_
_
_
_

Las modelos ‘trans’ también triunfan en la cosmética

La última batalla de las modelos transgénero se libra en la industria de la belleza. Redken acaba de fichar a Lea T como nueva embajadora.

trans
© PRNewsFoto/Redken

No es la única que se rinde a los encantos de la diversidad pero sí una de las pocas que lo hace con una modelo transgénero. La firma de belleza Redken acaba de fichar a la modelo y activista Lea T como nueva embajadora de su línea de coloración capilar Chromatics. El gigante estadounidense de productos para el cabello ha posado sus ojos en esta belleza brasileña acostumbrada a romper barreras. Debutó en 2010 en una campaña para Givenchy, desfiló varias temporadas para la firma y pronto se convirtió en la musa del director creativo Riccardo Tisci –"una verdadera diosa", según sus palabras–. Desde entonces, y tras someterse a una cirugía de reasignación de sexo en 2012, Lea T ha protagonizado numerosas portadas de revista y editoriales de moda.

"Me encanta trabajar con Redken porque aprecian la belleza en su totalidad y creen en el carácter individual y único de cada persona", ha asegurado la modelo a la prensa. La industria de la belleza, históricamente alejada del espíritu más combativo de la moda, está cambiando de parecer. A juzgar por las últimas campañas de publicidad la diversidad vende. Empezaron con modelos, después llegaron las celebridades y ahora es el turno de lo diferente. Como en la moda. Esta obsesión por descollar a golpe de titular no cuenta con demasiados precedentes más allá de la iniciativa antisida Viva Glam protagonizada por la célebre travesti RuPaul para la casa canadiense MAC en 1994.

Imagen de la campaña Viva Glam de MAC con RuPaul (1994).

MAC

El caso de Lea T para Redken se suma al de la actriz Lupita Nyong'o como nueva imagen de Lancôme, todo un desafío al imperio de los rostros níveos y virginales de la publicidad. La moda, sin embargo, más ducha en estos menesteres, cuenta con una larga experiencia a la hora de apostar por bellezas diferentes. Y las modelos transgénero pueden dar buena fe de ello. Andreja Pejic –antes de su operación de reasignación de sexo el pasado julio se llamaba Andrej Pejic– es el caso más paradigmático de cuantos se conocen. Su trabajo para firmas como Marc Jacobs, Jean Paul Gaultier o Rosa Clará le catapultó a las portadas de todos los medios. En 2011, la revista The New York Magazine la nombró "el chico más guapo del mundo".

La modelo Stav Strashko –"el nuevo Pejic", como se la conoce– o la ganadora de Eurovisión Conchita Wurst son otras de las protagonistas del dulce momento que vive la diversidad en la moda. La cantante austriaca desfiló en julio para Jean Paul Gaultier y en agosto fue retratada por Karl Lagerfeld para el último número del CR Fashion Book de Carine Roitfeld. Afortunadamente su caso no es el único. En enero de este año los grandes almacenes Barneys presentaron una campaña protagonizada por diecisiete modelos transgénero. El fotógrafo Bruce Weber recibió el encargo de retratarlos como parte de una iniciativa cuyos beneficios fueron destinados al National Center for Transgender Equality de Estados Unidos.

Lea T para Givenchy (o/i 2011), Andreja Pejic para Jean Paul Gaultier (alta costura p/v 2012) y Conchita Wurst para Jean Paul Gaultier (alta costura o/i 2014).

Cordon Press

La sospecha de que este tipo de campañas se apoyan en el convencimiento de que lo raro vende –y no digamos el compromiso con las minorías– no empaña el valor de la apuesta. Por eso quizás sorprende que todavía haya marcas que no se han enterado de qué va la fiesta y qué es lo que los consumidores reclaman hoy. La última campaña de la firma de lencería Victoria's Secret para Reino Unido, presentada en octubre y que llevaba por título The perfect body (El cuerpo perfecto), puso a prueba lo que los expertos en marketing llaman el riesgo reputacional –toda acción, evento o situación que podría impactar negativa o positivamente en la reputación de una empresa–. Las organizaciones de consumidores y una petición en la plataforma Change.org pidieron su retirada por mostrar una idea del cuerpo perfecto con diez modelos extremadamente delgadas. Las críticas llegaron desde todos los ámbitos. La firma neoyorquina de lencería Dear Kate no se quedó callada y respondió con una contracampaña, amén de una denuncia pública en su web y una recogida de firmas. Ayer Victoria's Secret rectificó y rediseñó su campaña.

Iniciativas como la de Redken con Lea T o la sesión de fotos de Conchita Wurst para CR Fashion Book demuestran que la creatividad es una excusa brillante para dar cabida a todas las bellezas y, de esa manera, ayudar a que la sociedad cambie su percepción con relación al cuerpo de la mujer. Que lo hagan con fines comerciales no enturbia la intención.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_