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Roberto Torretta y su boda a medida

El creador presenta su nuevo servicio de trajes de ceremonia. Se trata de la apuesta personal de su hija María por actualizar el universo nupcial regresando a los diseños únicos y artesanales.

Roberto Torretta

El pasillo de 15 metros del taller madrileño del diseñador se ha convertido en uno de los caminos más importantes para algunas de sus clientas, las que vienen a conocer su nuevo proyecto nupcial. Este espacio, creado por la interiorista Patricia Urquiola, está iluminado con la luz natural que entra por una pared de cristal serigrafiado.

Al pasar a una de las salas, encontramos patrones sobre metros de sedas, exóticos algodones y gasas y tules en diferentes declinaciones del color blanco. «Hace ocho meses mi hija María comenzó a pincharme para sacar adelante un taller a medida para ceremonia. Eso sí, le dije que tendría que ser ella la que se hiciera cargo», explica sonriente Roberto Torretta, quien en 2013 celebró tres décadas dedicado a la industria en España. No se trata de su primera incursión en este universo. En 2009 firmó un acuerdo con la casa francesa Pronuptia para crear tres colecciones. «Decidimos no renovar contrato, porque descubrimos que no nos interesa hacer estos modelos de manera industrial».

Boceto presentado a una de las clientas

Mirta Rojo

Ambos saben a la perfección que éste es un mercado difícil. «Hay 300.000 novias eclesiásticas al año y muy buenos diseñadores a los que recurrir. En el mundo, además, el mercado español es de los más importantes. Uno de cada diez vestidos tiene firma nacional», dice Roberto. Pero su hija considera que esta apuesta era la que faltaba para completar la galaxia de productos con su apellido: dos líneas femeninas y una infantil, además de licencias de joyas, menaje del hogar, perfumes y gafas, con las que está presente en Reino Unido, Ucrania, Portugal, Corea, Rusia, Francia, México y EE UU . «Se trata de un capricho, pero también de nuestra apuesta por un negocio selecto y artesanal. Lo tomamos como un laboratorio donde nos podemos dar lujos con los patrones y los tipos y metros de tela, sin los límites que impone el mercado», explica María. «Sabemos que con la artesanía no se puede mantener una empresa con compromisos laborales o hacer frente a las 20 nóminas de nuestro equipo. Pero eso no nos ha detenido», puntualiza el creador.

Pasamanería para las próximas creaciones.

Mirta Rojo

Cuenta atrás. Las tres modistas que trabajan en el taller tienen contabilizadas las horas que, como mínimo, les lleva realizar cada uno de estos vestidos: 250. «Para las clientas es una experiencia muy agradable. Vienen al showroom, conocen a Roberto, toman algo», nos cuenta María. «Hacerse un modelo con una factura impecable, fabricado a mano, con un buen patrón y un crepé y una seda bonita puede costar desde 5.000 euros». Esa negociación se cierra en las primeras reuniones. «La novia nos cuenta sus preferencias sobre los volúmenes del traje y el corte, además de detalles como la hora y el lugar donde se realizará la ceremonia. Entonces comienza el trabajo. Y en una segunda cita presentamos cuatro o cinco bocetos y opciones de tejidos», comenta Roberto.

Por confidencialidad no dan los nombres de las casi dos docenas de mujeres que ya han encargado sus creaciones a medida, incluidos modelos nupciales. «Las caracteriza que todas huyen de diseños y tejidos conservadores; son conocedoras de nuestro trabajo y de nuestra identidad. Y solo hacemos vestidos que respetan nuestros códigos», concluye María Torretta.

María, entre dos de las modistas de su equipo, repasando los patrones de los encargos nupciales.

Mirta Rojo

Una de las nuevas telas. «Trabajos a mano y a medida. Ése es el lujo hoy, no comprar un diseño hecho en cadena», dice María.

Mirta Rojo

Cremalleras de las próximas piezas. Dentro de su plan de internacionalización, la firma ya desfila en Madrid y Rusia.

Mirta Rojo

Rollos de tejidos.

Mirta Rojo

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