De la Vali: la firma ibicenca de vestidos que bendice (y viste) Kate Moss
Laura Castro y Jana Sascha vuelven a la casa de Ibiza donde nació su marca. Sus prendas son las preferidas de modelos como Alice Dellal, Suki Waterhouse o Adwoa Aboah.
Generalmente, toda marca se impregna del carácter de sus creadores, y la firma De La Vali es exactamente eso: el reconocimiento de un espíritu común y una amistad que ha unido desde niñas a sus dos fundadoras, Jana Sascha y Laura Castro, ambas de ascendencia holandesa, pero criadas en Ibiza. Tenían tres o cuatro años cuando se conocieron. Entonces correteaban por las barbacoas que organizaban los padres de Jana en su casa de Santa Gertrudis. «Teníamos un estilo diferente al resto de nuestros compañeros. Nos juntábamos porque nos atraía ese rollo, la música que escuchábamos o la manera en la que nos vestíamos. Íbamos a los mercadillos, cargábamos con ropa vintage y nos disfrazábamos… Desde pequeñas siempre hablábamos de vestidos», recuerdan entre risas mientras recorren la casa ibicenca que guarda el recuerdo de tantos momentos compartidos juntas.
Decía Chavela Vargas que uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida, y aunque ahora Jana y Laura viven en Londres, su punto de retorno es siempre la isla pitiusa, en la que se recluyen cada 15 días para recargar las pilas. Es allí donde se sienten libres, lo que les ata a una infancia que ellas sienten como salvaje. Como el Mustang rojo descapotable que hay aparcado en el jardín con el que el hermano de Jana las ha traído desde el aeropuerto. «Ibiza es casa, es familia, es amor, necesitamos volver para recuperar energía. Podemos vivir en Londres porque volvemos cada dos semanas a la isla a coger impulso. A mí se me pasan todos los males, todos los resfriados… nos conecta con nuestra niñez», confiesa Laura. «Es difícil hacerte a una ciudad cuando te has criado en una isla como esta, estás acostumbrado a una calidad de vida y a una vibración tan grande, a ese punto salvaje, la libertad y la luz…», añade Jana.
She’s a wild child/ oh, and nobody can get at her/ She’s a wild child/ oh, and nobody can get to her, que cantaba Lou Reed. Es esa conexión con lo salvaje lo que las llevó a construir el concepto de su marca, que bebe de las musas de los sesenta y setenta, del espíritu libre de la alemana Nico a los convulsos años sesenta de Edie Sedgwick.
«La casa tiene muy buena energía, siempre está abierta a todos. Yo pinto las colecciones aquí, me siento más creativa, más inspirada», cuenta Jana de la vivienda mediterránea que construyó su padre hace ya más de tres décadas. «En los inicios de De La Vali este lugar era nuestro punto de encuentro y de reflexión, aquí pensábamos en cómo queríamos construir nuestra marca y fotografiamos nuestras primeras campañas. Vivimos dos veranos aquí juntas e incluso instalamos nuestro showroom. Todavía guardo aquí maletas y maletas de ropa vintage que nos trajimos de todas partes», explica Laura mientras acaricia a Molly, una avispada perra de raza híbrida que regenta la propiedad ibicenca.
Fue ahí donde empezó todo. A la vuelta de una estancia en Holanda, donde compraban vestidos de segunda mano a pares, decidieron aprovechar los contactos que tenían en la India para lanzarse a la producción. «Estábamos sin rumbo y a lo loco y decidimos irnos a Ámsterdam. Nos pasábamos la vida en los mercadillos y estuvimos pensando en montar una tienda vintage, pero la realidad es que no encontrábamos el vestido de nuestros sueños. Siempre les faltaba algo, así que decidimos viajar a la India», explica Jana en su castellano de marcado acento británico. «Allí nos dimos cuenta de lo que podíamos crear. Tuvimos mucha suerte porque a través de gente que conocíamos encontramos un patronista en Bombay y luego una fábrica en Goa. Tenemos muchos amigos de Las Dalias [mercadillo ibicenco] que producen sus colecciones allí, ¡imagínate a nosotras en la moto llevando las telas de un lado a otro por la India!», exclama Laura.
Por aquel entonces Jana y Laura vendían en Ibiza todos los diseños que fabricaban en el país asiático. Tenían sus puntos estratégicos como los chiringuitos a pie de playa: Es Cavallet, Blue Marlin, Marina Botafoch… «empezamos a verlos por la calle, en las fiestas, esta isla es muy pequeña». Y entonces llegó ella: Kate Moss, claro. Todo fue fruto de la casualidad. Esta vez Jana estaba en la campiña inglesa cargada, como siempre, con varias piezas de su colección que pensaba ponerse en un festival de música. «Nos conocimos en una fiesta y nos caímos muy bien. Yo llevaba nuestro vestido Apollonia Wild, uno de nuestros best seller. Me dijo que le gustaba y como llevaba otro igual en la maleta, se lo regalé», confiesa Jana. «Kate Moss siempre había sido la primera de nuestra lista y justo, por casualidad, fue la primera celebrity en llevarlos».
A partir de ahí llegaron el resto: Suki Waterhouse, Adwoa Aboah, Lily Donaldson, Joséphine de la Baume o Alice Dellal, que hasta les pidió protagonizar una de sus publicidades. «La conocimos en Ibiza a través de unas amigas de Inglaterra. Le encantó la colección ¡y nos dijo que quería hacer la campaña! Fue muy gracioso porque le trajimos toda la ropa y empezó a ponerse las prendas y a bailar… ¡y ya estaba todo hecho!», cuentan con una sonrisa.
A esas alturas, la edición británica de la revista Vogue ya les había dedicado unas páginas y contaban con una pequeña clientela entre Londres e Ibiza, «pero estábamos solo las dos, y teníamos muy poca producción. Las telas eran maravillosas, pero teníamos un stock muy limitado y así no podíamos lanzarnos al mercado profesionalmente». Así que en 2017, gracias a la financiación de un amigo, formalizaron la marca De La Vali, que hasta ese momento se llamaba Vali Boutique. «Por entonces éramos las reinas del verano, así que decidimos apostar por arrancar la nueva etapa con una colección de invierno que presentamos en showrooms de París y Londres. Muchos compradores y estilistas ya nos conocían de Ibiza y fue una experiencia muy divertida». La tienda multimarca inglesa Browns fue la primera que apostó por ellas, y pronto lanzaron una colección en exclusiva para ellos. «Browns es una tienda muy respetada aquí en la capital inglesa, era un buen paso para nosotras y fue maravilloso conseguir este vínculo desde la primera temporada. Todavía hoy es el espacio que más nos apoya», apunta Jana.
Dos años después, Laura y Jana gestionan un equipo de 10 personas y su éxito crece dentro y fuera de las redes. Su colección para este verano mantiene sus vestidos fluidos, de noche y de día, delicados estampados y telas sedosas, chaquetas con personalidad y tops versátiles. Esta vez la inspiración es Carmen Miranda y su universo tropical. «La hemos titulado Viva La Vixen. A nuestras seguidoras las llamamos vixen, que es la hembra del zorro en inglés (pero que no guarda el significado peyorativo que se le atribuye en castellano). Es una celebración de distintos sitios tropicales». Para ellas las vixen son chicas elegantes, traviesas y seductoras…. «En esta colección veraniega, inspirada en Miranda, sería maravilloso ver los vestidos sobre actrices como Penélope Cruz, y también adoramos a Rosalía… nos encantaría verla en primera fila cantando con un vestido nuestro. O también alguna mujer latina como Salma Hayek».
A sus vestidos les ponen nombre de amigas, de mujeres a las que admiran (Audrey, Suki…) o lugares que son importantes para ellas (como Cadaqués, donde se conocieron los padres de Jana antes de decidir formar una familia y mudarse a Ibiza) y nos adelantan que la colección del próximo verano 2020 está inspirada en América, al estilo Dolly Parton pero con aires de Penélope Cruz en Jamón, Jamón. «Nuestra ropa tiene mucha influencia española porque es nuestra esencia, siempre está presente de una forma u otra. Lo llevamos muy dentro y estamos enamoradas de este país, aunque en las colecciones de invierno no siempre sea tan evidente».
Pero si hay un personaje recurrente en todas sus creaciones es la artista Vali Myers, en la que además se inspiraron para bautizar su marca. El espíritu de la australiana que fumaba opio con amigos de Cocteau y se paseaba con una estola de zorro sobre los hombros mientras leía la poesía del joven Thomas Chatterton impregna las colecciones de la firma. «Vali Myers vivía en una cueva en Positano con decenas de perros y todo tipo de animales, era una hippy excéntrica amiga de The Rolling Stones o Bob Dylan», describe Laura. Myers dibujaba seres oscuros, siluetas frágiles y psicodélicas. Retrataba seres imperfectos cargados de simbología, animales siniestros y figuras que interactuaban con la muerte. Hasta llegó a tatuar la rodilla de la mismísima Patti Smith y su legado inspira también a artistas como la cantante Florence Welch. Cuando murió, amigos como Mick Jagger compraron parte de su obra. «Ella tenía una forma de ser muy segura de sí misma, le daba igual caminar por las calles de Nueva York descalza con la estola de zorro sobre sus hombros», añade Laura. «Por eso, para nosotras cada vestido tiene una personalidad, una identidad en sí mismo. Hay una palabra holandesa que es stuur, que define a las mujeres ‘seguras de sí mismas’ y nos encanta. La chica De la Vali es aquella a la que le gusta llevar un vestido con botas», aclara Laura.
De momento, sus prendas han encontrado su hueco en Selfridges, Browns, Harrods, Harvey Nichols, o la tienda Heaven en Ibiza. Y las redes se mantienen como uno de sus grandes escaparates, pero ellas insisten en que su éxito es orgánico. «No queremos pagar a nadie por llevar nuestros diseños, queremos que la mujer esté a gusto con nuestra ropa y que salga algo guay de esto. Las influencers nos contactan a nosotras, y no al revés. Ojalá pronto podamos abrir una tienda propia en Ibiza, ese es nuestro sueño, y que nuestras amigas se empapen del estilo de vida de De La Vali».
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