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MILF’s: ¿fantasía masculina o liberación sexual de la mujer madura?

La mujer mayor con ganas de saciar sus apetitos sexuales no siempre lo tiene fácil en una sociedad hecha por y para el hombre. Una nueva corriente literaria pone el foco en el sexo en la menopausia.

Susan Sarandon como Bette Davies en 'Feud'.
Susan Sarandon como Bette Davies en 'Feud'.Cordon Press (©FX Networks/Courtesy Everett C)

Años atrás, literariamente hablando, la mujer que estaba de moda era la treintañera soltera que, pese a ser una mujer atractiva, independiente y con éxito en su carrera profesional no tenía pareja y sus encontronazos con el amor o el sexo eran cómicos, dramáticos, tristes o surrealistas. Todo menos placenteros. El diario de Bridget Jones, escrito por Helen Fielding y publicado en 2001, es el máximo exponente de esta corriente literaria que explotaba el mito de la entonces “nueva solterona”, y que contaba con autoras como Marian Keyes, Sophie Kinselle, Lauren Weisberger –El diablo viste de Prada– o Candace Bushnell autora de Sex and the City, en el que se inspiró la serie de televisión. Corriente que algunos bautizaron como novela Chick lit.

El mensaje que traslucían estas lecturas creadas por y para mujeres era que vivir sola y sin amor era el precio que muchas tenían que pagar por ser independientes, listas y con pocas ganas de aguantar a nadie que no estuviera a su altura; ya que muchos homo sapiens, en su versión masculina, se negaban a cambiar –como habían hecho las féminas- y se aferraban a los antiguos y machistas roles de género.

Es posible que estemos en una nueva corriente literaria que centra su foco en las MILFs o mujeres maduras que, llegadas a una edad –a veces coincidente con la menopausia–, sufren una crisis vital que cambia sus vidas y las de sus allegados. Si se piensa bien, la situación puede dar para muchas páginas. Mujeres que han roto tabúes misóginos pero que han convivido con otros sin darles demasiada importancia hasta ahora –por ejemplo, la brecha salarial–. Mujeres que ven que han llegado a una edad sin conseguir muchas de las cosas que se habían propuesto, a la vez que sienten que se les acaba el tiempo. Mujeres que quieren exprimir al máximo su sexualidad –con fecha de caducidad– mientras su pareja entra, lentamente, en la filosofía contraria.

Susan Sarandon y Julianne Moore en el pasado festival de Cannes.
Susan Sarandon y Julianne Moore en el pasado festival de Cannes.Getty (Getty Images)

El libro Love and Trouble: A Midlife Reckoning de Claire Dederer, aborda esa temática, ya que la novela trata de una madre en sus cuarenta, felizmente casada, que de repente deja de ocuparse en satisfacer las necesidades de sus hijos y marido para pasar a centrarse en los suyas. Alguien que empieza a desatar sus deseos sexuales y a actuar como un hombre. La protagonista se va de vacaciones con sus mejores amigas, en vez de hacerlo con su esposo, y le pone los cuernos a éste con un escritor de California. Como comentaba un artículo de The Cut sobre el libro, “si fuera un hombre, se diría que está pasando la típica crisis de la mediana edad, de los 40. Algo de lo que ya se han ocupado sobradamente autores como Philip Roth, Richard Ford, James Salter o Junot Díaz, entre otros muchos. Estaría actuando como Bill Clinton, Tony Soprano o Don Draper”. Sin embargo, algo oscuro ronda la figura de la mujer madura hambrienta de sexo. La propia Dederer reconocía a The Cut “es curioso como a pesar de que la sociedad ya ha asumido que a una mujer joven puede gustarle mucho el sexo sin ser una fulana, esta aceptación no es tan segura cuando se trata de una mujer de cierta edad, casada y con familia. ¿Es posible que las mujeres mayores y con hijos puedan tener ganas de sexo?”, se preguntaba.

Los finales felices que exige Hollywood hicieron que el ama de casa de Los puentes de Madison (1995), renunciara al amor de su vida por la familia. ¿Qué hubiera ocurrido si decidiera dejarlo todo para seguir al fotógrafo del National Geographic?, ¿son las MILFs una simple fantasía sexual a la medida del hombre o conllevan una cierta reivindicación de que las maduras pueden, no solo seguir teniendo deseo, sino vivir su plenitud sexual pasados los 50?

¿Qué hubiera ocurrido si Streep lo hubiese dejado todo para seguir al fotógrafo del National Geographic?
¿Qué hubiera ocurrido si Streep lo hubiese dejado todo para seguir al fotógrafo del National Geographic?Cordon Press (Everett/Cordon Press)

 ¿Quién envejece mejor sexualmente: ellas o ellos?

 La respuesta no es fácil, aunque tendamos a pensar que ellos lo llevan peor porque izar un estandarte parece, a priori, más complicado que acondicionar un habitáculo para que algo quepa dentro. “A veces, las mujeres lo único que necesitan es un poco de lubricante; pero los hombres tienen que echar mano de la Viagra”. Una frase que he oído muchas veces pero que reduce la sexualidad a un mero hecho mecánico, a parte de darle al lubricante un súper poder, que poco tiene que ver con el deseo, la excitación y el disfrute. El hecho es que en una sexualidad activa y placentera intervienen otros factores –además de los meramente fisiológicos–, como psicológicos o afectivos.

Pero, para empezar con la maquinaria, Francisca Molero, sexóloga, ginecóloga, directora del Institut Clinic de Sexología de Barcelona, del Instituto Iberoamericano de Sexología y presidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología, apunta que “los cánceres dejan graves secuelas en ambos sexos. Los de próstata dejan al hombre sin eyaculación y los de ovario o endometrio afectan a la respuesta sexual de la mujer. Luego, están las enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes o el síndrome metabólico (un grupo de condiciones que aumentan el riesgo de desarrollar una enfermedad cardíaca, como tensión alta, colesterol, obesidad etc). Sabemos que en el hombre estas condiciones pueden producir problemas de erección, pero nunca se habían estudiado en la mujer. Ahora se están llevando a cabo investigaciones que apuntan que también podría afectarles a ellas en la fase de excitación y en la calidad del orgasmo”.

Suponiendo que uno llegue a la madurez sin ninguno de estos problemas anteriores y con una buena salud, entonces la actitud vital y psicológica son aspectos claves para poder disfrutar del sexo. Además de tener pareja o la posibilidad de que se produzcan encuentros sexuales. Según Molero, “mucha gente entra en la etapa madura con un sentimiento de derrota, de que la juventud, o lo bueno de la vida, ya se ha acabado. Pero si se afronta este cambio como el inicio de una nueva fase y no como el fin de otra, las cosas pueden ir mejor. En la mujer, la menopausia es un momento crítico, ya que es un periodo de confusión, cambio, rebeldía. Sexualmente, algunas mujeres ven como su deseo disminuye; mientras otras experimentan todo lo contrario. Se sienten liberadas de la tarea del control de natalidad y quieren experimentar cosas nuevas porque ven que tienen ya menos tiempo para hacerlo. En estos casos, el acompañamiento de la pareja o la posibilidad de tener relaciones es crucial, porque sino se sentirán frustradas. A menudo hay uniones en las que la mujer vive esta necesidad sexual pero el hombre no le acompaña, lo que puede producir la ruptura. Aunque también veo muchos casos en los que ellos hacen todo lo posible por complacerlas y ellas no les brindan la oportunidad”.

MILFs, brujas y menopáusicas empoderadas

 ‘Viejo verde’ es el calificativo que reserva la sociedad para un hombre bastante mayor que todavía está interesado en el sexo. ¿Cuál sería su equivalente femenino? Según comentaba la autora de Love and Trouble a The Cut, “brujas, feas o viejas locas”, son algunos de los nombres que se le dan a las mujeres de edad que no quieren reprimir sus instintos sexuales y se niegan a pasar sus horas libres haciendo sudokus para prevenir el alzheimer. La teoría que expone esta escritora es que el género femenino ha internalizado el mensaje que la sociedad le ha venido lanzando desde siglos. Intentar emular a los hombres en este sentido puede resultar ridículo o, cuanto menos, extraño. Todavía es portada que la primera dama francesa sea mayor que su pareja, no lo es que Donald Trump se haya casado con una señora 24 años más joven.

Este mensaje grabado a fuego es algo que Alicia López, socióloga, psicóloga y coaching emocional de la agencia matrimonial Lazos, en Madrid, ve cada día en su trabajo. “La mujer madura que solicita nuestros servicios tiene el síndrome de “ya no soy tan joven”. Es una persona que ha estado siempre en el mercado de la pareja (especialmente si no ha tenido relaciones estables) y ve a las chicas con menos años como sus rivales. Aunque las cosas van cambiando a mejor, muchas mujeres afrontan la búsqueda de un compañero con muy pocas esperanzas; ya que piensan que los de su misma edad las prefieren más jóvenes y tampoco quieren salir con hombres que ya están en la vejez. Si encuentran una pareja de menor edad, a menudo se sienten culpables o piensan que, tarde o temprano, las va a abandonar por una jovencita. A veces, ellas mismas rompen ante el miedo de que eso se produzca. Los hombres, sin embargo, piensan que si están con una chica de menor edad es porque ella les admira y porque van a aprender muchas cosas con él. La buena noticia es que hay muchos interesados en mujeres de su edad con las que puedan intercambiar experiencias similares, sabiduría y descubrimientos de todo tipo, hasta sexuales”.

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