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La angioplastia reduce al 5% la muerte por infarto

En España sólo el 40% de los afectados reciben cateterismo

El 70% de los infartos o las anginas de pecho deberían tratarse con cateterismo o angioplastia, según los expertos. La mortalidad de la enfermedad coronaria en España es de un 5% si se resuelve en la sala de hemodinámica de un hospital mediante estas técnicas. Sin embargo, si se trata con medicamentos fibrinolíticos, la mortalidad se eleva hasta un 11% (en pacientes que llegan al centro sanitario en similares tiempos y circunstancias clínicas).

Pero a pesar de estas recomendaciones, la utilización de estos medios es diversa en Europa. En España, por ejemplo, sólo el 40% de los ciudadanos que sufren un infarto son tratados mediante cateterismo. Una técnica que salva más vidas que la aplicación de fármacos fibrinolíticos, según Carlos Macaya, codirector del curso teórico-práctico Team celebrado la semana pasada en el hospital Clínico San Carlos, de Madrid.

Galicia es una excepción. Allí, gracias a la iniciativa pionera Progaliam, puesta en marcha en 2006, los ciudadanos que sufren un accidente coronario pueden acceder al tratamiento percutáneo merced a una red nodal en A Coruña, Vigo y Santiago.

Para promover el tratamiento de estas patologías con angioplastia o cateterismo, la Sociedad Europea de Cardiología está promoviendo el programa Stents for life, para que al menos el 70% de la población que sufra un episodio coronario tenga acceso a esos tratamientos. Además, se está estudiando si los nuevos stents biodegradables son más fisiológicos que las distintas generaciones de los farmacoactivos al diluirse en el torrente circulatorio una vez que han cumplido su función de desobstruir la arteria, ya que son bioabsorbibles.

Los stents son diminutas estructuras de diferentes materiales que, en el caso de la enfermedad coronaria, se introducen por la arteria femoral, bajo control radiológico, para desatascar las arterias coronarias, llamadas así porque rodean el corazón a modo de corona.

Eulogio García , consultor ejecutivo del hospital Clínico San Carlos, destacó la implantación percutánea, y no a corazón abierto, de prótesis valvulares, "que desde hace pocos años ha dejado de ser una quimera para convertirse en una realidad clínica".

Tras un tiempo de gran prevalencia de las valvulopatías como secuelas de las fiebres reumáticas (que desaparecieron), se redujeron notablemente los problemas de las válvulas cardiacas.

"Sin embargo", explica García, "con el envejecimiento de la población aparece una nueva patología valvular por estenosis aórtica. Mediante la implantación percutánea podemos hacerlo por dos acceso: la vía arterial transfemoral, a la altura de la ingle, y la vía transapical, que es algo más invasiva, ya que hay que pinchar intercostalmente la piel e ir directamente a la válvula afectada. Por el momento, sólo están indicadas en pacientes con grave riesgo quirúrgico".

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