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Descubra a los Steve Jobs brasileños

Acampada en el Campus Party.
Acampada en el Campus Party.BOSCO MARTIN

En 2013, nueve de cada diez habitantes del planeta Tierra poseía un teléfono móvil, según datos  de la Unión Internacional de Telecomumicaciones  (ITU, en sus siglas en inglés). Si se compara con que solo cinco de cada diez personas tienen acceso a un sistema de saneamiento básico y al agua potable, en datos de la ONU, es necesario reflexionar sobre el impacto de la evolución tecnológica en en pro de las mejorías sociales. El Campus Party (CP), además de ser uno de los encuentros de internautas más importantes del mundo, se ha centrado en dos ejes en su séptima edición en Brasil: utilizar la innovación para fomentar la sostenibilidad y hacer que los emprendedores tecnológicos refllexionen sobre estas cuestiones sociales.

El recinto para eventos del Parque Anhembi, en la zona norte de São Paulo, funciona 24 horas al día hasta el final de la feria, previsto para el próximo domingo 2 de febrero. Son dos espacios: uno de acceso libre y otro para quienes pagaron los 150 reales que cuesta la inscripción. Fueron "solo" 8.000 entradas, que se agotaron en noviembre del año pasado. En la parte abierta al público, están los stands de las 250 startups que ganaron entre las más de mil propuestas recibidas por el comité organizador, además de demostraciones de juegos y software - la comercialización está prohibida. Tras pasar por el control de seguridad, que reconoce en este caso la identificación personal del periodista con un código de barras y confirma rostros, nombres y ordenadores, además del paaso obligatorio de las mochilas por rayos X, se llega al amplio espacio de la "arena" como se llama la zona pagada. En ella, 500 conferencistas abordarán temas variados, desde blogs y tecnología hasta educación y salud.

La Campus Party más nocturna de todas, según los organizadores - los “campuseiros” montan carpas y trasnochan para interactuar todo el tiempo - reúne a jóvenes de entre 18 y 30 años que desean aprender con esta inmersión de una semana. Renata Gallo, por ejemplo, ganó su primer ordenador con cuatro años de edad. Esta informática, que ahora tiene 21, ya ha participado tres veces en este evento. "En mi grupo de amigas conocí a gente que consiguió trabajo viniendo a la CP, porque aquí surgen oportunidades", explica. Para ella, lomás importante es "el ambiente. Acabas saliendo con ganas de innovar, con ideas en la cabeza y compartes esta experiencia". Renata es una de las que duermen en las carpas del Campus, para "bucear en la vibra del CP", afirma, como representante del 33% de público femenino que participa en la feria, uno de los niveles más altos del mundo. Para Paco Ragageles, uno de los creadores del la CP, oír eso es una alegría inmensa. "Tenemos 100 inversores que trajeron 5.000 millones de reales para invertir en estos jóvenes. Nuestra misión es ayudar a los campuseiros a  tener éxito y hacer crecer sus startups", dice.

Uno de los stands de la CP que tiene ese objetivo es el FI-WARE, que se autodefine como "Interfaces de Programación de Aplicaciones abiertas para mentes abiertas". La plataforma europea tiene como objetivo proporcionar a los desarrolladores toda la infraestructura para la puesta en marcha del proyecto, ya sea desde una base de datos compleja hasta una mesa para que trabajen. La elección de los proyectos de smart-cities y smart-business (ciudades y negocios inteligentes) fue ardua. Hay solamente tres equipos brasileños entre las competidoras. Adriel Café y Diego Bonfim, ambos de Bahía, forman parte de uno de esos equipos. "Hace tres años participamos y siempre nos fijamos en los desafíos de la CP. Hacemos todo, desde crear soluciones para la enseñanza elemental a desarrollar herramientas de consumo", cuenta Diego. Trabajan basados en el concepto de Internet de las cosas, que, en resumen, significa que la conectividad debe concebirse a todos los niveles. Adriel ilustra el concepto: "Una ventana sabe por la temperatura interior y exterior de la casa si debe cerrarse o no", explica.

A pesar de que estos jóvenes están muy por delante de lo que se enseña en las universidades y escuelas técnicas, ya que muchos son autodidactas, entienden que la enseñanza oficial aún es necesaria. Un ejemplo es Gabriel Barberini, de 15 años. En dos minutos, enumeró más de treinta programas y herramientas que era capaz de utilizar con maestria, de los cuales esta reportera solo consiguió identificar dos: Java y Dreamweaver. Hijo de un desarrollador de software, vive el mundo de la tecnología desde muy pequeño, pero aún así piensa en hacer "una FATEC (escuela técnica) o ir al exterior directamente, porque hablo inglés". Gabriel vino a la CP patrocinado por una empresa de ordenadores "para competir", dice, apuntando para el lugar más ruidoso de la feria, donde centenares de personas se congregan 24 horas al día alrededor de un escenario para ayudar a sus jugadores-ídolos en el League of Legends, un juego de estrategia en línea que es considerado un deporte en Estados Unidos, dato el consumo de energía por la aceleración del ritmo cardíaco mientras se practica.

Los gamers, jugadores profesionales como él, representan el 15% del público. La industria de juegos movió el año pasado 20.770 millones de dólares, según un estudio elaborado por la asociación de software, la ESA. Aunque el equipo de Gabriel no llegó a la final, aprovechó el tiempo para deambular por la CP y tuvo "algunas ideas para startups. Conversé incluso con un desarrollador de software libre para dar continuidad a esos proyectos cuando salga de aqui".

Uno de los principios de la CP es la libertad, no solo en lo que respecta al acceso libre y gratuito de los contenidos (las conferencias pagadas pueden ser vistas en streaming). También están presentes tanto empresas comerciales como de código abierto. Es posible observar los jóvenes intercambiando ideas, presentando sus proyectos unos a otros, sin miedo de que se los roben. Con participantes procedentes de más de 20 áreas del conocimiento, el intercambio entre disciplinas es fundamental. Para Vitor Dota, de 20 años, que estudia economía en la Universidad de Brasilia, "es un evento de aglomeración de personas, en el mejor sentido de la expresión. Yo creía que entendía de tecnología hasta llegar aquí. Mi intención es emprender, situarme, por eso vine a conocer y ver lo que está sucediendo". Phillipp Michael de Olivo, 22, es programador, pero cree que la interdisciplinaridad es lo que hace el evento único: "la CP genera nuevos ramos de actuación, en medicina, seguridad, política y medioambiente".

Para el creador Ragageles, la presencia de diversos ponentes es fundamental. "Una de las conferencias sobre empreendedorismo fue dada por el vocalista Bruce Dickinson, de Iron Maiden, con el aforo completo", cuenta. Evaluando los últimos siete años de eventos, Ragageles cree que "Brasil tiene dos cualidades: la creatividad y la capacidad de comunicación, potencializados con las posibilidades que Internet ofrece". Y va más allá: "Tengo certeza de que el próximo éxito de Internet saldrá de Brasil".

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