repeliéndola”, vaticinó.
Por su parte, Kongjian Yu desglosó el funcionamiento y la filosofía de las ciudades esponja. Este concepto urbanístico se inspira en cómo se retiene el agua para el cultivo del arroz en las zonas de Asia afectadas por el monzón. Se trata de utilizar la naturaleza para resolver los problemas. Ante el “fracaso de la infraestructura humana y gris de cemento”, Yu propone una alternativa: ciudades ecológicas que aprovechan el agua en caso de crecidas de ríos y que, además, revitalizan ecosistemas en núcleos urbanos.
Las ideas de los jóvenes son muy valoradas. El objetivo de Audi Creativity Challenge es que los participantes, de entre 12 y 18 años, sean capaces de ofrecer respuestas a los diferentes retos de innovación planteados en los ámbitos social, educativo, cultural y de la movilidad
Vida que brota en el desierto
En el reverso de la misma moneda se encuentra la desertificación. El ingeniero Ties van der Hoeven desgranó los motivos que le han llevado a fundar de The Weather Makers, una empresa que se dedica a regenerar ecosistemas y a mejorar la disponibilidad de agua. Uno de sus planes pasa por reforestar el desierto de Sinaí. “Tenemos la capacidad de cambiar el mundo y darle la forma que queremos, podemos restaurar ecosistemas. Es sencillo, pero requiere mucho trabajo y cooperación”, admitió.
Lo sabe bien el fotógrafo brasileño Sebastião Salgado, quien lanzó un mensaje de optimismo a la audiencia. “Estamos en el límite, pero todavía tenemos solución. Podemos hacer una reconstrucción ecosistémica del planeta”, dijo. Salgado contó cómo, junto a su mujer, han lanzado en Brasil un proyecto piloto de reforestación de 700 hectáreas de terreno casi perdido, que hoy en día es un gran ecosistema de más de 2,7 millones de árboles. Una muestra de que la tierra puede regenerarse y recuperarse, incluso en circunstancias extremas.
Dos jóvenes talentos españoles completaron esta intensa jornada de reflexión y debate. Rodrigo García es inventor y cofundador de Notpla, una startup con sede en Reino Unido que desarrolla envases completamente degradables –comestibles, incluso–, fabricados con algas. Esta propuesta busca eliminar por completo con los envases de plástico. “No tiene sentido que el plástico de un solo uso dure tanto tiempo. Este año esperamos reemplazar 10 millones de envoltorios”, señaló García.
Junto a él, la diseñadora de moda Paula Ulargui mostró al público algunos de sus proyectos en los que fusiona plantas naturales con elementos textiles, creando así un estilo de ropa mucho más sostenible. “La biología detrás de las prendas es un mundo por explotar que debería servir como modelo. Son organismos vivos, prendas efímeras que debemos cuidar y que nos hacen prestar atención a lo que consumimos y a nuestro impacto”, reflexionó.
La compañía ha dado sobradas muestras de su inquietud por palpar el talento de los jóvenes. David Andrés, ganador de la primera edición del Audi Creativity Challenge, ha explicado cómo esta iniciativa le ha cambiado la vida, y le ha ayudado a adquirir verdadera conciencia del papel transformador de las innovaciones tecnológicas que se comprometen con la sociedad, el bienestar y la comunicación. El objetivo de Audi Creativity Challenge –que ya celebra su novena edición– es que los jóvenes participantes, de entre 12 y 18 años, sean capaces de ofrecer respuestas a los diferentes retos de innovación planteados en los ámbitos social, educativo, cultural y de la movilidad.
Como vencedor de la primera Audi Creativity Challenge, a los 14 años David Andrés viajó a Silicon Valley (California) para desarrollar su propuesta, Sharge, centrada en solucionar la escasez de estaciones de carga para los usuarios de los vehículos eléctricos mediante el uso de la tecnología Blockchain y de una ‘app’ que pone en contacto a los propietarios de los coches con los propietarios de puntos de recarga
Como vencedor de la competición, David Andrés, que hoy tiene 23 años, viajó a Silicon Valley (California) para desarrollar su propuesta, Sharge, centrada en solucionar la escasez de estaciones de carga para los usuarios de los vehículos eléctricos mediante el uso de la tecnología Blockchain y de una app que pone en contacto a los propietarios de los coches con los propietarios de puntos de recarga. En EE UU recibió asesoramiento y orientación profesional, y de vuelta en España dio forma a su proyecto empresarial.
En definitiva, iniciativas muy distintas entre ellas pero que comparten elementos comunes y demuestran que el cambio siempre es posible si hay determinación y ganas de convertirlo en realidad.