Pingüino marcado, pingüino perjudicado
Los individuos con bandas metálicas se reproducen menos y mueren antes, por lo que no se pueden considerar indicadores fiables del cambio climático
Los pingüinos rey marcados con bandas metálicas en las aletas para poder seguirlos individualmente a efectos de investigación resultan perjudicados permanentemente, han encontrado científicos europeos que los han estudiado durante 10 años. Su capacidad reproductiva se reduce en casi un 40% y su índice de supervivencia en un 16%, según este estudio, cuyos autores advierten de que no son totalmente de fiar los trabajos sobre los efectos del cambio climático en los ecosistemas marinos basados en pingüinos marcados de esta manera.
Claire Saraux y sus colegas, noruegos y franceses, recuerdan en su comunicación, que publica la revista Nature, que en 2007 el Panel Intergubernamental de Cambio Climático subrayó la necesidad urgente de valorar la respuesta de los ecosistemas marinos a este cambio global. Dado que los pingüinos están entre los mayores predadores de los mares del sur, probablemente los más afectados por el calentamiento, el uso de los movimientos de las poblaciones de estos animales como indicadores resulta adecuado. Sin embargo, los nuevos datos refutan el argumento anterior de que los animales se acostumbraban a la banda e indican que las respuestas de los pingüinos marcados a la variabilidad climática son distintas de las de los que no están marcados.
"Los biólogos que buscan explicaciones a los cambios en la abundancia de animales tienen que poder diferenciar entre los movimientos de estos y los cambios reales en su población", explica el experto británico Rory P. Wilson en la misma revista. "La solución es seguir a los individuos y, dado que son difíciles de reconocer, necesitamos marcarlos. El conocimiento del destino y las vicisitudes de animales conocidos puede mostrar cómo responden a su ambiente, incluido el cambio climático".
Para efectuar el estudio, los observadores se basaron en la comparación de pingüinos rey (Aptenodytes patagonicus, la especie de mayor tamaño tras el pingüino emperador) con banda y con transpondedor (marcaje electrónico), por lo que no se puede decir que se hayan comparado con pingüinos totalmente libres, recuerda Wilson, aunque se cree que la implantación de pequeños emisores receptores es la técnica menos invasiva.
Las bandas metálicas exacerban el proceso de selección natural, cree Wilson, ya que esta puede actuar sobre diferencias mínimas individuales. Las bandas pueden producir lesiones en las aletas o en las partes del cuerpo próximas debido al roce durante el nado y hacer que el animal tenga que gastar hasta un cuarto más de energía para nadar. Además, el brillo de las bandas puede atraer a los predadores. Este método tiene la ventaja de que se puede identificar al animal desde lejos mediante algo tan simple como unos prismáticos, pero el estudio plantea si el conocimiento imperfecto así conseguido vale la pena ante el daño infligido.
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