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Noticia patrocinada

¿Por qué debería estudiar a distancia?

Los grados y máster semipresenciales y ‘online’ ofrecen una alternativa más flexible y más económica para los profesionales que buscan ampliar estudios

Getty
Javier A. Fernández

Agnès Busquets quiere ser profesora de Cocina y Restauración en Formación Profesional. Por eso está inmersa en un curso de Formación Pedagógica y Didáctica. Lo hace completamente online. También los exámenes, que son tipo test y los realiza desde el campus virtual de su Universidad. Para garantizar que es ella quien completa los cuestionarios, un programa toma fotos de su rostro de manera periódica para verificar que se trata de ella en todo momento. Este método, aún en fase experimental, permitirá a Busquets, si aprueba los test, obtener el título sin necesidad de trasladarse hasta la facultad ni siquiera para los exámenes o el trabajo final. “Ese lo haré por videoconferencia”, explica esta gerundense de 37 años que ya posee el título de Técnico Superior en Dirección de Cocina.

Agnès Busquets realiza el curso de Formación Pedagógica y Didáctica para Profesorado de Formación Profesional en la UAX.
Agnès Busquets realiza el curso de Formación Pedagógica y Didáctica para Profesorado de Formación Profesional en la UAX.

Las nuevas tecnologías fomentan los estudios a distancia. En el curso 2015-2016 (últimos datos disponibles del Ministerio de Educación) hubo 228.574 alumnos matriculados en grados, máster y otros títulos de universidades no presenciales. Esta modalidad ofrece la posibilidad de acudir al centro únicamente para hacer los exámenes. Pero también sacarse el diploma sin pisar físicamente un aula. “Estos estudios ofrecen una alternativa a mucha gente que no se anima a cursar estudios superiores porque no puede trasladarse cada día hasta la Universidad”, explica José Fraile, director de OpenUAX, el área de e-learning de la universidad madrileña.

Este tipo de estudios no son nuevos, pero la digitalización multiplica las facilidades para realizarlos. “Así, la oferta y la demanda van creciendo”, agrega Fraile. El precio es otro de los factores a favor. La escasa infraestructura que requieren abarata el coste y permite compatibilizar los estudios con otras actividades.

“La edad de los alumnos está entre 25 y 35 años”, explica José Fraile. “Pero hay titulaciones de Formación Profesional y posgrado en las que la media supera los 40 años”, continúa. Precisamente, en este campo es dónde está creciendo con vigor el número de alumnos, que ya superan los 2.000 en la plataforma de la UAX. “Hay más estudiantes especialmente en los títulos de educación”, apunta Fraile.

El madrileño Javier Casado es uno de ellos. Empezó en 2018 el máster en Profesorado de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato, Formación Profesional y Enseñanza de Idiomas. El objetivo de este filólogo y diseñador gráfico de 42 años es ampliar sus conocimientos y sus posibilidades laborales. Se ha planteado, incluso, cursar el doctorado después. “He ejercido de profesor en muchas ocasiones, siempre me ha interesado la docencia”, asegura.

Constancia

Casado dedica dos o tres horas al día a estudiar y preparar trabajos, cuando acaba su jornada en las oficinas del Boletín Oficial del Estado. “Puedo asistir a la clase en directo, como si se tratara de una conversación por Skype. Si tienes una duda, hay un botoncito que equivale a levantar la mano en clase. La sensación es real”, describe este padre de dos adolescentes que a veces no se lo ponen fácil. “Me ven con el ordenador y con los cascos puestos y tengo que recordarles que estoy en clase”, apostilla.

Varias veces durante el curso, Casado tiene que presentarse a los exámenes en la sede de la Universidad, en Villanueva de la Cañada. El sábado pasado tuvo los últimos. “Es divertido ver en persona a los compañeros con los que te has estado comunicando por Internet durante el curso”, confiesa, “también a los profesores, con los que estás muy familiarizados pero que no te conocen por tu cara, sino por tu nombre”.

Nuria Herrera también se decantó por un máster semipresencial para compaginar con el trabajo. Nada más acabar el grado de Enfermería en la UAX eligió el máster en Urgencias y Emergencias del Adulto para profesionales de Enfermería. “Necesitaba un posgrado que me permitiera seguir como enfermera”, explica esta vecina de Villanueva de la Cañada de 24 años.

Dejarlo a medias

La deserción es uno de los riesgos a los que se enfrena el estudiante a distancia. Por eso, la constancia es para Casado una de las cualidades clave cuando se planteó abordarlos. “Tener hijos te ayuda a organizarte de manera eficiente y en casa cuento con apoyo. Cuando tengo un día de bajón, mi esposa me apoya, si no se haría muy durillo”, reconoce. Para José Fraile, director de OpenUAX, la flexibilidad es precisamente lo que permite que el estudiante no desista a la larga, aunque abandone temporalmente. Un plan de estudios personalizado y un buen equipo docente ayudan a no dejarlo. “La clave es centrar la metodología en las necesidades del estudiante. Además de un equipo académico, los alumnos cuentan con un asesor técnico pedagógico y un informático”, explica Fraile. Esta figura resulta esencial cuando se depende de la tecnología para aprobar. “Nunca se me ha ido la luz ni la conexión a Internet, pero siempre puedes tener algún problema”, reconoce Agnès Busquets que con el curso espera combinar su pasión por la cocina con su gusto por dar clase.

Muchos profesionales se decantan por los grados a distancia para lograr mejoras en sus condiciones laborales. Sergio Moreno, informático madrileño de 46 años, aspira a coordinar equipos e implantar estrategias digitales en el sector de la banca y los seguros. Moreno comenzó en el mundo de la informática sin contar con un título universitario. “Terminé COU, no hice Selectividad y me metí a trabajar. Para aspirar a puestos superiores me exigen el diploma”, explica.

Tras cursar el ciclo formativo de grado superior en Técnico Superior en Administración de Sistemas Informáticos Moreno se ha matriculado en el grado de Ingeniería Informática de la Universidad Alfonso X el Sabio. Gracias al ciclo y los años de experiencia ha convalidado la mitad del grado. “Este año voy con tres asignaturas. Poco a poco”, puntualiza este experto en analítica y big data, para quien su trabajo es su vocación. En un mundo en el que la tecnología cambia tan rápidamente, reciclarse es vital. Otra de las razones por las que muchos profesionales vuelven a estudiar. “Con 15 años mi padre me regalo un ordenador Spectrum, uno con teclas de goma. Me gustaba destripar los juegos, cogía el código fuente, lo ejecutaba y analizaba cómo había sido creado”, recuerda Moreno sobre sus primeros pasos en la informática. Ahora el mundo digital ha cambiado completamente, no tiene nada que ver con aquellos ordenadores de 48 kilobytes —hoy un móvil tiene en torno a 6 gigas, 131.000 veces más—. También los estudios a distancia, cuya experiencia es similar a la de ir cada día a la uni. “Incluso nosotros decimos ‘voy a clase’ cuando nos conectamos para recibir la lección online”, concluye Moreno.

Esta noticia, patrocinada por la Universidad Alfonso X el Sabio, ha sido elaborada por un colaborador de EL PAÍS.

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