“En Nueva Guinea traté a un caníbal”
Manuel Corachan es doctor y escritor, especialista en medicina tropical y apasionado africanista
Entrevista al médico y escritor, Manuel Corachan, especialista en medicina tropical y apasionado africanista.
Pregunta. Cuenta usted que a la exploradora Mary Kingsley le salvó la vida el refajo.
Respuesta. Y las enaguas. Viajaba por África en el XIX ataviada como una señora europea, lo que sin duda era incómodo e inapropiado, pero tantas capas de ropa le permitieron salir indemne al caer en una trampa con estacas puntiagudas al fondo.
Perfil del doctor
El doctor Manuel Corachán (San Sebastían, 1938) es el gran pionero en España de la medicina tropical. Tras su jubilación ha cambiado el estetoscopio por la pluma y ha escrito Historia del África negra precolonial (Edicions Bernat), en la que recuerda la altura cultural de los antiguos reinos africanos de Benín, Malí o Songay, y que la universidad Sankore de Tombuctú se creó 200 años antes que la de la Sorbona...
P. No me extraña que la admire, era un hacha en dosificar la quinina como profilaxis de la malaria.
R. Así es, y una persona entrañable y solidaria. Murió de fiebre tifoidea en Sudáfrica cuidando a los soldados heridos en la guerra anglobóer.
P. Reivindica a Stanley por encima de Livingstone.
R. Los ingleses han presentado siempre muy negativamente a Stanley, que les birló dos rescates, el de Livingstone y el de Emin Pachá. Y le han hecho pagar excesivamente su servicio al rey Leopoldo. Pero he encontrado documentación sobre unas cartas inéditas que prueban que criticó la política belga con respecto al Congo. Por su parte Livingstone no era buen explorador y como misionero un desastre: no convertía a nadie. Aunque hay que reconocerle que luchó contra la esclavitud.
P. Stanley, Livingstone, Speke, Burton, Grant, Baker... Todos eran valientes.
R.Tenían que serlo para afrontar aquello, los peligros, las enfermedades. También eran soberbios, poco respetuosos y poco sensibles hacia los africanos.
P. Me encanta que valore a los exploradores que denomina “privados de gloria”.
R. Muchos que hicieron grandes cosas han permanecido en el anonimato. Empezando por los guías y servidores africanos.
P. Esos que mueren los primeros, despeñados o a manos de los gaboni, en los filmes de Tarzán.
R. Y ahí están también Pedro Páez, primero en alcanzar las fuentes del Nilo Azul, o Gessi Pasha, uno de los “tenientes de Gordon”, que circunnavegó el lago Alberto.
P. ¿Qué le ha pasado a África?
R. Trato de responderlo en mi libro. Los grandes reinos se colapsan con la llegada de las armas de fuego, la esclavitud y los blancos. Todo eso causa una gran distorsión. La trata se lleva a gente joven y fuerte, y provoca la huida de poblaciones. Se calcula que la esclavitud supone la pérdida de 30 millones de africanos. Un golpe tremendo, que desestructura las sociedades. Se destruye la dignidad y la identidad. Y luego llega la colonización europea...
P. ¿Hay esperanza para África?
R. Yo la tengo. Hay una generación de jóvenes muy brillantes ahora. Me da rabia que se mantengan los tópicos y se hable más de los tiranos que de ellos, de los ingenieros, abogados y médicos. Es lento y costará, pero los jóvenes van a sacar adelante África. Hoy un país como Ghana crece al 8 % anual.
Es lento y costará, pero los jóvenes van a sacar adelante África. Ghana ya crece al 8% anual
P. Ha vivido en África 12 años y nunca ha dejado de visitarla, ¿qué es lo más hermoso que ha visto?
R. La gente. Nos demuestran que la vida real no es lo que tenemos nosotros.
P. ¿Y lo más terrible?
R. Las muertes que se podrían evitar. Ver que se puede hacer mucho y la impotencia que provoca no llegar a todo. Pero cuando logras algo es muy gratificante.
P. Le han llamado “el Indiana Jones” de la medicina.
R. ¡No, no, todo lo contrario!, la medicina tropical es una disciplina académica muy seria, una gran especialización.
P. ¿Qué es lo más raro que ha tratado?
R. Cuando estuve en Papúa-Nueva Guinea nos llegó al hospital alguna persona que había practicado el canibalismo y padecía problemas neurológicos en consecuencia, algo similar a lo que vimos con el caso de las vacas locas. Luego hay cosas muy clásicas pero que no dejan de sorprenderte como la esquistosomiasis, la bilharzia, cuyo ciclo requiere heces humanas, agua dulce y caracoles. Una historia bellísima desde el punto de vista parasitario.
P. ¿Tienen que ver los problemas históricos de África con las enfermedades?
R. Sí, sobre todo la enfermedad del sueño.
P. Las moscas tse-tsé son difíciles de matar. En Tanzania, en el lago Manyara, les atizábamos de lo lindo y no se morían, las tías.
R. Sí, durísimas, y las ronchas de las picaduras muy molestas. Afortunadamente la infección es rara, a no ser que seas pastor de ganado. ¡Lo más peligroso en África son las cosas pequeñas!
P. ¿Qué ha sido del Ébola?
Parece habernos dado un respiro.
R. Sí, hasta que vuelva. Nunca los vencemos, a los microrganismo. Ganamos batallas pero no la guerra. Sin embargo, ¿sabes?, ganar batallas ya vale la pena.
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