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«No creo que Del Bosque le diga a Ramos ‘sé un hombre y ponme un gin tonic’”

Paloma del Río, voz del deporte minoritario por excelencia, repasa su carrera en ‘Enredando en la memoria’. Hablamos con la periodista sobre machismo, homosexualidad y deporte.

cover paloma
Clara Ferrero

Todo el mundo la ha escuchado alguna vez. Paloma del Río (Madrid, 1960) ha puesto voz a los últimos 13 Juegos Olímpicos y es la mujer que se esconde detrás de las retransmisiones de gimnasia y patinaje artístico, entre otros deportes minoritarios en seguimiento. Cuando no se pasa siete horas seguidas narrando piruetas y saltos imposibles, del Río pelea desde su puesto como Coordinadora de patrocinios y Federaciones de la Dirección de Deportes de TVE por visibilizar el deporte femenino.

El próximo mes de septiembre publicará, con la ayuda de la comunidad digital, Enredando en la memoria (Libros.com), una autobiografía que recopila las vivencias profesionales y personales de una mujer luchadora, entusiasta y, como ella misma se define, intrépida. A falta de diez días para que finalice la campaña de crowdfunding (puedes aportar tu granito de arena aquí), charlamos con la periodista acerca de machismo, homosexualidad, percepciones extrasensoriales y, por supuesto, deporte.

¿Siempre quisiste dedicar tu carrera a deportes minoritarios y femeninos?

Lo que siempre tuve claro es que quería ser periodista deportiva. Mientras estudiaba la carrera me sentía muy atraída por el deporte y empecé de becaria haciendo fútbol, natación o lo que tocara. Sin embargo, mi primera retransmisión fue de tenis de mesa. Tenían claro que tenía buena voz y después de aprender a trabajarla y modularla fui entrando en el mundo del deporte minoritario y me encantó. He tenido la suerte de poder quedarme en ese mundo porque lo que está más codiciado es el fútbol y a mí no me interesa demasiado.

Formas parte de una generación junto a Olga Viza o María Escario de mujeres pioneras en el periodismo deportivo. ¿Cómo eran esos tiempos en los que apenas había mujeres en la sección de deportes?

El otro día hablaba con Olga y me decía que no tenía la sensación de que fuéramos pioneras. Yo creo que sí. Había más periodistas deportivas pero las que yo conocí eran mis propias compañeras de televisión: María Antonia Martínez, Olga Viza, Elena Sánchez, Mari Cruz Esteban, María Escario, Mercedes Milá… Yo sí viví esa época teniendo claro que rompíamos el juego. Y aunque me gustaba muchísimo lo que hacía fue un momento duro. Como cuento en el libro, cuando entré de becaria a la tele viví un episodio complicado. Había un redactor, de estos veteranos y pomposos, que me miraba con cara lasciva y no paraba de hacer comentarios con retintín. “Tú, bonita, ¿prefieres estar aquí en vez de trabajando de enfermera?”, me decía –del Río trabajó como auxiliar de clínica para pagarse los estudios–. Un día, esperó a que nos quedáramos solos en la redacción y directamente me metió mano. Yo estaba sentada y él vino por detrás y me puso las manos en los pechos. Yo, que soy muy tranquila, ni grité ni le insulté. Simplemente me di la vuelta y le dije: “¿Te gustaría que le hicieran esto a tu hija?”. El tío no me contestó nada. Quitó las manos, se puso colorado como un tomate y se marchó avergonzado. A partir de ese momento evitó quedarse a solas conmigo en la redacción. Él formaba parte de esa generación de hombres que pensaba que tenías que pasar por su cama para conseguir algo.

¿Alguna vez te han hecho una proposición así de directa: “no vas a conseguir esto si no te acuestas conmigo”?

Tan directamente no. Pero el tipo que me metió mano, por ejemplo, se encargó de retrasar todo lo que pudo mi traslado desde informativos a deportes cuando María Antonia Martínez me fichó para hacer un programa que se llamaba Olímpicos. Fue una temporada incómoda. Nadie más en la redacción se enteró de lo que había pasado y yo sabía que él me estaba perjudicando por haberle afeado el gesto.

Dirías que el mundo del deporte es machista.

Sí. Lo era entonces y lo sigue siendo. Hay mucho discurso de “apoyo a las mujeres” pero a la hora de la verdad, las grandes oportunidades siempre se las dan a los chicos. Nosotras curramos como las que más y tenemos las mismas capacidades de análisis o sacrificio que ellos, pero en la mayoría de las cadenas son los tíos los que mandan.

Y si eres chica parece requisito obligatorio tener una cara bonita como la de Sara Carbonero o Lara Álvarez. ¿Se antepone la belleza a un buen currículo?

No se debería valorar tanto la belleza femenina porque a un hombre no le miran la cara bonita para ponerlo a presentar. Está claro que si es atractivo y tiene una buena presencia suma puntos, pero habría que mirar la preparación, la inteligencia… Lo más probable es que si te ponen a presentar un programa y no tienes buena base acabes en el olvido cuando termine esa etapa. Suelen ser oportunidades que te da una persona concreta y si esa persona desaparece, probablemente tú también lo hagas. Pero si tienes un buen bagaje de trabajo, de energía, de solvencia; seguirás estando siempre. Presentando o en la retaguardia. Yo, por ejemplo, nunca he presentado.

¿Nunca te lo han ofrecido?

No, nunca me lo han ofrecido y, además, me siento mejor detrás de la cámara. Ahora ya, desde luego, no es el momento. Yo ya estoy pasada de vueltas y normalmente esto lo haces cuando estás empezando y alguien apuesta por ti. Es llamativo que en los países anglosajones sea al revés y los presentadores sean personas con edad y experiencia. Pero aquí se apuesta por las caras frescas que, desde luego, dan menos seguridad que una persona con edad y experiencia.

¿Cuál ha sido el momento más bonito de narrar?

Cuando he cantado medallas, más si son de deportistas españoles. Recuerdo con mucho cariño la primera que canté cuando se la llevaron las chicas de rítmica en los Juegos de Atlanta del 96. Fue tremendo. De todas formas siempre me emociono en los Juegos. En cuanto escucho el himno olímpico rompo a llorar.

¿Y el más duro?

La patinadora Joannie Rochette me hizo llorar a lágrima viva en los Juegos de Vancouver de 2010. Su madre se murió de un infarto un par de días antes de la competición. El momento en el que ella puso el patín en el hielo el pabellón entero se conmocionó. Yo me puse a llorar y de hecho se escucha en la transmisión cómo entre lágrimas pido perdón por emocionarme.

¿Por qué has decidido recopilar ahora todas esas vivencias en tu libro Enredando en la memoria?

Cuando era pequeña mi tía me dijo: “El mundo es de los intrépidos”. Yo desde luego me apliqué el cuento. Siempre he sido muy emprendedora y esta es una aventura más. Fue mi amiga Paloma Fidalgo de la revista El Duende la que me convenció. Cayó en sus manos una novela que yo había escrito cuando estudiaba y me animó a retomar la escritura para contar mi historia de pelea, de mujer dentro del periodismo deportivo que llega a convertirse en el segundo escalafón de la dirección de deportes de una empresa como TVE. Estuvo insistiendo tres meses y al final decidí escribirla.

¿Qué es lo que más dolor o vergüenza te ha producido contar?

No me da ninguna vergüenza compartir como soy. Los que me conocen ya lo saben y en las transmisiones también dejo ver una parte de mí. Soy una persona alegre, que viste de colores, que se prepara las cosas y disfruta con lo que hace. Pero sí es cierto que cuesta revivir los momentos malos. Recordar la muerte súbita de mi padre, de una muy buena amiga o de mi cuñado ha sido difícil. Todo eso me ha hecho empezar a vivir cada día como si fuese el último.

En el libro hablas de tu homosexualidad. ¿Has vivido alguna mala experiencia profesional por decir abiertamente que eres lesbiana?

No. Toda la vida lo he tenido claro. A mí siempre me han gustado las mujeres. Nunca me he escondido. No sé hasta qué punto es público y sinceramente me da igual. Los que se alejan de ti cuando saben que eres lesbiana no me interesan. Y a nivel profesional no me ha traído problemas porque no lo he permitido. No creo que la orientación sexual sea un inconveniente para ser más o menos profesional y no le interesa a nadie. Lo que pasa es que yo no voy por la vida con careta sino a pecho descubierto y no quiero tener nada que ocultar. Recuerdo que en un viaje de trabajo al que me llevé a mi pareja de aquel momento, una compañera me decía: "¡Qué huevos tienes!" Yo le contestaba: los mismos que tú por traer a tu marido (risas). Creo que me miraban con más admiración que otra cosa.

También cuentas que tienes algo especial a nivel perceptivo que ni tú misma sabes cómo definir. Háblame de ello.

Siempre he sido muy intuitiva desde pequeña. No sé si alguien lo podría llamar médium, que es mucho decir, pero tengo una especial sensibilidad para adelantar acontecimientos. Probablemente alguien con menos escrúpulos que yo estaría por ahí echando cartas. Me di cuenta de que tenía ese poder cuando tenía 12 ó 13 años. Nunca me dio miedo pero no sabía muy bien lo que pasaba. Con el tiempo me di cuenta de que era capaz de prever y percibir cosas.

¿Hablas de escuchar sonidos o tener visiones?

Sí. Por ejemplo cuando murió una amiga mía del colegio oía pasos. Crujían las maderas y sabía que era ella. Tras la muerte de mi tía también vi una luz blanca en la puerta del cuarto. Ahora, a veces cuando estoy en la cama escucho como si alguien rasgara la guitarra que tengo en el ático o me encuentro la radio encendida. Mi madre también ha empezado a tener sensaciones así desde hace unos años. Cuando nos encontramos la luz del jardín encendida y comentamos que ninguna de las dos la hemos dado solemos decir que “hemos tenido visita” (risas).

¿Esto es lo más sorprendente que el lector va a descubrir sobre ti en el libro?

Va a descubrir muchas cosas. A una mujer con mucha suerte que también ha trabajado mucho. Yo no tuve una herencia ni nada por el estilo y tanto mis hermanas como yo nos pagamos la carrera trabajando. A partir de ese momento, creo que mi vida está predirigida. Igual que ocurre con el camino de las baldosas amarillas en la película de El Mago de Oz, mis baldosas amarillas se van colocando siempre en el momento en el que voy llegando y me van dirigiendo hacia dónde tengo que ir. Y yo me dejo llevar. Es una especie de predestinación que me ha evitado dos atentados en Madrid. Hubo dos bombas en dos lugares en los que yo debía estar pero que decidí evitar en el último momento. Supongo que no me tocaba pero yo lo achaco a una especie de mano que me dirige.

En ese camino de baldosas amarillas, ¿cuál ha sido el mayor obstáculo que has tenido que superar para llegar a donde estás?

Ser mujer. Estoy segura de que un hombre lo hubiera tenido más sencillo pero, como siempre y en todos los ámbitos de la sociedad, ser mujer es el mayor inconveniente. Tenemos que demostrar el doble y tenemos que 'duplicarnos' porque cuando terminamos de trabajar hay que llegar a casa, hacer la compra, poner la lavadora… tareas que muchos hombres no tienen que hacer.

A la izquierda, Almudena Cid, encargada del prólogo de ‘Enredando en la memoria’. A la derecha, Paloma retransmitiendo.

Getty / Cortesía de Paloma del Río

¿Crees que el deporte femenino tiene el espacio y la importancia que se merece?

No. Debería tener más. A la vez que se está disputando la Copa América de fútbol se está celebrando el Mundial femenino de fútbol. Pero eso parece que da igual. Los informativos siguen pendientes de lo que hace Neymar y las mujeres tienen que romperse la cabeza para tener un pequeño espacio. Yo, como no tengo otra cosa mejor que hacer, voy a dedicarme a pelear todo lo que pueda por darle la visibilidad que se merece.

El fútbol monopoliza los espacios deportivos y las audiencias. ¿Cómo podríamos educar a los espectadores para cambiar esto?

Mientras se siga alimentando el fútbol eso es lo que hará que sea interesante. En los diez minutos que dura el bloque deportivo en informativos no hay espacio para otros deportes si no se los damos. Creo que somos los medios los que tenemos que estar concienciados. Nosotros ahora en la dirección de deportes de TVE estamos peleando mucho por cambiar esto. Además, por primera vez en la historia, la directora de deportes es una mujer.

¿Qué opinas sobre la polémica que rodea a Gala León? ¿Hay machismo detrás del rechazo de los tenistas hacia la nueva capitana de la Copa Davis?

Parece ser que los jugadores están molestos porque no les han consultado. Pero la realidad es que ya han ido pasando por la capitanía un montón de personalidades y la guerra se ha abierto cuando se ha elegido a una mujer. Entrenadores y deportistas han sido desafortunados en algunos comentarios y detrás de todo esto el parapeto es Gala. A mí me da rabia porque creo que no es justo lo que están haciendo con ella. Fue tenista y merece el beneficio de la duda de si está preparada o no. Se han sacado las cosas de contexto y ha habido prejuicios que sí pueden venir dados porque ella sea mujer.

¿Qué te parece la carta que las jugadores españolas de fútbol han redactado para pedir la destitución de su entrenador Ignacio Quereda?

Se ha criticado que las chicas saquen todo esto a la luz una vez que han sido eliminadas del Mundial pero, ¿cuándo es el momento oportuno para que 23 mujeres denuncien su descontento?, ¿tenían que haberlo hecho antes del mundial cuando aún les hubiera desestabilizado más? Entiendo que haya sido tras su eliminación cuando hayan puesto los medios para que cambie la situación, sobre todo, teniendo en cuenta que el entrenador lleva muchos años y que las chicas que se han quejado anteriormente no han vuelto a ser convocadas. Quizá el fútbol femenino no está dónde debería por culpa de señores de ese tipo. Además, las chicas han denunciado una serie de cosas objetivas que no tienen parangón con cómo se trata a la selección masculina. No tuvieron tiempo de aclimatarse al llegar solo cinco días antes con una diferencia horaria de seis horas y tuvieron los amistosos dos meses antes. Y luego están los comentarios del tipo “a ver quien actúa de mujer y me trae un café” y el tonito con el que se dicen. No creo que Del Bosque le diga a Ramos “a ver si actúas como un hombre y me pones un gin tonic”. Si ese lenguaje no se consiente y no es correcto en determinados entrenadores, tampoco debería aceptarse en otros.

Pasa lo mismo con los uniformes.

Sí. En voley playa, por ejemplo, los chicos van con su camiseta y sus pantaloncitos y las chicas tienen que ir enseñando cuerpo. ¿Por qué? Si quieren que las chicas jueguen en tanga, genial. Pero que se lo pongan a los chicos también. Pero parece que con las mujeres siempre hay un factor de imagen, de carne, que va más allá del deporte. Y el deporte es el deporte. Igual para hombres que para mujeres.

¿Crees que el Real Madrid tendría que tener una selección de fútbol femenina?

Creo que deberían tenerla todos los clubes. Es modélica la fundación del Atlético de Madrid que tiene una escuela de fútbol de todas las categorías de donde salen muchas de las niñas que juegan en la selección. Los clubes grandes son los que más poderío económico tienen para hacer esas secciones, pero todo lo centran en la parte masculina. Supongo que tendrán sus intereses pero estoy segura de que habría muchas chicas interesadas en jugar al fútbol, al balonmano o al baloncesto representando al Real Madrid.

¿Nos olvidamos de los Juegos Olímpicos en Madrid?

Sí, yo ya tiré la toalla. Después de acabar la retransmisión en la que fuimos eliminados en Buenos Aires volví sola al hotel y me sentía totalmente desencantada. Pensé: “Voy a vivir los Juegos Olímpicos que me queden con entusiasmo, pero ya me olvido de que se celebren en Madrid porque eso ya no lo voy a ver”.

¿Qué crees que ha fallado?

La parte económica no nos favoreció nada, el lenguaje de austeridad que se utilizó sirvió de Pirineos para abajo pero los Juegos no dejan de ser un colosal negocio para muchas empresas. Y muchos de esos empresarios están dentro del Comité Olímpico Internacional y se mezclan intereses. En esa sesión no solo se elegía la sede, también el nuevo presidente. Tuvieron conversaciones del tipo “si tú me apoyas a mí para ser presidente, yo te apoyo a ti para que salgas de sede” y al final todas esas circunstancias nos perjudicaron.

¿Había una posibilidad real o era una cortina de humo para generar esperanza en tiempos de crisis?

Sí, había una posibilidad real. Yo pensaba que la final iba a ser Tokyo-Madrid pero para que no saliera Madrid de primeras y por mayoría, se volcaron los votos hacia la candidatura de Estambul y al final se perdieron tantos que Madrid quedó eliminada la primera. Los intereses económicos pudieron.

¿Qué promesa española crees que dará mucho que hablar?

Carolina Marín en bádminton es impresionante. Las chicas de triatlón y baloncesto también son muy buenas. Y está claro que Brigitte Yagüe en taekwondo o Mireia Belmonte en natación están revolucionando el deporte.

Tu atleta favorita de todos los tiempos.

Es muy difícil elegir solo una. En atletismo me quedo con Fanny Blankers-Koen, en gimnasia con Nadia Comăneci, como patinadora Michelle Kwan aunque ahora me gusta mucho Mao Asada. También me impresionaba cómo nadaban las nadadoras de la Alemania del Este o como corría Florence Griffith, aunque creo estas competían dopadas.

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Clara Ferrero
Es redactora en S Moda, revista en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera. También es cocreadora de 'Un Podcast de Moda', el primer podcast en castellano especializado en la temática. Es licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, y especialista en Comunicación de Moda por la Universidad Complutense.

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