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Angela Saini: “La biología no determina que la mujer sea el sexo débil”

En su libro Inferior, esta ingeniera británica especializada en divulgación desmonta los falsos mitos en torno a las diferencias entre sexos justificadas por investigaciones científicas.

Las científicas Sarah Blaffer Hrdy, Diane Fossey y Jane Goodall.
Las científicas Sarah Blaffer Hrdy, Diane Fossey y Jane Goodall.Sophie Bassouls / Universidad de California, Cordon, Getty
Ana Fernández Abad

“La psicóloga social estadounidense Carol Tavris me lo explicó así: ‘Durante décadas, el feminismo ha sido una lente que nos ha permitido reconocer los prejuicios en la ciencia. Ha mejorado la ciencia. Las mujeres empezaron a estudiar cuestiones que afectaban a sus propias vidas: menstruación, embarazo, parto, sexualidad, trabajo, carrera, amor; cosas que a la mayoría de los investigadores varones sencillamente no les interesaban” (‘Inferior’, pág. 320)

Angela Saini nació en Londres en 1980 y desde niña quiso dedicarse a la ciencia. Por eso cursó másteres en ingeniería en Oxford y en ciencia y seguridad en el King’s College londinense, y completó esa formación especializándose en periodismo científico en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) entre 2012 y 2013. Ha escrito artículos en Science, The Guardian, Wired o Wallpaper y presenta programas divulgativos en BBC Radio 4. Lo suyo es investigar problemas que detecta en la sociedad, analizarlos a fondo y exponer sus observaciones. Su primer ensayo fue Geek Nation: How Indian Science is Taking Over The World, reconocido como libro del año por The Independent.

Inferior. Cómo la ciencia infravalora a la mujer y cómo las investigaciones reescriben la historia (Círculo de Tiza) es su segunda obra. Y también ha sido premiada: en 2017 fue el libro del año para Physics World y un grupo de científicas británicas reclama que sea una lectura de obligada presencia en las bibliotecas escolares del país. Aquí Saini recopila investigaciones y entrevistas a científicos que exponen errores tenidos como dogmas o revelan estudios que fueron fraudulentos. Rescata, además, nombres de científicas denostadas en su momento y cuyas teorías se han probado correctas en los últimos años. Pone en valor los trabajos de Jane Goodall, Sarah Blaffer Hrdy, Mary Jane Sherfey o Dian Fossey. El 8 de noviembre habla sobre los estereotipos que rodean ciencia y género en La Casa Encendida, en un acto de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (Fecyt). Repasamos con ella y su libro los falsos mitos del pasado y los derroteros que seguirá la ciencia del futuro.

Saini estudió en Oxford y el MIT y presenta programas científicos en BBC Radio 4.
Saini estudió en Oxford y el MIT y presenta programas científicos en BBC Radio 4.Cortesía de Círculo de Tiza

Pág. 230: “En ‘El origen del hombre’, escrito en 1871, Darwin afirma: ‘La mayor diferencia en la capacidad intelectual de ambos sexos es que el hombre alcanza mayores cotas de eminencia en cualquier cosa que emprende […] El hombre se ha hecho superior a la mujer'”

¿Darwin pensaba que la mujer era inferior?

Estas teorías sobre el género están tan arraigadas en todos nosotros, son tan universales, que es complicado pensar fuera de ellas. Hasta Darwin cometió errores, como nos pasa a todos. Si incluso un gran científico como él pudo caer en esta trampa, cualquiera puede.

¿Los científicos tienen que ser valientes para atreverse a refutar teorías consideradas verdades absolutas? 

Se ha producido un cambio en la percepción. Cuando tienes un punto de vista amplio y toda la investigación lo sigue, vas a poder entender mejor cómo es el mundo, basándote en esa amplitud de miras. Cuando tienes una perspectiva más abierta, tanto histórica como social como cultural, eso puede implicar que te replantees lo que crees saber. Pasa una y otra vez. Yo ahora estoy escribiendo un libro sobre la raza y lo veo constantemente: la visión limitada y la interpretación sesgada sobre el mundo han sido devastadoras, con efectos horribles, como la eugenesia a principios del s. XX. Las cosas pueden ir mal cuando la ciencia no es lo suficientemente abierta, objetiva u honesta. Eso ha ocurrido muchísimo con las diferencias entre sexos, y debemos ser conscientes de ello. Lo importante es que ahora estamos asistiendo a una aproximación más amplia, global, en la que participan más mujeres y minorías, hay diferentes perspectivas implicadas en los procesos. Y cuando eso ocurre la ciencia mejora. Y como resultado obtenemos una imagen mejor y más clara de quiénes somos realmente como seres humanos.

Pág. 27: “Hasta el siglo XX, lo normal era que no se admitiera a las mujeres en las universidades y que no ostentaran títulos […] Según los médicos, la tensión mental que requería la educación superior podía sustraer energía al sistema reproductivo femenino, lo que pondría en riesgo su fertilidad”

¿Hay muchos falsos mitos sobre las mujeres basados en ‘verdades’ científicas?

En los últimos tiempos ha habido mucha revisión sobre las diferencias de género y dentro de la ciencia también ha habido gente que ha mirado las diferencias entre sexos: normalmente se buscaba si hombres y mujeres tienen cerebros diferentes, si las diferencias son reales o se adquieren por la cultura… Y ahora estamos llegando a los hechos, entendiendo mejor cómo somos y en qué podemos confiar y en qué no. Se ha abierto un nuevo camino en el que las mujeres estamos presentes.

Entonces, ¿la sociedad y la cultura determinan más nuestro comportamiento que la biología?

Somos intrínsecamente criaturas sociales y culturales. Las diferencias culturales están en todo el mundo, y la cultura tiene un impacto profundo en cómo nos comportamos, cómo funcionan nuestras mentes o la apariencia de nuestros cuerpos. Por ejemplo, se espera que las mujeres sean delgadas, débiles, y los hombres más duros. Y esas ideas moldean nuestros cuerpos. Es un biólogo el que mira a la gente y dice las mujeres son mucho más delgadas y frágiles y los hombres son más fuertes y duros. Y esto no es necesariamente biología, lo hemos creado nosotros mismos a nuestra imagen social. Tenemos que ser muy cuidadosos con estas etiquetas cuando miramos al mundo real y decimos que las desigualdades que vemos o las discusiones sobre los sexos provienen de la biología. Porque no es así, la biología no determina que la mujer sea el sexo débil, decir eso es biológicamente injusto.

Pág. 313: “En su última obra, Kristen Hawkes sugiere que estas abuelas todoterreno pueden haber aparecido en un momento muy temprano del desarrollo humano, hace dos millones de años, lo que significa que quizá sean la clave de mucho más que de la mera longevidad humana. ‘Es posible que fuera la ayuda de las abuelas la que permitió al género Homo salir de África y ocupar regiones del viejo mundo templado y tropical’, especula”

La idea para escribir Inferior surgió cuando comenzó a documentarse para un artículo sobre la menopausia y descubrió sus diferentes interpretaciones. ¿Por qué le pareció interesante abordar cómo han cambiado las investigaciones?

Vengo del mundo de la ingeniería, en el que hay muy pocas mujeres. En estas disciplinas solo se contemplan opciones correctas y opciones erróneas. Si estás construyendo un puente y se cae, lo has hecho mal. No hay un área gris en la que varias cosas diferentes puedan ser ciertas a la vez. Lo que encontré intrigante es que hay campos como la psicología o la ciencia del comportamiento en los que puedes tener a un grupo de gente que cree una cosa y otro que piensa otra y esas teorías pueden convivir en el mundo. Eso me intrigó, me hizo plantearme la posibilidad de que quizá haya áreas de investigación en las que no podemos necesariamente confiar en todo lo que conocemos, que quizá no sea solo de una forma, y las cosas se puedan interpretar de un modo diferente.

Se tiende a pensar en la ciencia como hechos irrefutables, objetivos, pero en su libro expone que a veces es utilizada para demostrar puntos de vista, puede ser manipulada para manifestar opiniones. ¿Cree que en el futuro avanzará hasta mostrarse más crítica y se revisarán estudios y publicaciones y experimentos?

Creo que es algo que está ocurriendo ya, hay un montón de científicos, hombres y mujeres, que hoy en día están mirando a problemas de la ciencia que durante mucho tiempo se veían como dogmas y ahora se ponen en cuestión, se revisan estudios e investigaciones que con el tiempo se ha visto que no eran del todo rigurosos o, directamente, eran un fraude. Ahora la ciencia es mucho más crítica. Y eso es muy interesante, creo que es como debería ser.

Los científicos necesitan proyectar una visión más honesta de ellos mismos a la opinión pública. Yo creo que los investigadores son los mejores activos que tenemos para entender el universo y a nosotros mismos. Pero al mismo tiempo, tenemos que tener en cuenta que, en todos los campos, se pueden cometer errores. Es el proceso por el que aprendemos: cometemos errores y luego hacemos las cosas mejor, surgen los desafíos… Esta idea que normalmente tiene el público de que la ciencia es la producción de verdad no refleja el proceso real, y deberíamos ser más honestos, realistas, para entender cómo funcionan los procesos científicos.

Pág. 17: “Sin embargo, pocas mujeres continúan dedicándose a la ciencia con el paso del tiempo. En los puestos de responsabilidad permanecen en clara minoría. Es un patrón que se remonta tan atrás en el tiempo que ya nadie recuerda otra cosa”

¿Cómo se puede cambiar esto en el futuro y conseguir que haya más mujeres científicas?

Creo que está cambiando ya, veo a muchas más mujeres en la mayoría de las ciencias. Sigue habiendo una falta de representación femenina en matemáticas e ingeniería, campos que normalmente asociamos más a los hombres. Pero esa percepción también está cambiando. Para mí, el mayor problema sigue siendo la permanencia: mantener a las mujeres en las ciencias, hacer de ellas profesoras…

… Lograr que lleguen a la cima de sus carreras. ¿Será posible si se consigue la igualdad real?

Sí, pienso que hay una serie de soluciones sencillas para ello: consiste en crear una ecuación de trabajo. Tenemos nuestra sociedad planteada todavía, particularmente en el establishment científico, siguiendo el esquema de que las mujeres son las que hacen el trabajo del hogar: limpiar, cocinar, comprar, cuidar a los niños… En lugar de cuidar otras cosas. Y de esta manera no se pueden volcar en la investigación, pasar horas y horas en el laboratorio… Pero ya no vivimos así. Si las dos personas de la pareja trabajan se puede crear esa ecuación para repartirse el cuidado de los niños y el trabajo en casa. Porque aunque las mujeres ya forman parte de la fuerza de trabajo, seguimos esperando de ellas que se encarguen del hogar, ahí es donde radica el problema fundamental.

¿Y se resolverá?

Creo que las cosas cambiarán. Los hombres son capaces. Es infantilizarlos decirles que ellos no pueden hacer el trabajo de casa o cuidar a los niños. Tanto como decirle a una mujer que no puede ser matemática o ingeniera. Si la gente lo hace, las cosas cambiarán. Y ya está pasando.

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Sobre la firma

Ana Fernández Abad
La editora de estilo de vida de S MODA está especializada en temas culturales y personajes de actualidad. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Navarra y ha escrito en medios como Diario 16, El Comercio o Descubrir el Arte.

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