_
_
_
_

La hormona que manda en el metabolismo

El número de enfermedades relacionadas con la glándula tiroidea se ha triplicado en los últimos 30 años. La más común, el hipotiroidismo, afecta a un 10% de las mujeres mayores de 65 años. La prueba que la detecta es sencilla, y el tratamiento, según los expertos, "bueno, bonito y barato". Pero, aun así, muchos endocrinos aseguran que está infradiagnosticada

Tardó cuatro años en saber qué le pasaba. Cuando tenía 38 empezó a sentir una gran tristeza, nerviosismo y a adelgazar. El médico de cabecera le recetó antidepresivos y ansiolíticos. Una depresión, le dijo. Pero ella no mejoraba. No se conformó y al cumplir los 42 acudió a un endocrino por su cuenta. En realidad, Rosario padecía hipertiroidismo. Dijo adiós a los medicamentos para la depresión y empezó a tomar hormona tiroidea. Si el primer diagnóstico hubiese sido certero, se hubiese ahorrado mucho sufrimiento. "Tengo una tienda, no tenía más remedio que trabajar porque soy autónoma, y muchos días las clientas me encontraban llorando", cuenta. Ahora está al frente de la Asociación Benéfica de Tiroides de Canarias. "Me dije que lucharía para que no le pasase a más gente". Son 500 socios en la isla. No han reclamado tan sólo más médicos endocrinos para su territorio (y lo han conseguido), sino también que la prueba para saber si los niveles de la hormona tiroidea son adecuados (se puede saber con un análisis de sangre) sea algo rutinario.

Los síntomas son fatiga, nerviosismo y cambio de peso

En los últimos años, la incidencia de las enfermedades relacionadas con el tiroides ha aumentado. Suponen un tercio de las visitas que los endocrinos reciben en sus consultas. Por detrás de la diabetes y el colesterol. En parte se detecta más porque la prueba diagnóstica se practica más. "No hacerla no tiene perdón. Es muy fácil, igual que el tratamiento", afirma Irene Halperin, médico endocrino del hospital Clínic de Barcelona. En tan sólo 30 años, añade, la cantidad de diagnósticos se ha triplicado. Influye el envejecimiento de la población, ya que este grupo de patologías afecta más a los mayores. Aunque algunos especialistas también apuntan a factores ambientales como el estrés y algunas sustancias químicas sobre las que aún no hay acuerdo científico en absoluto.

Las enfermedades del tiroides se deben a una disfunción en la glándula tiroidea. Tiene forma de mariposa y se localiza en la parte frontal del cuello, justo bajo la laringe. Esta glándula produce hormonas que intervienen en el control del metabolismo. Se producen como respuesta a otra hormona que secreta la hipófisis, que a su vez se genera por el estímulo de otra sustancia química producida en el cerebro, en el hipotálamo.

Existen muchas patologías ralacionadas con el tiroides, pero se agrupan en cuatro grupos de enfermedades: cuando hay hipertiroidismo se produce demasiada hormona tiroidea. En el hipotiroidismo se produce muy poca. Los nódulos o la enfermedad tiroidea benigna y el cáncer de tiroides son tumores que pueden ser benignos o malignos. En definitiva, sea por exceso o por defecto, el desequilibrio altera el metabolismo, acelerándolo o ralentizándolo. Entre otros, los síntomas más frecuentes son la fatiga, el nerviosismo, las palpitaciones y las alteraciones del peso corporal (en el hipertiroidismo se pierde peso y puede haber diarreas; en el hipotiroidismo se engorda y hay estreñimiento).

La más frecuente

La enfermedad de tiroides más frecuente es el hipotiroidismo. "Afecta a un 10% de las mujeres mayores de 65 años", explica Halperin. Su causa más común es la tiroiditis autoinmune, más conocida como tiroiditis de Hashimoto. "Los anticuerpos destruyen el tiroides, que, como consecuencia, produce menos hormonas", explica Fernando Cordido, endocrino del hospital de A Coruña y vocal de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN). Sus síntomas son muy inespecíficos. Algunos son la fatiga, el nerviosismo, la pérdida de peso y las deposiciones frecuentes. Por eso, a veces se tarda en llegar a la consulta del endocrino. "Seguro que hay infradiagnóstico en adultos", afirma Miquel Puig Domingo, vicepresidente de la SEEN y especialista del Clínic. "En general sería bueno hacer cribado a partir de los 50 años en mujeres; el diagnóstico no es caro, y el tratamiento, tampoco", añade.

El cribado sistemático para descartar el hipotiroidismo en bebés, con un leve pinchazo en el talón, se practica desde los años ochenta en España. Permite diagnosticar precozmente y prevenir problemas asociados, como el retraso mental. Pero la mejor forma de evitarlo es que la mamá no tenga problemas de tiroides ni déficit de yodo. "Es importante el cribado en mujeres que quieran quedarse embarazadas porque el hipotiroidismo y, sobre todo, la hipotiroxinemia [insuficiencia de la tasa de tiroxina en la sangre] materna en el primer trimestre de embarazo condicionan un peor desarrollo cerebral del feto, que hasta la semana 15 o 20 de gestación depende de la tiroxina de la madre", afirma Puig.

"Los bebés de madres hipotiroxinémicas tienen un promedio de 10 puntos menos de coeficiente intelectual", añade el especialista. Como prevención, se recomienda que las mujeres que se quieran quedar embarazadas tomen yodo, "para tener los depósitos de tiroides bien llenos".

En las poblaciones donde la incidencia del hipotiroidismo es mayor hay una falta de yodo en la dieta. Afecta a zonas geográficas donde no se ingiere a través de la alimentación, normalmente zonas en las que no hay mar. En muchos casos se produce el bocio endémico, un abultamiento del cuello a causa de la inflamación o el aumento de la glándula. "La hormona tiroidea está compuesta por varios átomos de yodo. Para fabricarla, la glándula tiroides necesita yodo, y si no lo tiene, para sacar más provecho del poco que consigue el organismo, puede aumentar de tamaño", explica Cordido.

España es uno de los países de Europa con mayor déficit de yodo. En concreto, estas zonas se encuentran en Galicia, León, Asturias y las islas Canarias, aunque estén en medio del mar. Como medida de salud pública, desde hace más de dos décadas se realizan campañas de yodación, no exentas de polémica. Se ha reducido, pero no sin contrapartidas. En Galicia, por ejemplo, hay datos sobre cómo desde los años ochenta esta medida ha logrado disminuir el hipotiroidismo en niños. Pero también ha aumentado los casos de hipertiroidismo, sobre todo en personas mayores que ya tenían bocio. Su cuerpo se había acostumbrado a funcionar con poco yodo, con lo que el aumento acabó provocando el efecto contrario. "Fue el precio a pagar para prevenir el bocio endémico", afirma Cordido.

En estas zonas también hay más personas que desarrollan nódulos benignos en la glándula y cáncer de tiroides. "Es minoritario, suponen un 1% de los cánceres en humanos", afirma Halperin. Cuando aparece un bulto en el cuello, hay que estar alerta, aunque las posibilidades estadísticas de que finalmente sea un cáncer son muy bajas (menos de un 5%, según datos de la SEEN). El tratamiento pasa por la cirugía. Generalmente, se recomienda la extirpación de toda la glándula.

Genes y ambiente

Todo apunta a que hay varios genes que determinan una predisposición a que el tiroides no funcione correctamente. Sin embargo, el ambiente juega un papel determinante. Además de la ingesta de yodo, se está investigando la importancia de otros factores. "El estrés facilita que se desencadene el hipertiroidismo autoinmune, lo sabemos desde hace años. Y también el tabaquismo, que puede facilitar el desarrollo de la enfermedad ocular asociada a la enfermedad de Graves [otra enfermedad del tiroides]", explica Puig Domingo.

En regiones donde se siguen dietas muy monótonas también se encuentran casos. El exceso de selenio es determinante. Hay verduras, como las coles, los grelos y la yuca, que contienen tiocenatos que pueden perjudicar el tiroides. "Pero sólo ocurre cuando la dieta es absolutamente monográfica, como sucede en algunos lugares de Africa o América Latina", afirma Halperin.

Recientemente, un grupo de científicos de la Universidad de Exeter, en el Reino Unido, han asociado el desequilibrio en el tiroides con los altos niveles en sangre de un producto químico, el ácido perfluoroctanoico, presente en algunas telas o sartenes antiadherentes. En el estudio, publicado en Environmental Health Perspective, se analizaron las muestras de sangre de casi 4.000 personas. Los que presentaban mayores niveles de este producto en sangre tenían el doble de probabilidades de desarrollar una enfermedad del tiroides. Sin embargo, el estudio no es concluyente. Los investigadores no han podido determinar qué acción concreta producen estos químicos para acabar desencadenando un desequilibrio hormonal. Lo mismo ocurre con otros estudios en los que se relaciona con la exposición a pesticidas.

Las enfermedades del tiroides son crónicas. Requieren el uso de tratamiento sustitutivo con hormona tiroidea diariamente y a lo largo de toda la vida. "No se cura, se compensa. Es un tratamiento bueno, bonito y barato. Es fácil de administrar, establecer los niveles adecuados y controlarlos", explica Halperin.

Hay algunos casos transitorios, provocados por medicamentos como los inmunosupresores, el litio o los que contienen yodo. Los estrógenos o anticonceptivos orales elevan falsamente los niveles de la hormona y pueden dar falsos positivos en las analíticas. En estos casos, al dejar de tomar el fármaco, acaba corrigiéndose el desequilibrio en la producción de la hormona.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_