El deshielo de Groenlandia amenaza las costas de Norteamérica
A finales del siglo XXI la subida del nivel del mar podría ser de entre 30 y 50 centímetros
La fusión de la cubierta helada de Groenlandia a lo largo de este siglo es una amenaza para las costas orientales de Norteamérica mucho más grave de lo que se había calculado. La advertencia se recoge en un estudio del Centro Nacional para Investigación Atmosférica (NCAR), estadounidense que se expone en la revista Geophysical Research Letters. "Si la fusión en Groenlandia sigue acelerándose, habrá un impacto significativo en las costas del nordeste americano durante este siglo por la subida del nivel de mar. Grandes ciudades de esa zona están directamente en la trayectoria de las subidas mayores", ha explicado Aixue Hu, líder de la investigación, en un comunicado del NCAR. Ciudades como Nueva York, Boston (EEUU) o Halifax (Canadá) se verían especialmente perjudicadas por un ascenso del nivel del mar de 30 a 50 centímetros hacia 2100.
La fusión de moderada a rápida de los hielos puede provocar cambios en la circulación oceánica, arrastrando agua extra hacia esas costas. Susensibilidad al aumento de las aguas era ya conocida. Hace un par de meses, una investigación presentada en la revista Nature Geoscience ya advertía de que el calentamiento del agua podría alterar las corrientes oceánicas y elevar el nivel del mar en el nordeste americano unos 20 centímetros más que la media mundial (entre 18 y 59 centímetros, según el último informe del Panel Intergubernamental para Cambio Climático -IPCC-, de Naciones Unidas). Pero ese estudio no tenía en cuenta el impacto adicional del hielo de Groenlandia fundido, que puede acelerar los cambios oceánicos en la zona y añadir entre 10 y 30 centímetros a la subida del agua en las ciudades mas pobladas del Este de EEUU y Canadá, matizan ahora los investigadores del NCAR. Además, en regiones remotas más septentrionales de Canadá y de la misma Groenlandia, la subida del mar puede ser aún mayor.
El mismo informe del IPCC, de 2007, ha sido considerado cauto o conservador por muchos especialistas, que ya sospechaban que la subida del mar sería superior a ese rango de 18 a 59 centímetros (el rango depende del nivel de las futuras emisiones de gases de efecto invernadero) porque la fusión de los hielos árticos parece que se ha acelerado en los últimos años.
Hu y sus colegas, explica el NCAR, han trabajado con simulaciones del clima futuro y han considerado diferentes escenarios: si la fusión de los hielos sigue aumentando un 7% anual, como hasta ahora, hasta 2050, y aunque se frene entonces, la subida del nivel del mar en las costas del Noreste americano puede ser de 50 centímetros superior a la media de subida global debida al cambio climático. Los científicos consideran que este escenario de alta fusión de hielo es poco probable. Pero aunque la tasa de fusión descienda a un 3% anual, las simulaciones indican que a finales de siglo los cambios oceánicos desplazarán agua hacia esa región y el nivel subirá 30 centímetros más que en el resto del mundo. Aún si la tasa cayera al 1% anual, la subida del mar sería de 120 centímetros.
Los científicos explican que, como el clima es un sistema complejo con efectos interrelacionados, si la fusión del hielo en Groenlandia se mantuviese en la tasa máxima del 7%, podría acabar generando allí una recuperación del hielo, al menos temporal, hacia finales de siglo. El mecanismo es el siguiente: la alta fusión del hielo introduciría mucha agua dulce en el sistema, lo que debilitaría la circulación oceánica que lleva agua templada al ártico; con menos entrada de agua templada, el deshielo sería menor.
El nivel del mar no es uniforme en el planeta debido a los efectos de la circulación oceánica y el nivel de compresión de las aguas profundas, que es distinto en unas y otras zonas del mar. En el Atlántico esta circulación lleva aguas templadas desde el trópico hacia el océano septentrional, donde se enfría y se hunde, creando una densa capa de agua fría. Esto hace que el nivel del mar en el Atlántico Norte sea actualmente unos 70 centímetros inferior al del Pacífico norte, que carece de esa capa profunda de agua fría.
Si la fusión de los hielos de Groenlandia aumentase entre un 3% y un 7% anual, el agua dulce añadida al mar podría debilitar ese bucle de la circulación oceánica en el Atlántico Norte, reduciéndose la acumulación de aguas profundas densas; el aumento de la temperatura del agua profunda supondría una expansión de la misma, con lo que se produciría una específica elevación del nivel del mar allí, explican los científicos del NCAR.
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