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La complicada lucha de una abuela por quedarse con la tutela del nieto que ha criado

Los servicios sociales de la Generalitat valenciana retiran el acogimiento de un niño de siete años que ha criado Antonia por abandono de la madre e incapacidad del padre

Ferran Bono
Antonia, que quiere seguir acogiendo a su nieto, en su casa.
Antonia, que quiere seguir acogiendo a su nieto, en su casa.Mònica Torres

Antonia ha criado a su nieto desde que tenía dos meses de vida. Ahora tiene siete años. El niño fue declarado en situación de desamparo y quedó bajo la tutela de la Generalitat valenciana por el abandono del hogar por parte de la madre y por la incapacidad del padre de hacerse cargo de él. De modo que Antonia ha ejercido de madre y abuela del menor desde que su hijo se lo entregó para su cuidado al poco de nacer. Desde entonces, los Servicios Sociales autonómicos han ido prorrogando la guardia a ella y a su marido, los abuelos paternos, hasta que el pasado mes decretaron el cese temporal del acogimiento del niño al considerar que el entorno de crianza no es el adecuado. El próximo lunes, el niño debe presentarse en un centro de acogida cercano a la ciudad de Valencia.

La abuela está desesperada. “No me han dicho ni si tiene que llevar una maletita, ni cuántas mudas, ni si puede coger sus juguetes, después de siete años a mi lado”, se lamenta. Acaba de aparcar el coche tras hablar con su abogado, se sienta en una terraza de la población en la que vive, despliega una gran actividad y extiende una ristra de papeles, expedientes, certificados, informes… Antonia cree que le quitan al niño porque, sobre todo, está a punto de cumplir 70 años. En una de las resoluciones de la Generalitat se indica que “la diferencia generacional puede perjudicar el buen desarrollo del acogimiento”. Ella asegura que está muy bien de salud y comenta el gran número de abuelas que se hacen cargo de sus nietos, ahora y antes. Quiere luchar hasta el final por quedarse con su nieto. “El niño tiene una familia y yo le prometí que nunca lo dejaría como hizo su madre. ¿Que estará mejor en un centro de acogida o con otra familia?”, se pregunta.

Antonia es consciente de los problemas del niño, pero insiste en que ha mejorado mucho, que ya no se muestra agresivo, que su rebeldía tenía que ver con el cambio de su querida profesora, que ya está controlando sus necesidades fisiológicas, que si duerme con ella es porque tiene miedo de una película, que la maestra dice que sería un crimen que los separaran, que hace kárate y está integrado.

El informe de la escuela señala que el niño siempre llega puntual y aseado, constata su “apatía/desinterés por las tareas escolares” y que “a veces” su comportamiento es “agresivo” y “no sigue las indicaciones de los profesores”. También indica que el menor estaba respondiendo al programa de modificación de conducta al que se había apuntado con resultados “moderadamente optimistas”. “Estaba yendo todo bien, pero entonces llegó el virus, aunque el niño ha seguido haciendo sus deberes y sus trabajos en casa”, apunta la abuela.

Antonia reconoce también los problemas de diversa índole que impiden o dificultan que alguno de sus cuatro hijos se quede con la custodia del niño. En la casa familiar solo vive uno que trabaja y ayuda, apunta. El padre del niño, que vive en Valencia, se ha recuperado del brote psicótico, según refiere el informe del psicólogo que exhibe, añade. Subraya que reciben ayuda familiar y concluye que son ella y su marido los que quieren criar y responsabilizarse del niño que muestra en fotografías, haciendo kárate, jugando, charlando.

Desde los Servicios Sociales “se ha estado trabajando con una intervención con la familia manteniendo al niño en el núcleo familiar pero se ha optado por buscar un recurso en un hogar de acogida con atención profesionalizada para asegurar su bienestar. Con la familia se han trabajado pautas educativas para la crianza, habilidades educativas y sistemas de refuerzo para sustituir los castigos punitivos”, señalan fuentes de la Generalitat. La decisión de apartarlo de su familia -“temporalmente”, insisten las mismas fuentes- ha sido adoptada por la Comisión de Protección de la Infancia, formada por personal público especialista en psicología, adopciones y un letrado.

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“En estos casos, las decisiones se adoptan siempre pensando única y exclusivamente en el interés superior del menor. En este caso se ha valorado especialmente la situación del entorno para el que actualmente no existe informe de idoneidad. La situación familiar es muy compleja y repercute negativamente en el niño y en su desarrollo y comportamiento. La actual responsable de su tutela no es consciente de que el problema está en el ambiente familiar y en la gestión de las emociones y el comportamiento del niño y se observa que no se siguen las indicaciones dadas por los técnicos de servicios sociales”, señalan los Servicios Sociales de la consejería de Igualdad e Inclusión Social que dirige la vicepresidenta valenciana, Mónica Oltra.

El abogado de Antonia está estudiando todas las posibilidades para que el niño se mantenga en el seno familiar. Asegura que falta documentación justificativa de la decisión de la Generalitat y echa en falta un informe que “pondere los posibles beneficios del cese de acogimiento y los perjuicios que se le pueden causar de repente a un niño que lo arrancan de un día para otro de su arraigo familiar”. El abogado defiende trabajar de manera conjunta y coordinada con la Generalitat pensando en la familia y en lo mejor para el niño.

Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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