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JUSTICIA EN EE UU

Un cura rompe el secreto de confesión para liberar a un inocente encarcelado desde 1988

El testimonio del religioso y de un abogado incrimina a un hombre que murió hace cuatro años

Jose Morales, de 30 años y origen puertoriqueño, fue condenado en 1988 junto con Ruben Montalvo por el asesinato de un hombre en el barrio neoyorquino del Bronx.

El caso comenzó el 28 de septiembre de ese año, tras el asesinato de Jose Antonio Rivera, según cuenta en su edición de hoy el diario estadounidense The New York Times. La víctima fue perseguida por un grupo de adolescentes a través de un parque neoyorquino y por el barrio del Bronx, donde vivía Morales. Cuando le alcanzaron, alguien le acuchilló, al tiempo que era golpeado con bates de béisbol y palos.

Su novia, que había estado tomando una copas con él, fue el único testigo del asesinato. Días después, identificó a Morales en una rueda de reconocimiento, algo que el juez que le acaba de liberar ha justificado por la confusión y la presión que vivió la mujer en esos días.

El verdadero asesino confesó su crimen durante el juicio a Morales
Morales no aceptó una oferta del fiscal para reducir su condena por saberse inocente

La confesión del asesino

Pero casi 13 años después, el reverendo católico, Joseph Towle, y el abogado, Stanley Cohen, decidieron cada uno por su cuenta declarar ante el juez que el adolescente Jesus Fornes les había confesado ser el verdadero autor del crimen. Fornes murió en 1997.

Cuando, en 1989, Fornes confesó su crimen al reverendo Towle, éste le instó a acudir ante el juez para admitir su crimen. Así lo hizo: habló con un abogado de la defensa, Stanley Cohen, y éste solicitó inmediatamente que se aplazara el juicio. Pero durante esa suspensión Fornes se buscó un defensor para si mismo, y éste le aconsejó que guardara silencio. Así, cuando su primera confesión fue presentada en el juicio, el juez no admitió su testimonio por no corroborarlo Fornes personalmente.

El reverendo Towle se ha defendido alegando que no ha roto el secreto de confesión, puesto que a su juicio no ha revelado un hecho nuevo sino que ha repetido lo que el criminal ya declaró en su día. Esta postura ha sido defendida por el juez, pero ha recibido fuertes críticas por parte de la familia de la víctima, indignada con la decisión del sacerdote.

De hecho, Fornes se confesó ante cuatro personas más tras su crimen, pero el tribunal que juzgaba a Morales desestimó las declaraciones de los dos testigos que se presentaron al juicio.

Recuperar el tiempo perdido

Tras su temporada en la cárcel, Morales intentará ahora rehacer su vida, lo que no va a ser fácil. No sólo la ciudad ha cambiado por completo, como el mismo ha manifestado, sino también todo lo que le rodeaba en 1988 ha desaparecido. Su hijo, por ejemplo, recién nacido cuando ingresó en prisión, tiene ahora 12 años. Para tratar de recuperar el tiempo perdido cuenta con terminar la carrera de psicología, que inició y casi ha terminado en la cárcel.

No se arrepiente de haber dejado pasar el pacto que le propuso el fiscal durante el primer juicio. El abogado le ofreció retirar la acusación de asesinato en segundo grado si aceptaba una de imprudencia temeraria, que le habría hecho pasar de uno a tres años entre rejas. Morales, que se sabía inocente, no aceptó.

AP
AP

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