Desnutrición, un problema de todos. ¿Cómo podemos combatirla?
Enfermedades crónicas, menor rendimiento físico e intelectual, así como altos costos hospitalarios son tan solo algunas de las consecuencias derivadas de la desnutrición hospitalaria. ¿Qué podemos hacer al respecto? Las iniciativas y soluciones enfocadas en la alimentación enteral y parenteral plantean un aporte vital para transformar esta realidad
El escenario es urgente y alarmante. La desnutrición es un foco crítico que requiere de un esfuerzo integral por parte de todos los sectores de la sociedad y el cual debe abordarse más allá de los buenos hábitos, la prevención o los tratamientos médicos a largo plazo. Si en un pasado no se le ha dado la atención que merece, hoy la nutrición hospitalaria, aquella que entra en juego cuando un paciente entra al hospital, al no poder ser atendido en una consulta externa.
En este escenario, la pobreza relacionada con el acceso a la nutrición de calidad figura como uno de los principales factores y enemigos a vencer, al menos en México. De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), durante 2020 cerca del 22.5% de la población del país se encontraba en condición de vulnerabilidad por carencia de acceso a la alimentación nutritiva y de calidad, porcentaje que se traduce en 28.6 millones de personas, cifra mayor en 1.1 millones respecto de los 27.5 millones que fueron estimados durante 2018.
Pero no sólo esto. Muchas veces, además de los buenos hábitos y una alimentación completa y adecuada, el llamado a la consciencia de la nutrición atañe también a los especialistas de la salud, es decir la línea clínica, ya que actualmente tanto en el sector público como el privado resulta complejo que los médicos hagan interconsulta interdisciplinaria.
¿Qué consecuencias trae consigo una alimentación deficiente? Los riesgos no son pocos y se pueden extender de forma grave, llegando incluso a la muerte de no atenderse de forma oportuna: deficiencia de micronutrientes, crecimiento inadecuado, menor rendimiento y desempeño físico e intelectual, así como un incremento importante en el riesgo de contraer alguna enfermedad crónica no transmisible, entre otros.
Un sistema de salud en jaque
Una mirada más extensa de esta realidad apunta a que, al menos en México, cerca del 50% de los pacientes valorados en las clínicas y hospitales requieren algún tipo de atención nutricional hospitalaria, la cual, de darse de forma oportuna y certera, puede reducir los tiempos y costos inmediatos relacionados con la salud misma del paciente, así como la de los gastos de los sistemas oficiales de salud, los cuales actualmente están al borde de sus capacidades.
De acuerdo con el estudio fármaco-económico Economic burden of hospital malnutrition and the cost-benefit of supplemental parenteral nutrition in critically ill patients in Latin America, los efectos financieros relacionados directamente con la desnutrición hospitalaria derivada de las enfermedades se encuentra cercana a 10.2 billones de dólares para toda América Latina. El estudio ubica a Brasil como la nación con mayor carga económica (4.41 billones) y a Panamá con la menor (44 millones). En el caso de México, segundo escaño en el listado, el gasto asciende a 3.92 billones.
Ante este escenario, el estudio subraya la importancia de una nutrición adecuada para salvaguardar la vida de los pacientes y reducir costos gracias al soporte nutricional oportuno, el
cual puede ser aprovechado para mejorar el estado nutricional, así como los resultados clínicos de los pacientes hospitalizados en toda la región.
Prevención es el apellido de la nutrición
El maestro en Nutrición Clínica (MNC) por la UVM y licenciado en nutrición humana egresado de la UAM-Xochimilco y docente del TEC de Monterrey en la licenciatura de nutrición y bienestar, Javier Alejandro Luna Morán, explica en exclusiva para El País que actualmente la nutrición debe dejar de verse como un lujo, apuntando a una necesidad vital para la calidad de vida y niveles óptimos de salud de las personas. “La nutrición es cara cuando se emplea mal”, asegura el docente.
En esta historia, el catedrático enfatiza la importancia que tiene la prevención y los buenos hábitos del paciente, ya que de ello dependerá la permanencia y comportamiento ante un escenario que requiera alimentación hospitalaria.
“Es importante hacer todo lo que está a nuestra mano para cuidar nuestra salud. Y yo lo trato de cuidar desde cinco puntos: El aspecto dietético, qué es lo que el cuerpo necesita, cuánto le estamos dando de más o de menos; la actividad física, qué es lo que nosotros hacemos al día. El cuerpo está diseñado para que lo movamos, incluso hay recomendaciones mundiales, que son los famosos 30 minutos diarios de ejercicios, con algún tipo de actividad vigorosa y algún entrenamiento cardiovascular con un asociado de fuerza para mejorar ese componente. Es la manera en la que le damos mantenimiento a nuestros órganos; la parte de la hidratación, que también es de suma importancia. No cuantificamos la cantidad de líquido que consumimos. Y si bien la recomendación de 1.5 o 2 litros diarios es muy general, pero ¿cuántas veces alcanzamos eso al día?; la parte del sueño, a la que tampoco le damos importancia. Y últimamente se ha estado hablando de un término en particular que es la higiene del sueño, que son todos estos hábitos que podemos generar para tener realmente un descanso completo. El cuerpo trabaja con lo que conocemos como ciclo circadiano, todas las actividades que hacemos con luz y todas las que hacemos bajo la oscuridad. En la luz es cuando consumimos los sustratos, cuando generamos las actividades físicas, y todas las reposiciones son nocturnas, cómo estos nutrimentos se acoplan a las líneas musculares en la noche. Y por último, son las cuestiones emocionales, ¿qué estamos haciendo para mantenernos lo más tranquilos y ecuánimes que se pueda?”, apunta el profesor Luna Morán.
Nutrición hospitalaria, un aliado vital
En esta historia destaca la iniciativa de diversas instancias en torno a la nutrición clínica, la cual es un coadyuvante esencial para minar los riesgos asociados a los padecimientos por enfermedad e ingreso clínico, en donde resulta pertinente y, en muchos casos determinante, el llevar a cabo una nutrición temprana oportuna, en donde en 24 horas se valoran y aplican las necesidades alimentarias del paciente.
Javier Alejandro Luna Morán habla de la alimentación enteral y parenteral, ambas formas en las que se puede nutrir a los pacientes, ya sea desde dietas que son ajustadas para las necesidades de cada uno. “Está por ejemplo, un paciente con diabetes, al que le tienes que ajustar los carbohidratos, o uno con problemas oncológicos, al que le tienes que aumentar las proteínas, las calorías. Pero existen otros dos sistemas de soporte nutricional, así se les conoce: lo enteral (NE) es lo que viene acompañado de fórmulas enterales especializadas y lo que podemos dar por vías de acceso diferentes, por vía de acceso oral hasta por algún sistema de sondas, son accesos temporales, ya sea nasales u oral, o bien de accesos permanentes como las gastrostomías (por el estómago), o las enterostomías (cuando se instalan a nivel del intestino). Estas son aplicadas a los pacientes que no alcanzan a cubrir sus necesidades a través de la vía oral.
“Por su parte, lo parenteral (NP) es lo que se ingresa vía intravenoso, desde vías centrales, de alto calibre o periféricas con accesos vasculares más chicos y son a las que uno como profesional recurre cuando el tracto intestinal no es funcional”, precisa el coordinador del Servicio de Nutriología Clínica del Hospital Ángeles del Pedregal (casi diez años).
Ante este contexto, destaca la iniciativa creada por la empresa mundial del cuidado de la salud, especializada en medicamentos y tecnologías de infusión, transfusión y nutrición clínica, Fresenius Kabi -fundada en 1912 por el Dr. y farmacéutico Eduard Fresenius- la cual pone en marcha un trabajo conjunto, integral y coordinado entre el sector salud y los diversos profesionales estratégicos en el ámbito de la vanguardia nutricional, con el fin de combatir la desnutrición hospitalaria en América Latina y generar una conciencia en temas nutricionales: Unidos por la nutrición clínica.
Esta labor conjunta pone al alcance en su sitio web un extenso material de recursos informativos de utilidad para detectar, manejar y tratar la desnutrición relacionada con enfermedades de forma pertinente y eficaz, así como para conocer de forma completa el diagnóstico nutricional pertinente, los distintos riesgos de la desnutrición, además de la administración, combinación y el manejo adecuado del soporte nutricional tanto enteral como parenteral de calidad, así como los distintos beneficios de un tratamiento oportuno y confiable, procesos que además se encuentran fuertemente vinculados con el monitoreo y el seguimiento en hospitales, al igual que diversas capacitaciones online y offline, o eventos educacionales que abarcan la nutrición clínica, centrados en la NP.
A través de su filosofía Caring for life (al cuidado de la vida), Fresenius Kabi es uno de los protagonistas estratégicos en el compromiso por acercar medicinas y tecnologías esenciales, a las manos de personas que ayudan a los pacientes a encontrar mejores soluciones, a los diferentes desafíos que enfrentan por preservar la salud.
Tan sólo en México, la compañía ha desarrollado diversos programas clínicos y educativos, los cuales fungen de ayuda tanto a los pacientes (Alimenta la vida) como a los profesionales de la salud, como lo es justamente el caso de Unidos por la Nutrición Clínica, la cual desde 2014 que busca combatir la desnutrición relacionada con enfermedades en América Latina
Javier Alejandro Luna Morán reflexiona en que en muchas ocasiones, las intervenciones médicas apuntan al medicamento o al hospitalizado, aplicando una solución intravenosa y viendo una mejora inmediata en el paciente. Sin embargo, afirma el especialista, “hay que recordar que el cuerpo está compuesto de todos los sustratos que consumimos. La frase ‘estamos hechos de lo que comemos’ es tan funcional y necesaria de entender, que si no lo entendemos en completo, cómo esperamos que el sistema funcione al 100%. Hace falta un trabajo interdisciplinario entre las diferentes especialidades médicas para tener el enfoque medio hacia nuestros pacientes. Y es necesario también que se tengan las intervenciones nutricionales y las consideraciones pertinentes desde el ingreso del paciente. Por eso los servicios de soporte nutricional son de suma importancia; tener un equipo que sepa de nutrición y sepa dar las intervenciones de forma oportuna y con bases científicas”, considera Luna Morán.