El feminismo se fractura en Madrid en las protestas contra la violencia machista que recorren España
La ruptura del movimiento por el debate de la ‘ley trans’, como ya ocurrió el 8-M, se ha visibilizado sobre todo en la capital, donde parte de las manifestantes pedían la dimisión de Irene Montero, a la que cuestionaban también por el incendio de la ‘ley del solo sí es sí’
Ocurrió el pasado 8-M. El feminismo caminó separado por primera vez en la historia. Y por primera vez en la historia del 25-N, lo ha hecho también este viernes. El colectivo lleva meses envuelto en tensiones y debates por la llamada ley trans, tantas, que los dos días más simbólicos para el movimiento este año han reflejado la ruptura. Y ha vuelto a ocurrir en Madrid, epicentro para medir el pulso; pero mientras que el pasado Día de la Mujer esas diferencias no fueron mostradas de forma explícita, este Día Internacional contra la Violencia de Género ya lo han sido. En la segunda pancarta de la manifestación que ha recorrido el centro de Madrid se leía “Montero dimisión”. No era únicamente por esa normativa para las personas trans, sino también por el último incendio en torno al Ministerio de Igualdad, generado por las rebajas en las penas y las excarcelaciones tras la entrada en vigor de la ley del solo sí es sí. Durante la última semana ha habido insultos, acusaciones y posicionamientos estrictos relacionados con cuestiones técnicas, y también políticas, que coinciden en parte con esa división creada alrededor del proyecto de ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI.
El 25 de noviembre, desde 1999, se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer para exigir el fin de una lacra que la Organización Mundial de la Salud y la ONU consideran una epidemia. Una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido violencia machista en algún momento de su vida. Miles son asesinadas cada año. Cientos de miles sufren agresiones sexuales, violencia psicológica y física. En España, en lo que va de año, 38 mujeres han sido asesinadas, 1.171 desde que comenzó el recuento en 2003; la cifra de menores huérfanos y huérfanas por esta violencia ha ascendido a 26 este 2022, y a 365 desde 2013; desde ese mismo año, 48 han sido los menores asesinados por violencia vicaria de género, dos este año.
Mientras, la agenda política, centrada en los debates de los últimos meses, se ha colado en las marchas de este día. Convocatorias distintas con lemas distintos en la capital han mostrado el cisma provocado por visiones contrarias sobre la cuestión central de la ley trans, la autodeterminación de género, que una persona pueda cambiar el sexo y el nombre solo con su voluntad en el DNI; y por la polémica generada por la ley del solo sí es sí. De forma puntual, en otras ciudades, han aparecido pancartas o se han escuchado cánticos o declaraciones contra la autodeterminación o la ley de Libertad Sexual. En Valencia, Alejandra Escribano, del Moviment Feminista de la ciudad, consideraba la ley del solo sí es sí “necesaria”, y aunque alegaba que nunca insultará ni pedirá la dimisión de la ministra, cree que la norma “se debe mejorar”. Y en Sevilla, las manifestantes han terminado con consignas feministas y gritos pidiendo la dimisión de Irene Montero, una petición que solo se había escuchado en el arranque de la marcha.
Sin embargo, ha sido solo en Madrid, núcleo de la política estatal y del feminismo teórico, donde se ha escenificado la fragmentación con más de una docena de convocatorias distintas por barrios. La que ha recorrido el centro, y la más visible, era la organizada por parte del feminismo posicionado contra la ley trans, Foro de Madrid contra la Violencia a las Mujeres —que lleva más de dos décadas convocando la marcha del 25 de noviembre— y Movimiento Feminista de Madrid, entre otras 23 organizaciones. A ella se ha adherido Contra el Borrado de las Mujeres, una plataforma que nació precisamente contra esa normativa; un grupo del que forman parte figuras históricas del feminismo y del PSOE, como la exvicepresidenta del Gobierno Carmen Calvo, Amelia Valcárcel o Ángeles Álvarez. Según su perspectiva, la libre autodeterminación supondrá “el borrado de las mujeres”.
Esa movilización ha salido a las 18.30 desde Gran Vía con Alcalá, bajo el lema “el machismo mata, viola, explota y borra a las mujeres. ¡Basta ya!”. Durante los primeros minutos ya era palpable la tensión en ese bloque, con el portador de la pancarta que pedía la dimisión de Montero, cercano a la cabecera. Mujeres y hombres, a los lados y detrás, silbaban y abucheaban a quienes gritaban para pedir la salida de la ministra. Dentro de la propia marcha había choque entre las asistentes. “La ley trans es un peligro para los niños, y además va a borrar a todas las mujeres”, decía una manifestante. Al final de esta misma marcha, detrás de la batucada, una mujer enseñaba en alto un cartel: “Yo estoy con Irene Montero. No somos de hierro”. A esa mujer le seguía el cierre de la convocatoria, que lo ponían el Sindicato de Estudiantes y las Juventudes Comunistas. “¡Contra la transfobia! Por la abolición de la prostitución”, sujetaban.
Bloque socialista
En medio de esas posturas encontradas, en un bloque propio, del PSOE, iban las ministras socialistas Nadia Calviño, Isabel Rodríguez y Reyes Maroto. Su presencia ha sido breve y han acompañado el cartel “Mujeres, iguales y libres”. Se habían escapado de sus compromisos de agenda para poder llegar, pero han tenido que abandonarla al poco rato, según explican quienes las acompañaban. Una hora después del inicio de la marcha que recorría el centro de la capital, a las 19.30, la ministra de Igualdad, Irene Montero, acudía a otra manifestación al sureste de la ciudad, en Vallecas, convocada por la Comisión 8M bajo los lemas “contra las violencias machistas”, “frente a la cultura de la violencia” y “feminismos, nuestra respuesta”.
Durante la entrega de los premios Meninas 2022 contra la violencia de género, la mañana de este viernes en el Museo Reina Sofía, Montero recordó en su discurso a “todas las mujeres”, también “las mujeres trans”. No quiso hacer declaraciones después, durante la manifestación. “Esto lo ha convocado el movimiento 8M, mañana lo que queráis, pero hoy no es el momento”, ha espetado Montero a la prensa, que la ha rodeado nada más llegar. “¡Irene! ¡Irene! ¡Hermana!”, gritaban las asistentes. “No perdáis el foco, la violencia”, contestaban otras.
Allí, en las canchas de la calle de Payaso Fofó, se alzaban las pancartas y los pañuelos morados. “Solo sí es sí”, gritaban por toda la calle. “Hemos convocado a la vecinas del barrio para que salgan a la calle y defendamos entre todas a las mujeres. Nos manifestamos para que nos crean y esto se acabe ya. Irene Montero sufre las agresiones que sufrimos todas, ella es la cara visible de eso. Nosotras dirigimos los cánticos contra la violencia patriarcal. Aquí estamos, las feministas”, reivindicaba una de las portavoces de la Comisión 8M antes de comenzar la marcha.
Ese resquebrajamiento patente en Madrid, no es sin embargo extensivo a todo el resto de España. En Barcelona, alrededor de 3.000 personas, según la Guardia Urbana, y entre 40.000 y 50.000, según la organización, se han concentrado por la tarde en la confluencia del Passeig de Gràcia con Diagonal bajo una pancarta que decía ”Ocupemos juntas las calles contra las violencias machistas”. Entre los asistentes, miembros de ERC (Oriol Junqueras, Carme Forcadell), Junts, En Comú Podem o la ministra Raquel Sánchez, del PSC. Y en Andalucía, el 25-N se ha afrontado con el recuerdo de Ana Orantes, de cuyo asesinato a manos de su marido se cumple precisamente hoy 25 años. Aunque también con los coletazos del debate y la guerra política generada por las rebajas de las penas a reos de la ley del solo sí es sí.
Estos días la consejera de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad de la Junta de Andalucía, Loles López, aseguró que el Gobierno andaluz “no está ni con el discurso del PSOE ni con el de Vox en la lucha contra la violencia de género” porque “los extremos son malos”. Una posición en la medianía que el PP ya ocupó el pasado miércoles en el Congreso, cuando Carla Toscano, de Vox, lanzó a Irene Montero que “el único mérito” que tenía “es haber estudiado en profundidad a Pablo Iglesias”, y la llamó “libertadora de violadores”.
“Hay un retroceso en derechos para la mujer”
El hemiciclo estalló en una batalla de gritos entre la izquierda y la extrema derecha mientras el PP se quedó al margen. La eurodiputada socialista Lina Gálvez, que encabezaba la pancarta del PSOE en la manifestación de Sevilla, alertaba “del retroceso en derechos para la mujer que se está viviendo en España y en Europa”. En esa comunidad, de acuerdo con las estimaciones de la Policía Nacional, alrededor de 8.000 personas han participado en las distintas manifestaciones convocadas a lo largo de Andalucía. La más numerosa ha sido la de Córdoba, con entre 2.500 y 3.000 asistentes. En Granada se han concentrado 2.400; 1.500 en Sevilla; 1.000 en Málaga y 700 en Huelva. En Almería han sido alrededor de 650 personas, y en Jaén no ha habido manifestación, pero al acto que se ha organizado han asistido unas 170 personas.
En Valencia no se han dado datos de asistencia, y en A Coruña, aún sin cifras al cierre de este artículo, las mujeres coreaban “contra la violencia machista, revuelta feminista”. Tampoco hay números de la afluencia en País Vasco. En San Sebastián, donde se han reunido unas 500 personas bajo el lema “Frente al miedo y al control: ¡Justicia feminista!”, Eli Benegas, donostiarra de 51 años, lanzaba un “que sea la última vez que nos manifestamos”, en referencia a las asesinadas, a la violencia que sufren a diario las mujeres.
En Madrid, el centro de la división, han sido unas 1.000 personas las que han acudido a la convocatoria de Vallecas y alrededor de 13.000 a la que ha atravesado Gran Vía hasta llegar a Plaza de España. Allí, el discurso de cierre criticó recordó a las mujeres de Irán y Afganistán —como también lo han hecho otras marchas—, la pornografia, la prostitución y la objetivizacion del cuerpo de las mujeres e insistió en las cuestiones que han desmembrado al movimiento. La unidad se palpó cuando las manifestantes nombraron a todas las víctimas de violencia de género de este año y en el escenario depositaron una rosa para cada una de ellas. “¡Asesinada!”, respondió la multitud.
Con información de Andrea García Baroja, Beatriz Olaizola (Madrid), Alfonso Congostrina (Barcelona), Eva Saiz (Sevilla), Sonia Vizoso (A Coruña), Cristina Vázquez y María Fabra (Valencia) y Mikel Ormazabal (San Sebastián).
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