El éxito del crujiente pollo de Luisiana con origen fresco y 100% nacional
La cadena de comida rápida Popeyes, que llegó a España en 2019, apuesta por las granjas y el campo español sin renunciar a sus raíces. Su receta original y el abastecimiento local da como resultado un producto de máxima calidad, con un sabor inconfundible
Una de las muchas consecuencias derivadas de la covid-19, que ya ha marcado para siempre el siglo XXI, es la transformación y adaptación en los hábitos de consumo. Entre ellos, los que atañen a la alimentación y al sector de la restauración. La pandemia ha obligado a poner el foco en aspectos y tendencias que hace apenas un lustro pasaban relativamente por alto para el consumidor medio. Ahora, por ejemplo, la sostenibilidad y los productos de cercanía se han convertido en una prioridad a la hora de realizar la compra o de acudir a un establecimiento culinario. Un informe realizado por la consultora Kantar en 2021 aseguraba que el 77% de los consumidores priorizaban los productos locales frente a otros. Todo, claro, sin renunciar a sabores intensos o alimentos frescos, tal y como refleja el estudio The State of Grocery Retail 2021.
Ante este nuevo escenario, los restaurantes y las cadenas de comida rápida que quisieran mantener la fidelidad del consumidor necesitaban combinar recetas convincentes con alimentos próximos y de alta calidad. Ese ha sido precisamente el secreto del éxito de Popeyes, una de las mayores cadenas de comida rápida con el pollo como protagonista. Plenamente comprometida con la gestión responsable de su cadena de suministro, desde su desembarco en España ⎯en noviembre de 2019⎯ la compañía se volcó en contar con proveedores locales que garatizaran el trato y cuidado excepcional de todas sus materias primas. Hoy, más del 75% de los proveedores que abastecen los más de 80 restaurantes que la corporación tiene en nuestro país son nacionales.
De los campos españoles a la cocina de Popeyes
Popeyes puede presumir de ser una de las marcas que más apuesta por el producto nacional dentro de las cadenas de comida rápida y la primera del sector en ofrecer pollo fresco y 100% de origen español.
Su cesta de la compra está repartida por diferentes puntos de la geografía española. El pollo que Popeyes empleó durante el año 2022 para abastecer a todos sus establecimientos llegó de granjas ubicadas en Castilla y León, Navarra y Cataluña. Además, todas ellas poseen el certificado Welfare Quality y AWIN, que garantiza que el pollo procede de granjas con el sello de bienestar animal.
En cuanto a los vegetales, la lechuga, el tomate y la cebolla utilizados por Popeyes el año pasado procedieron de la Región de Murcia. Además, la compañía utilizó aceite elaborado en Jaén y harina proveniente de Huesca y Guadalajara.
El secreto de una receta con tradición
Al margen de esta apuesta por el abastecimiento local, el éxito de Popeyes reside en sabores únicos, en una receta basada en una mezcla de especias propias (cajún) y en un cuidadoso proceso de elaboración. Precisamente, la unión entre el comercio de proximidad y la receta original es lo que permite a la compañía ofrecer a los clientes productos distintivos en cuanto a calidad y sabor. El resultado, un pollo crujiente por fuera y jugoso por dentro con auténtico sabor a Luisiana (en el sur de Estados Unidos), donde se cocina respetando la riqueza y combinación de sabores, herencia de su historia multicultural.
El proceso de elaboración del pollo de Popeyes, libre de conservantes, colorantes y aromas artificiales, se caracteriza por un cocinado lento, con un marinado de 12 horas y un rebozado que requiere tiempo, cuidado y dedicación. Todo se hace con el mimo de una receta original (en la que las especias son las claras protagonistas) que ha conquistado a los estadounidenses desde que se gestó en Luisiana hace más de 50 años. Por ello, la figura del cocinero y el resto del personal de cocina resulta fundamental. Para asegurar el sabor, hay un chef en cada restaurante, encargándose de rebozar a mano el pollo diariamente.
Posteriormente, tiene que freírse a la temperatura perfecta, un punto clave a la hora de conseguir la textura característica de Popeyes. Durante el cocinado del producto, la temperatura varía (sube y baja) para obtener esa textura perfecta del pollo Popeyes: crujiente por fuera y jugoso por dentro.
La combinación de esta receta única, el cuidadoso proceso de elaboración y el origen nacional de sus materias prisas es el secreto del pollo Popeyes. De ahí, el eslogan de la última campaña audiovisual de la marca, “nunca has probado un pollo igual”.
Impacto ambiental y desarrollo económico
La apuesta por colaborar con empresas locales se extiende más allá de las cocinas. Esta línea de actuación, además de generar un impacto ambiental positivo, con una importante reducción de las emisiones, ayuda a fomentar el negocio y el desarrollo económico del país. Por ejemplo, en la construcción de los restaurantes o los diferentes espacios de sus establecimientos, como las terrazas o las zonas infantiles, Popeyes también trabaja con proveedores de origen nacional. Además, el poco plástico que se genera en Popeyes se utiliza para la construcción de los muebles.
En cuanto al packaging, el 100% se desarrolla con alternativas sostenibles como cartón, fibra o madera, y proviene de fábricas de España. Se eliminan de esta manera todos los plásticos de un solo uso. Además, la compañía cuenta con numerosos certificados y sellos que garantizan la calidad y seguridad del envoltorio y su carácter sostenible.
Por último, Popeyes apuesta por un modelo de restauración sostenible, fomentando la economía circular con un cuidadoso proceso de gestión de residuos. En ese sentido, un proveedor externo con el certificado ISCC (International Sustainability Carbon Certification) recoge todos los meses el aceite usado en los restaurantes de la marca para su reutilización. Así, solo en 2022, Popeyes ha producido más de 100.000 litros de biodiésel, lo que supone un ahorro de más de 300 toneladas de CO₂ emitidas a la atmósfera.