“En la escuela se debe enseñar qué es el dinero”
El coordinador de los supervisores bursátiles mundiales pide sanciones más duras
—Prueba los churros. Aquí los hacen muy buenos.
David Wright elige para el encuentro una cafetería muy cercana a su casa. La parroquia habitual del local puede verle muchas mañanas desayunando antes de ir a trabajar. Su altura —ronda los dos metros— y su acento británico impiden que pase desapercibido. Wright cumple ahora su primer año como máximo responsable de la Organización Internacional de Comisiones de Valores (IOSCO por sus siglas en inglés), el organismo que coordina a los supervisores bursátiles de todo el mundo. La misión que tiene encomendada es tan ambiciosa como compleja: evitar que los mercados de capitales vuelvan a ser el origen de una depresión económica global y asegurar que las malas prácticas no se coman los ahorros de millones de pequeños ahorradores.
“Desde que estalló la crisis se ha avanzado en materia regulatoria, hay más transparencia... ¡Pero no podemos dormirnos! Hace falta que la normativa se aplique correctamente y que se haga de forma coordinada en las diferentes jurisdicciones. Para ello se necesitan instituciones globales en materia de mercados financieros como las hay, por ejemplo, en el ámbito comercial”. En su opinión, la supervisión bursátil será cada vez más importante ya que los mercados de los países emergentes van a desarrollarse exponencialmente en los próximos años y las empresas tendrán que aprender a depender menos del crédito bancario y más de los inversores privados.
Cree que las bancos quebrados en la crisis estaban dirigidos por gente "megalómana" sin los conocimientos necesarios
Wright pasó tres décadas trabajando como asesor de la Comisión Europea. Allí colaboró con Jacques Delors y Jacques Santer. Casado con una española, está encantado con su nueva vida en Madrid. “Es evidente que el país atraviesa por una situación difícil, pero sus gentes son solidarias, hay una gran creatividad, las infraestructuras de transporte son magníficas. Además, ¡mira qué luz hay a las nueve de la mañana!”, enfatiza mientras moja sus churros en el café.
Un discurso que dio recientemente en Washington causó revuelo entre los popes financieros. Wright denunció que la mayoría de las instituciones quebradas durante la crisis estaban dirigidas por consejeros delegados (varones) “megalómanos” sin conocimientos en la gestión del riesgo, con consejos “que miraban para otro lado” y con auditores que no cumplieron su función. “Cuando cojo el AVE a Málaga no tengo duda de que el conductor sabe llevar la máquina. Entre los banqueros había gente que no tenía los conocimientos necesarios. Es importante reforzar las sanciones penales. Si el castigo es duro, habrá menos abusos”. Otra de las lecciones, en su opinión, que deja la crisis es la necesidad de fomentar la cultura financiera. “En la escuela se enseñan muchas cosas: gimnasia, manualidades, religión... También deberían explicar qué es el dinero y por qué es importante”.
Europeísta convencido —“el proyecto europeo debería haber ganado el Nobel de la Paz mucho antes”—, su tono de voz suena a decepción cuando habla de por qué sus compatriotas británicos se cuestionan seguir en la UE. “Los políticos no han explicado a los ciudadanos que Europa no es solo un proyecto de libre mercado, sino una idea que va más allá y habla de integración, de cooperación y de compartir soberanía”.
Al final de la conversación no queda ni rastro de los churros en los platos.
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