Lo que cobran las celebrities por sentarse en la primera fila de un desfile
Sentar a actrices y cantantes en los front rows ha sido, hasta hace bien poco, la única manera de publicitar las Semanas de la Moda. Pero entonces llegaron las bloggers.
Que en los últimos cinco años las directoras de revista y estilistas se hayan convertido en celebrities, les ha venido muy bien a la mayoría de firmas visto que estas acuden a los desfiles por motivos de trabajo y acaparan la misma o más atención que las famosas de toda la vida. Eso hasta que el monstruo de la fama se traga el oficio y lo único que queda es la celebridad porque sale más rentable. Así ocurre en casos de profesionales del sector como Anna del Russo. Algo parecido pasó al principio con ciertos bloggers como Tavi Gevinson, Bryan Boy o Susie Bubble, en una lista extensible a egoblogueras como la italiana Chiara Ferragni; estas descubrieron la penicilina, ampliaron el negocio de hacerse fotos a sí mismas y empezaron a pedir dinero a cambio de figurar en ciertas presentaciones o simplemente por pasearse a las puertas de las mismas. Pero a eso volveremos más tarde.
Y es que aunque parezca que las famosas, sea del palo que sean, se sientan en las primeras filas por amistad con los diseñadores o afinidad con ciertas marcas, además de por obligaciones derivadas de sus contratos de imagen, la mayoría de ellas ingresa nada desdeñables cifras por formar parte de los front rows. Todo un negocio paralelo, sumado al fenómeno que mencionábamos antes, en las Semanas de la Moda.
Natalia Vodianova no se pierde ni un solo desfile de las firmas de LVMH y en Givenchy además coincide que sigue siendo musa de Riccardo Tisci.
GTresonline
El récord registrado hasta el momento lo ostenta Rihanna: tal y como se publicó en su momento, la cantante llegó a cobrar 75.000 euros por asistir al desfile primavera/verano 2010 de la firma epónima de Karl Lagerfeld celebrado en París en octubre de 2009. Tras la cantante, y según una lista publicada en 2010 que dividía el caché de las celebrities por categorías A, B y C, vendrían Beyoncé, Jennifer López, las Olsen, o actrices como Julianne Moore, Maggie Gyllenhaal y Chloë Sevigny. Ninguna de ellas bajaba por aquella época de los 45.000 euros. A la cola estaba Kim Kardashian.
Hoy en día parece menos obvio que se alcancen esas cantidades aunque algunos shows sigan reuniendo a las personalidades más celebradas. La cosa, de todos modos, varia de una ciudad a otra, y Nueva York se lleva la palma. Allí el sentido comercial impide cortar el grifo de las celebrities en los desfiles sea al precio que sea. En París la cosa es cuestión de prestigio y sería improbable que clásicas citas como la de Dior, o aquellas detrás de las cuales hay grandes grupos como LVMH o PPR, se quedaran huérfanas de personalidades.
De todos modos, en los últimos tiempos han surgido fórmulas mucho más baratas. Volviendo al tema de las blogueras, el New York Times publicaba recientemente un artículo sobre la monetización del fenómeno streetstyle. "Muy poca gente sabe que la mayoría de bloggers y espontáneas que aparecen en webs que retratan a gente de la calle, cobran de las marcas por posar con su ropa"aseguraba en él Karen Robinovitz, fundadora y directora creativa de la agencia de representación de blogueros de moda Digital Brand Architects. "Y aquellos que lo intuyen", añadía, "no se hacen a la idea idea del grado de orquestación que hay, además, detrás de cada uno de los estilismos que lucen".
La bloguera italiana Chiara Ferragni, autora de The blonde Salad, en el desfile otoño-invierno 2012/13 de Chanel.
The Blonde Salad
Si una de las condiciones que ponen muchas celebrities cuando las llevan a un desfile a la otra punta del mundo, es poco menos que unas vacaciones pagadas, hay blogueras dispuestas a pasar semanas enteras de una ciudad a otra, sin pisar ni un solo desfile, a cambio de un billete de avión y una habitación de hotel. Un beneficio de lo más razonable teniendo en cuenta que los precios del transporte y alojamiento se duplican en época de Semanas de la Moda. Otras aceptan pasearse de fashion weeken fashion week por poco más de un par de zapatos o el bolso del momento. Como en el caso de las celebrities, entre bloggers también hay clases y a las top se les llama superbloggers.
Muchas firmas, de hecho, las fichan como parte de sus equipos de estilismo y les abren la puertas de sus showrooms de par en par para que se vistan con sus diseños de pies a cabeza. O contratan agencias como Socialyte para que coloquen sus productos en la blogueras adecuadas. El precio a pagar por las marcas, según fuentes de esta agencia, es mínimo – suelen cerrar acuerdos de 10.000 euros por aparición en un evento o no menos de 1.500 euros en ropa pactada a lucir, sea en el propio blog, sea a las puertas de los desfiles para ser fotografiadas– dada la cobertura internacional que reciben a cambio y el product placement que consiguen en publicaciones cuyas tarifas por publicidad son estratosféricas. Un coste, desde luego, mucho menor que cualquier campaña, y en todo caso, bastante más económico que en relación a la misma operación pero llevada a cabo por actrices o cantantes.
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