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iWomen: Las mujeres de Steve Jobs

Este fin de semana se estrena en España jOBS, el biopic sobre la vida del genio de la tecnología. Repasamos las mujeres que marcaron la vida del fundador de Apple.

JOBS
Corbis

Se estrena en España jOBS, el biopic sobre Steve Jobs protagonizado por un Asthon Kutcher tan entusiasta que el resultado está más cerca de la hagiografía que del verdadero retrato del hombre al que Spielberg consideraba “el mayor inventor desde Thomas Edison”. Incluso Steve Wozniak, cofundador de Apple, ha criticado la cinta por “la imagen errónea que tiene Kutcher de Jobs”.

En descargo del geek más sexy del mundo, hay que reconocer que lo difícil es no tener una idea errónea del gurú de la tecnología, considerado un visionario por el mismísimo Obama  y “cruel y superficial” por el FBI.

Genial, emprendedor, tirano y ¿misógino? En el momento de su muerte hace dos años, entre los altos cargos de Apple no figuraba ninguna mujer (había que buscar en el consejo de dirección para encontrar a Andrea Jung), pero la ausencia femenina en los organigramas es tan frecuente que apenas es noticia. Su vida personal, sin embargo, sí estuvo marcada por su relación con las mujeres. Éstas son las más importantes.

Laurene Powell Jobs

Se da por cierta la creencia de que Jobs, al contrario que Bill Gates, estaba en contra de la caridad y que incluso se burlaba de su amigo por su debilidad por los pobres (Jobs rechazó la invitación de Gates para participar en Giving Pledge, la organización que pide a las familias más ricas que donen la mitad de su fortuna). Pero esta maldad dickensiana no parece compatible con la aparente solidaridad de Powell­, su esposa durante 20 años (ahora la novena mujer más rica del mundo según Bloomsberg), que en los últimos meses ha causado revuelo mediático por su activismo en defensa de la reforma de las leyes de inmigración (ha fundado además, organizaciones dedicadas a la ayuda a la enseñanza y la justicia social).

Según contó Jobs a su biógrafo Walter Isaacson en Steve Jobs: La biografía (Debate), Laurene supo lidiar con la enfermedad de su marido y con su egoísmo narcisista: “Tengo mucha suerte. No podría haberme ido mejor, porque Laurene no sólo es lista y guapa, sino que resultó ser una muy buena persona”. Por cierto, ella también ha declinado la invitación de Gates.

Erin Siena y Eve Jobs

Las hijas pequeñas de Steve y Laurene, según ella misma contó a Isaacson, no recibían demasiada atención de su padre: “Se centra en su trabajo y a veces no ha estado presente cuando ellas lo necesitaban”, reconocía Powell. Algo que le sucedía en bastante menor medida con su hijo varón Reed, de 22 años, con quien el creador del iPhone tuvo una relación más cercana. Erin, de 18, según Isaacson, “aprendió a mantener razonablemente las distancias para que su desapego no le hiriese.”; mientras que de Eve, que ahora tiene 15, Jobs auguraba que presidiría Apple si no acababa antes en la Casablanca.

Lisa Brennan-Jobs

Erin y Eve pueden considerarse afortunadas si se comparan con su hermanastra mayor Lisa: durante sus primeros meses de vida, Jobs negó su paternidad (incluso aseguró ser estéril), pero una prueba de ADN demostró el parentesco y Jobs fue obligado a ayudar en su manutención. Con el tiempo, Lisa llegó a vivir unos años en casa de Laurene y Steve, pero su relación con el empresario fue tormentosa e intermitente, con discusiones que acababan con largos periodos sin dirigirse la palabra. Lisa tiene ahora 35 años, es una respetada periodista graduada en Harvard: su padre pagó sus estudios, pero no asistió a su graduación. “Traté de hacer lo correcto, pero si pudiera hacerlo de nuevo, lo haría mejor”, confesó a su biógrafo.

Joanne Schieble/ Simpson.

Curiosamente, cuando Jobs quiso huir de su responsabilidad paterna, tenía la misma edad (23 años) que sus padres biológicos cuando él nació y lo dieron en adopción. Jamás perdonó a su padre (Abdulfattah JohnJandali, un inmigrante sirio), pero sí recuperó a su madre biológica, Joanne Schieble. Aunque esperó a la muerte de su madre adoptiva Clara Jobs en 1986 para no hacerle daño. “Quería conocer a mi madre biológica principalmente para ver si ella estaba bien y para darle las gracias”, contaba Jobs. Y desde entonces mantuvieron una buena relación, incluso celebraban juntos las Navidades.

Clara Jobs

Ella y su marido Paul, que adoptaron y criaron al futuro billionario, eran para él sus verdaderos padres “al mil por cien”. Joanne exigía que los padres adoptivos del bebé tuvieran estudios universitarios. Como los Jobs no los tenían, tuvieron que firmar un acuerdo por el que se comprometían a crear un fondo para pagar la universidad del niño. Cuando Apple salió a bolsa, el primer regalo del reciente millonario fue un paquete de acciones para Paul y Clara Jobs, de unos 750.000 dólares. “Aquella era la primera vez en su vida en que no tenían una hipoteca”, recordaba su hijo.

Con su hermana Mona tuvo una gran química.

Corbis

Mona Simpson

La hermana biológica inesperada. El fundador de Píxar tenía 27 años cuando Joanne le presentó a su otra hija, una brillante escritora (sus novelas inspiradas en las vidas de ambos son un éxito y su panegírico con detalles sobre la muerte de Jobs podría hacer llorar a un iMac) con quien tuvo una conexión especial. Cuando se conocieron, a Jobs le gustó tan poco el estilo de su hermana que le envió una caja con prendas de su diseñador favorito, Issey Miyake. En palabras del ex CEO de Apple: “No puedo imaginarme una hermana mejor. Mi hermana adoptiva, Patty, y yo nunca tuvimos una relación tan estrecha”.

Patty Jobs

De su otra hermana, (a la que Clara y Paul Jobs adoptaron cuando Steve tenía dos años y medio), apenas hay información en el libro de Isaacson, salvo que ayudó en la logística de los primeros tiempos de Apple y que estaba presente en la habitación cuando el ídolo murió. Patty se plantea escribir su propio un libro corrigiendo los errores y omisiones del de Isaacson quien, según explica Patty en Showbizdaily.com, ni siquiera habló con la única persona que creció junto al magnate informático: “No fui entrevistada y un poco me pregunto por qué, pero mi hermano siempre estaba intentando protegerme. No se me daría bien tratar con los medios”.

Tina Redse

Su novia durante cinco años y su obsesión durante casi toda la vida: “Era la mujer más guapa que había visto en mi vida. Fue la primera persona de la que estuve realmente enamorado Teníamos una conexión muy profunda. No creo que nadie llegue nunca a comprenderme mejor que ella”. Incluso después de haber propuesto matrimonio a Laurene, Jobs hizo una especie de sondeo entre sus amigos y conocidos preguntándoles cuál de las dos era más guapa y a quién debía elegir. Tina, una bellísima hippy con la que tuvo una relación de grandes demostraciones de amor y grandes broncas, aparece en la biografía como una mujer dulce y buena (la responsable de convencer a Jobs para que pasara más tiempo con Lisa) que no podía con lo que ella llama “falta de amabilidad” del cofundador de Apple.

Joan Baez

Sobre ella, Jobs aseguró: “Solo hay dos mujeres en mi vida de las que haya estado realmente enamorado: Tina y Laurene. Creí que estaba enamorado de Joan Baez, pero en realidad solo me gustaba mucho”. Él tenía veintisiete años y la cantante cuarenta y uno. Estuvieron juntos tres años que alguna amiga de Jobs atribuyó a la idolatría de éste por Bob Dylan. En el libro de Isaacson, la cantante se muestra desconcertada, 30 años después, de algunas actitudes de su controvertido ex.

Jennifer Egan

Novelista ganadora de un premio Pulitzer, fue su novia a distancia durante un año a principios de los 80. La escritora recuerda que Jobs tenía la certeza de que no viviría demasiado tiempo: “Sentía una especie de urgencia por todo lo que quería conseguir”, comenta Egan en la biografía de Isaacson.

Chris-Ann Brennan

La madre de Lisa. A finales de los 70 y durante unos siete años, esta pintora hippy y nómada, fue lo más parecido a una la novia de Steve Jobs en la época en la que experimentó con el LSD; hizo su inspirador viaje a La India y se acercó a las filosofías orientales. Decepcionada por su inicial negativa de reconocer a la niña, Chriss-Ann aseguró en una entrevista a Isaacson que Jobs era “un ser iluminado, y también cruel. Resulta una combinación extraña”.

Joan Baez y Steve Jobs mantuvieron una relación de tres años.

Corbis

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