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La odisea de Bethann Hardison, la protectora de Naomi Campbell e Iman, que llevó la diversidad a la pasarela

La modelo y agente fue una pionera en la lucha por la igualdad. Mentora de Naomi Campbell o Iman, señala a los culpables de la uniformidad en la moda y belleza en el documental ‘Invisible Beauty’.

Fotograma del documental.
Fotograma del documental.Sundance Institute.

Naomi Campbell e Iman la llaman “Ma”. Bethann Hardison es como su segunda madre. Ella no las descubrió, ni siquiera las representó a través de su agencia de modelos, solo las protegió, las cuidó, las ayudó a enfrentar el odio, el rechazo y el racismo en el mundo de la moda. “Yo la conocí con 15 años, recién llegada a Nueva York, y recuerdo que le dije: ‘No sé si te quiero como agente o como amiga para toda la vida’. Elegí la segunda”, recuerda Campbell en el documental Invisible Beauty, estrenado en el Festival de Sundance, que cuenta la vida de la modelo, agente y activista Bethann Hardison.

“Es la madrina de la moda”, dice Tracee Ellis Ross al principio de la película. “Lo sepa o no la gente, ella ha cambiado la forma en la que definimos la belleza”. De hecho, a Hardison no le gusta la palabra belleza. No se siente cómoda ante ese concepto que sigue significando unos cánones y límites contra los que ella lleva luchando desde que empezó primero como modelo a finales de los años sesenta y después como agente de otras modelos en las décadas de los ochenta y noventa.

Bethann Hardison, directora de ‘Invisible Beauty’.
Bethann Hardison, directora de ‘Invisible Beauty’.Sundance Institute.

El documental está escrito y dirigido por ella misma. Hardison es la principal fuente para contar su historia a través de imágenes de archivo y entrevistas a cámara con ella y con sus amigos de la industria de la moda y el entrenamiento: de Willi Smith a Naomi Campbell, de Iman a Zendaya, de Bruce Weber a Fran Lebowitz, Whoopi Goldberg o Pat Cleveland. La película, de hecho, será la parte audiovisual de unas memorias que está terminando de escribir. “Tengo que contar mi vida, se lo debo a la comunidad”, se dice en voz alta en su apartamento neoyorquino. “Mirar atrás para seguir adelante”, insiste. A sus 80 años no tiene intención de parar, está convencida de que su activismo en contra de la discriminación, por la igualdad es más necesario aún que cuando vivió su gran momento hace tres décadas. “Hemos avanzado mucho hoy, pero hemos avanzado tanto que tengo miedo de que demos un bandazo de 180º y volvamos atrás”, asegura. Es un miedo justificado porque ya lo ha vivido.

Fotograma ‘Invisible Beauty’.
Fotograma ‘Invisible Beauty’.Bruce Weber

Nacida en Bedford-Stuyvesant, un barrio negro de Brooklyn, de padre musulmán “e intelectual” y madre “bailarina y social”, Hardison fue enviada a un instituto de blancos en otra zona de Nueva York. Lejos de vivir esa experiencia como traumática, descubrió allí que podía destacar, “ser algo”: “Fui la primera animadora negra, la primera atleta negra…”. No tardó en adentrarse en aquel Manhattan beatnik y hip de los sesenta y fue descubierta por el diseñador Willi Smith, un nombre importante de la industria y afroamericano. Con él y un grupo de modelos, blancas y negras, fueron al elitista desfile de Versalles. La realeza blanca europea, encabezada por Grace de Mónaco, aplaudió entusiasmada a Bethann Hardison.

Volvió a EE UU convertida en una estrella. “Algo que parecía imposible siendo una mujer negra y de look casi andrógino”, dice el fotógrafo Bruce Weber. “No se parecía a nadie”. Y según la escritora Fran Lebowitz, se distinguía especialmente de todo aquel grupo neoyorquino glamuroso y juerguista de los setenta “porque era la única que tenía un hijo”. “Estábamos en Studio 54 y Bethann decía: ‘Me voy que tengo que cuidar Kadeem”.

La maternidad la empujó a abandonar la carrera de supermodelo viajando por el mundo y se pasó al otro lado, a descubrir talentos y representar a otros modelos. Su agencia, desde el principio, destacó por “tener personalidades”. Todos los orígenes, razas, perfiles: Farida, Bonnie Berman, Veronica Webb, Katoucha, Nick Kamen, Ariane, Roshumba y su gran estrella Tyson Beckford, el primer modelo negro que firmó en exclusiva con una gran marca, Ralph Lauren.

Al tener modelos de todos los orígenes y razas, Hardison vivía la desigualdad de primera mano. “Una modelo negra puede cobrar por una sesión 700 dólares, mientras que por el mismo trabajo a una modelo blanca le pueden pagar 3.500”, decía en la rueda de prensa de la Black Girls Coalition que fundó en 1988 y presentó rodeada de Campbell o Iman. Denunciarlo tan de cara a la industria, logró que en el paso de década se notara un aumento de la presencia de otras bellezas en campañas y pasarela.

Con la sensación de haber cumplido su función, en 1996, cansada de la industria, se retiró, cerró la agencia y se fue a México. Pero sin ella en lucha el mundo de la moda tardó poco en revertir avances. En el documental lo justifican así: la caída del muro de Berlín tuvo como consecuencia el boom de la belleza rusa. Miuccia Prada, primero, seguida por Calvin Klein, y después por el resto de marcas empezaron a contratar solo modelos “muy jóvenes, ultradelgadas, blancas”. “No negras, no étnicas” era una directriz que llegaba por escrito a las agencias de modelo. “Se había cambiado la diversidad por la uniformidad”, dice Hardison que tardó cuatro años en reaccionar y regresar al front row del activismo con una rueda de prensa multitudinaria y un manifiesto que daba nombres y exigía responsabilidades.

Liya Kebbede, Naomi, Iman, Veronica Webb, Tyra Banks… Todas la acompañaron. También André Leon Talley. Y muchos más. Franca Sozzani, la directora de Vogue Italia reaccionó con un número solo dedicado a talento y belleza negra. Un número que se agotó y tuvieron que reimprimir en Italia, Alemana, EE UU y Reino Unido, un éxito aún no igualado.

Hardison hoy celebra todos estos avances. También celebra que hoy vive de nuevo una edad dorada, reconocida por coetáneos y generaciones jóvenes. “Sin ella no tendría las oportunidades que he tenido y tengo en este trabajo que amo. Así de simple”, suelta Zendaya. Pero hay que seguir. “No veo el final”, dice. “Yo siempre digo que no estoy ayudando a gente negra, sino que intento educar y ayudar a gente blanca”.

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