Nueve límites de la Tierra para evitar cambios catastróficos
Los científicos advierten de que se ha sobrepasado ya la frontera en cambio climático, ciclo del nitrógeno y pérdida de biodiversidad
¿Cuanta alteración y tensión puede aguantar el sistema Tierra debido a la acción de la especie humana sin sufrir cambios catastróficos? Mucho se habla al respecto, pero hasta ahora poco se ha avanzado en la definición cuantificada de los límites que soporta el planeta. Para sentar al menos unas bases científicas al respecto, a partir de las cuales se puedan medir los riegos, un equipo científico internacional ha identificado nueve fronteras planetarias "que no deben ser sobrepasadas" si se quieren evitar alteraciones medioambientales "inadmisibles". Estas nueve fronteras que deben respetarse son: el cambio climático, la pérdida de biodiversidad (terrestre y marina), las interferencias en los ciclos globales del nitrógeno y del fósforo, la destrucción de la capa de ozono estratosférica, la acidificación oceánica, el consumo global de agua dulce, los cambios en el uso de la tierra, la contaminación química y la concentración atmosférica de aerosoles. Los límites de seguridad en los tres primeros parámetros ya han sido sobrepasados, afirman Johan Rockström (Universidad de Estocolmo) y sus colegas en la revista Nature.
Los científicos explican en su artículo que "el medio ambiente del planeta ha sido inusualmente estable durante los últimos 10.000 años". Este período de estabilidad (denominado Holoceno), en el que han florecido las civilizaciones humanas, podría continuar durante varios miles de años más, pero ahora esa estabilidad peligra, afirman. "Desde la revolución industrial ha surgido una nueva era, el Antropoceno, en la que la actividad humana se ha convertido en el principal motor del cambio medioambiental". Si se fuerza ese motor, las consecuencias pueden ser catastróficas para grandes regiones del planeta.
El objetivo de estos investigadores es intentar cuantificar los límites de seguridad más allá de los cuales el sistema Tierra no puede continuar funcionando de modo estable, como en el Holoceno. Pero ellos son conscientes de la dificultad de la empresa, admiten que cabe mucho debate sobre la base que proponen y reconocen que algunos de los parámetros y valores que han elaborado no son mas que una primera aproximación. Varios artículos de especialistas en diversas áreas (incluido el premio Nobel Mario Molina, que se refiere a la destrucción de la capa de ozono) acompañan en Nature el trabajo de de Rockström y sus colegas, valorando sus propuestas y parámetros, todos ellos reconociendo la dificultad de la empresa. En el mismo sentido se manifiesta la propia revista Nature en un editorial.
Para el cambio climático el parámetro elegido por el equipo de Rockström es la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera y los cambios en forzamiento de la radiación (en ambos se han sobrepasado ya los valores de seguridad). La pérdida de biodiversidad -también con la frontera sobrepasada- se puede medir por la tasa de extinción (número de especies perdidas por millón de especies por año). La cantidad de nitrógeno atmosférico fijado para su utilización humana en agricultura (en millones de toneladas por año) y la cantidad de fósforo vertido al océano mundial (millones de toneladas pro año), son los parámetros para cuantificar sus ciclos. El resto de las fronteras se pueden medir por la concentración de ozono, la acidez de las aguas oceánicas, el consumo humano de agua dulce (kilómetro cúbico por año), el porcentaje de superficie global convertido en cultivos (uso de la tierra), la concentración de partículas en la atmósfera y la cantidad de contaminantes (varios compuestos y valores).
En el cambio climático inducido por la actividad humana, los científicos recuerdan en su artículo que hay un consenso entre los expertos acerca de que superar los dos grados centígrados de calentamiento sobre la temperatura de la época pre-industrial supone un alto riesgo de que se produzcan alteraciones irreversibles (pérdida de la capa helada del planeta, subida acelerada del nivel del mar y cambios abruptos en bosques y selvas, así como en sistemas agrícolas) y para evitarlo hay que limitar la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera. La frontera que proponen es de 350 partes por millón (280 ppm en la época preindustrial) y actualmente ese valor está ya en 387 ppm.
En cuanto a la biodiversidad, estos científicos recuerdan que en el Antropoceno se está produciendo una aceleración masiva de la pérdida de especies. La tasa de extinción, señalan, no se había producido en el planeta Tierra desde el último episodio de extinción masiva. Actualmente se estima que la pérdida de especies es entre cien y mil veces superior a lo que se consideraría natural. En este caso la interacción entre factores críticos del medio ambiente terrestre es clara: el cambio climático se va a convertir en un agente fundamental de la pérdida de biodiversidad en este siglo: hasta un 30% de todas las especies de mamíferos, aves y anfibios estarán amenazadas.
Las fronteras del planeta que proponen estos investigadores "están íntimamente relacionadas", recuerdan. "No podemos permitirnos el lujo de concentrar nuestros esfuerzos en una de ellas aislándola de las otras porque si se sobrepasa una también las otras están en serio peligro".
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