Hombres joya
El pop-rock español ha cincelado canciones brillantes y compositores del valor de una talla. Sus personalidades descubren las múltiples caras de un diamante
Álvaro Urquijo: "El tiempo sin los míos lo mido en quilates"
Hace tres meses entraron a robar en la casa del líder de Los Secretos. Un mal día y también el broche a un mal período. En 2009 una fractura en una mano, seguida de cuatro operaciones, lo tuvo alejado de la guitarra. Durante esta etapa compuso su nuevo disco En este mundo raro (Warner), con el que está de gira por España. «En el robo se llevaron el reloj de oro de Cartier que le regalé a mi mujer. Ella llevaba años deseándolo, no lo ha podido disfrutar mucho». También se llevaron sus anillos y pulseras de plata. Del botín se salvó una sortija con una esmeralda «mi piedra favorita», que le dejó en herencia su madre y que conserva su hermana. Pero no añora demasiado el contenido del joyero; sí, en cambio, otras alhajas que el tiempo le arrebató.
«A los 17 años perdimos a nuestro batería. Cuando remontábamos, el que lo sustituyó falleció en un accidente de coche. Creí que ya lo había vivido todo, que había superado todos los males, veía cómo mi hermano se estaba curando y pensé que de esa podíamos salir. Entonces él nos dejó». Aún así, sabe que tiene en su poder varias gemas en forma de canciones que nadie le puede robar: «Déjame o Buena chica se han convertido en himnos de nuestros conciertos».
Camiseta de Just Cavalli, sortija tigre de oro mate con cuarzo ahumado de Carrera y Carrera, león-pantera con brillantes y sortija pantera con brillantes blancos y negros, todo de Nicol’s.
Pablo Zamora
Ariel Rot: "Elvis era una diamante; nunca debió desaparecer"
«Buscamos una casa, y pasamos un buen rato. Tuvimos un hijo sin anillo ni contrato», canta Ariel Rot en el tema Los tipos duros no bailan. Su vida real no cumple con el mensaje de esta estrofa. El compositor regaló dos sortijas de oro a su mujer, «una por cada hijo que tuvimos. Solo hemos tenido dos, Mateo y Valentina, así que tampoco he visitado mucho la joyería». Se siente pletórico. «Psicológicamente estoy mejor que nunca, porque ahora me conozco. Ya entiendo mis mecanismos, lo que me hace sufrir y lo que me hace feliz. Económicamente estoy estupendo y sexualmente… intentándolo», confiesa con una gran carcajada. No es uno de esos rockeros amantes de cadenas y calaveras.
Él prefiere invertir en guitarras. «No tengo muchas, solo ocho. No las bauticé, eso me parece un poco cursi». Coqueto y práctico –él mismo se corta el pelo–, sigue con atención las tendencias de la moda, también las femeninas. «Admiro la ironía, el humor y el descaro de muchas colecciones», asegura. También las joyas le provocan una fascinación que le viene desde su infancia. «De pequeño me escondía para coger los pendientes y broches de la abuela. Eran tan estrafalarios, tan grandes y accesibles que se convirtieron en uno de mis juguetes». Superados los 50 años de edad, todavía mantiene la mirada canallesca del adolescente de Tequila, la misma que demuestra en los conciertos con los que presenta su nuevo disco, Solo Rot (Warner). «Un solo hombre y muchos instrumentos. Humor y desenfado». El mismo estilo con el que en ocasiones actuaba su admirado Chuck Berry.
Reloj de acero de Rolex, sortija de oro amarillo y anilladas de oro amarillo y blanco, todo de Bulgari. Butaca de capitoné (siglo XIX) de La Europea (www.laeuropea.es).
Pablo Zamora
Nacho Vegas: "A una mujer desnuda solo le pondría una gargantilla"
Tímido, parco en palabras y acompañado de una media sonrisa nerviosa. En poco tiempo Nacho Vegas ha pasado de ser un músico independiente minoritario a una estrella que llena teatros (tres días seguidos en la Joy Eslava de Madrid) gracias a La zona sucia, su anterior trabajo. Ahora prepara el lanzamiento de Todo hace crac (Marxophone). «Sin la K de la droga», puntualiza. Se muestra desnudo de todo accesorio, aunque en su memoria mantiene el recuerdo de un anillo de plata que antes lo acompañaba. «Me encantaba. Fue el regalo de una amiga, pero comencé una relación y a mi ex no le gustaba. Tuve que elegir y ganó ella».
En su casa sí guarda valiosos tesoros como su colección de discos y libros, entre los que destacan dos: el poemario Un nuevo sendero hacia la cascada de Raymond Carver, un presente de la batería del grupo Nosoträsh, y el maxisingle This charming man de los Smiths. Unas obras que le han emocionado tanto que también las regalaría a una mujer; antes, incluso, de algo que esté compuesto por él: «No creo que tenga suficiente valor para nadie». Muchas féminas discreparían a esta afirmación pues hay algo misterioso en sus canciones y en él que lo convierten en un gran seductor. En un reciente viaje a México descubrió la oxidiana. «Me gustó su color gris, cómo cambia según le da la luz. Compré la piedra y se la di a una chica. Ahora es una gargantilla… Cuando me la encuentro y veo esa piedra en contacto con su piel, no puedo evitar sonreír».
Americana de Armand Basi, alfileres de Bárcena; camiseta de HTC, cadena de oro y brillantes de Pomellato.
Pablo Zamora
Javier Gurruchaga: "La turquesa y el lapislázuli me provocan serenidad"
Lucía bisutería travestido como Gregoria Gurruchaga en La bola de cristal (1984), sumó nuevas piezas para su Nancy, el travesti del programa de televisión Viaje con nosotros (1988). «Eran joyas de mentira, no pesaban nada, pero forman parte de mis disfraces. Siempre me gustó caracterizarme», recuerda. Pero sin duda sus piezas favoritas son los anillos del Nerón que interpretó en Quo Vadis de Jaime Chávarri (1997). «Todos aquellos anillos de emperador con los que me tocaba los labios mientras ponía caras. ¡Soy fan del peplum!». Se sabe neurótico, tímido e inseguro. «El ser humano es frágil o necio, y con las prendas y accesorios se protege», asegura. «También hay otro tipo de joyas que utilizo, las arrojadizas; esas son verbales».
Y no duda en lanzarlas contra aquellos que «no respetan las ideas políticas, las formas de vivir la sexualidad, la convivencia o los derechos». Esas mismas perlas las derrocha sin tapujos en Carcajada salvaje, la obra de teatro de Christopher Durang con la que actualmente recorre el país junto a la actriz Charo López. «En ella nos reivindicamos como raros, únicos, diferentes». Igual que los brillantes.
Chaqueta de esmoquin de Boss Black, camisa de Armand Basi, condecoración con detalles dorados de Bárcena, broche cocodrilo de oro mate de Carrera y Carrera.
Pablo Zamora
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